39 policías fueron echados de la fuerza por distintos delitos durante 2016
La crisis que envuelve a la Policía de Córdoba desde hace tiempo y que pareciera haber eclosionado en las últimas semanas se está traduciendo en una “limpieza” puertas adentro. Al menos 39 policías fueron cesanteados el año pasado por orden directa del Gobierno de Córdoba, en base a las investigaciones del Tribunal de Conducta Policial y Penitenciario, el órgano encargado de investigar y sancionar a nivel interno a los malos uniformados.
Dicho de otra forma: al menos tres hombres de azul fueron echados de la fuerza por cada mes.
Las cesantías implican que el oficial pierde su estado policial como tal y vuelve a su casa, sin trabajo ni sueldo, y con la suspensión de los aportes previsionales y la obra social, independientemente de lo que haya o no resuelto la Justicia en el marco de las causas penales, que corren de forma independiente.
La noticia de los 39 efectivos cesanteados fue confirmada por el secretario de Seguridad Ciudadana de Córdoba, Diego Hak, quien tuvo que salir a dar la cara públicamente ante la crisis policial en lugar de su jefe directo: el ministro de Gobierno y Seguridad, Carlos Massei, de vacaciones.
“Cesanteamos a 39 policías y hay en materia de investigación 20 casos puntuales”, precisó Hak. Y fue más allá. “El caso de (subcomisario Víctor) Barrionuevo es una causa que está llevando adelante el Tribunal de Conducta. Más allá de la sanción legal que tenga de la Justicia, Barrionuevo va a ser echado porque no actuó con el decoro correspondiente”, dijo el funcionario provincial a radio Mitre 810, el pasado viernes.
Las causas que derivaron en cesantías fueron tanto por hechos delictivos (robo, coacción, homicidio, por citar ejemplos), o bien por faltas administrativas más leves.
Principalmente, los sancionados fueron hombres.
Pese a todo, se trata de un porcentaje muy bajo (no llega al uno por ciento) si se toma en cuenta la nómina total de personal de la Policía de Córdoba: unos 20 mil efectivos para toda la provincia.
Por otro lado, unos 450 uniformados (en su gran mayoría policías; muy por encima de los guardiacárceles) fueron cesanteados desde 2007 hasta 2016 incluido, según informes oficiales del Tribunal de Conducta Policial y Penitenciario, de acuerdo con lo confirmado por fuentes gubernamentales a La Voz . Esto representa, en promedio, unos 50 por año.
Sancionados y a casa
Cuando un o una policía cae preso o es imputado o es sancionado por alguna falta administrativa, de forma independiente a lo que haga la Justicia penal, a nivel interno se abre un sumario.
Este expediente queda en manos del Tribunal de Conducta, un órgano conformado básicamente por abogados (civiles) que reemplazó a la desaparecida Dirección de Asuntos Internos en la Policía (donde había comisarios). El Tribunal de Conducta, si bien es autárquico, depende finalmente del Gobierno provincial y es presidido por Ana Becerra.
El sumario contra un policía se sustancia a nivel interno y, en ese tiempo, el acusado puede ofrecer sus pruebas y defenderse. Luego, tras analizar toda la causa, el ente emite su resolución final.
La primera medida sancionatoria previa es la situación pasiva: el policía deja de trabajar por un tiempo determinado, se le quita el arma de fuego y se le reduce el sueldo de forma significativa.
Es lo que pasa, por ejemplo, con el subcomisario Víctor Barrionuevo, quien está preso y acusado de liderar una banda de ladrones. El hecho es que fue sorprendido días atrás mientras robaba un vaso térmico de un hipermercado.
Fuentes gubernamentales indicaron a La Voz que hay unos 300 efectivos policiales –desde simples agentes a comisarios– que fueron puestos en situación pasiva en los últimos tres años en Córdoba.
Castigos de todo tipo
Durante 2016, hubo de todo en materia de policías en pasiva: varios cayeron acusados por robos (hasta un oficial del Eter terminó preso); otros fueron imputados por integrar bandas que sustraen autos; una mujer fue sancionada por amenazar, golpear y disparar contra el novio de su hija; otros por violencia familiar; varios por perder armas…
El sumario avanza. Luego de una serie de análisis de pruebas (y contrapruebas y defensas del acusado), el Tribunal de Conducta puede terminar absolviendo o condenando.
La sanción mínima puede ser un apercibimiento o una suspensión por un tiempo determinado, o bien algo más grave: la cesantía.
El policía deja de trabajar, pierde su estado, se le quita el arma y no cobra más sueldo ni recibe aportes. Debe buscar un nuevo trabajo para tener jubilación.
Hay una sanción más grave: la exoneración.
Esta medida se da cuando el policía ya ha sido condenado por un grave delito penal. En ese caso, el uniformado pierde todo, incluso sus aportes previsionales.
Es muy probable que en esa medida terminen los dos suboficiales que, a fines del año pasado, fueron condenados por un caso de “gatillo fácil”, cuya víctima fue Fernando Pellico.
Silencio del jefe. Pese a los reiterados intentos de este diario para obtener su opinión, el jefe de Policía, Gustavo Marcelo Vélez, se mantuvo en silencio.
Depuración de malos efectivos en 9 años. Unos 450 uniformados (en su gran mayoría, policías; y en menor medida, guardiacárceles) terminaron cesanteados (echados) por orden del Tribunal de Conducta Policial y Penitenciario de Córdoba, según confirmaron fuentes oficiales.
Coimear a quien sanciona. En el Tribunal de Conducta recuerdan la vez que en que un oficial de alto cargo, que acababa de ser exonerado (figura más grave que la cesantía) ofreció un BMW a quien estaba por notificarle la sanción.
Barrionuevo, otro que va camino a la cesantía. “Más allá de la sanción legal que va a tener de la Justicia, el subcomisario (Víctor) Barrionuevo va a ser echado porque no actuó con el decoro correspondiente”, dijo a la prensa el secretario de Seguridad Ciudadana, Diego Hak. El policía, acusado de haber liderado una banda que cometió un asalto, está preso a disposición del fiscal Raúl Garzón, quien lo imputó como supuesto autor de robo calificado.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior