La historia de Colonia Belgrano, el pueblo santafesino que busca pobladores, llegó a la BBC de Londres
Uno de los medios de comunicación con mayor prestigio en el mundo llegó a la pequeña localidad de Colonia Belgrano, en el departamento San Martín de la provincia de Santa Fe, para contar la experiencia que allí se está viviendo desde hace muy poco tiempo. A continuación se reproduce parte de la nota escrita por Daniel Pardo para el sitio londinense.
«Bienvenidos a mi Pueblo» es el proyecto piloto de Es Vicis, una organización sin ánimo de lucro que busca mejorar la vida de la gente no sólo en Argentina, sino en otros países.
«La idea es pasar de esta experiencia exitosa a replicarla en otros lugares con problemáticas similares», dice a BBC Mundo Agustina Valverde, una de las coordinadoras del proyecto.
«En las ciudades de Argentina, y muchas otras partes del mundo, la gente vive entre la preocupación de la inseguridad y imposibilidad de encontrar trabajo, pero al tiempo hay miles de pueblos que necesitan una inyección de población para resurgir», explica.
Colonia Belgrano tiene 1.500 habitantes, pero su infraestructura puede alojar a 2.500 personas.»Los sistemas de luz, agua, educación o salud están todos subutilizados, porque en las últimas décadas mucha gente se fue y nadie llegó», indica Javier Bosio, presidente de la comuna del pueblo, una suerte de alcalde.
«Entonces hay menos gente, hay menos impuestos, pero el costo de los servicios es el mismo y se forma un estancamiento del pueblo», añade.
Los movimientos de «neorruralismo» surgieron en Europa en los años 60 como una expresión de contracultura en respuesta a los patrones de consumo del capitalismo, concentrado en las ciudades industriales.
Pero durante la última década algunas urbes de países desarrollados, especialmente en Estados Unidos, han visto cómo miles de habitantes -por necesidad o gusto, más que por política- han decidido dejar las ciudades en un proceso conocido como «contraurbanización».
Argentina es uno de los países con más población urbana de América Latina, con un 92% viviendo en ciudades.
Con iniciativas como «Bienvenidos a mi Pueblo» quizá ese número, desde ahora y de manera muy lenta, pueda cambiar.
Adiós al estrés de la ciudad
Aunque 20 familias suena a poco, los gestores del programa esperan que el movimiento económico y social que implica introducir nuevos habitantes a una comunidad cerrada tenga un efecto de bola de nieve que reanime a los demás residentes.
Colonia Belgrano es parte de una microrregión de 80.000 habitantes en la que decenas de pueblos integran una gran red de intercambio y coexistencia.
A 120 y 160 kilómetros están las ciudades de Santa Fe y Rosario, respectivamente, dos de las más peligrosas y con mayor pobreza de Argentina.
«El perfil de las familias que vendrán a Colonia es muy parecido al de miles de familias de estas ciudades», asegura Bosio. De ellas, 11 son de Rosario y 9 de Santa Fe.
En un país donde acceder a un alquiler es complicado y cada vez más costoso, la mayoría de estas familias, según Bosio, se habían quedado sin casa y estaban viviendo con sus padres. Pero Bosio, quien pertenece al Partido Socialista, se defiende de quienes lo acusan de populista.
«El proceso de selección de las familias se hizo de manera muy cuidadosa buscando que lo que se genere sea un emprendimiento, no desidia», afirma.
«Se ha dicho que acá estamos regalando casas y tierras, pero eso no es lo que pasa», dice en referencia a los créditos auspiciados por la gobernación de Santa Fe, también administrada por un socialista.
Lo han criticado, asimismo, por darle un golpe a los productores locales, pero él dice haber invitado a los residentes a las capacitaciones y «solo fueron cuatro».
«No queremos afectar ningún comercio. Queremos es reanimar a los que ya hay», alega.
Esta región, que recibió casi 40.000 inmigrantes suizos entre 1857 y 1924, ha sido durante décadas cuna de emprendedores agrícolas e industriales. Y eso es precisamente lo que se quiere recuperar.
«Renací»
De las 20 familias que ganaron el puesto, cinco ya están radicadas en Colonia Belgrano, pagando arriendo y preparando el terreno. Con un mate del que tomaban unas 15 personas y alrededor de una mesa cubierta de panecillos dulces (acá les dicen facturas), los miembros de las familias hablaron con BBC Mundo.
De los hombres, uno es experto en heladeras, otro en cañerías y otro en metalurgia. Todos dijeron ya tener clientes de la zona en su agenda.
De las mujeres, todas aseguran haber «recuperado la felicidad» ahora que ya no están en la ciudad. «Ahora me he encontrado con la rara situación de tener tiempo», dice María Fernanda Zapata, quien vivía en una casa prestada y se enteró por redes sociales de la convocatoria.
«Antes estaría corriendo, cocinando, qué sé yo, pero ahora tengo tiempo de jugar con los niños, estoy haciendo de madre, renací», continúa.
Fernanda dice que ahora quiere dedicarse a cosas que la enriquecen a ella, como hacer artesanías.
Su felicidad es contagiosa. Como la de Víctor López, el plomero, que anda emocionado porque su hijo ahora puede montar en bicicleta fuera de la casa.
«Con solo 10 días de haber llegado a Colonia Belgrano», relata, «Ariel ya había aprendido a montar en bicicleta sin rueditas». Con solo 10 días, el niño ya anda por este pueblo como si fuera su casa. Ahora lo es.