La enigmática vida del Padre Pío y su imagen en San Francisco
La representación de la figura del heredero espiritual de San Francisco de Asís, fue realizada por los artistas locales Oscar y Damián Bolaño, e inaugurada en 2006, en ocasión de la celebración del 45 Aniversario de la Arquidiocesís de nuestra ciudad.
El Santo de la gente
Desde niño sintió una profunda vocación religiosa y a los 16 años fue aceptado como novicio en el convento de los frailes capuchinos en Morcone. En agosto de 1916 fue ordenado como sacerdote en la catedral de Benevento y posteriormente fue enviado al convento de San Giovanni Rotondo, en la provincia de Foggia, donde vivió hasta su muerte en 1968.
Desde su aparición en sus años de juventud, los estigmas pasionarios de Jesucristo acompañarían por el resto de su vida al Padre Pío hasta el día de su muerte, a los 81 años. Por ello, cuando confesaba o hacía misa, llevaba las manos cubiertas con guantes o vendas, aunque en algunas ocasiones eran sus mismos superiores los que le pedían que descubriera sus manos para que los estigmas pudieran ser fotografiados.
Además de sufrir los estigmas pasionarios y desprender el “olor a santidad”, una fuerte fragancia de flores que se podía percibir en su presencia, los acólitos del padre Pío aseguraban que éste tenía otros dones como la clarividencia y discernimiento extraordinario o capacidad de leer las conciencias, don que utilizó frecuentemente durante el ministerio del sacramento de la confesión; la curación de enfermedades mediante el poder de la oración; la levitación o poder de suspenderse por sí sólo en el aire; la xenoglosia o facultad de hablar varios idiomas; la bilocación o la capacidad de estar en dos lugares al mismo tiempo; y la capacidad de ver apariciones de ángeles, demonios, personas fallecidas, la Virgen María y Jesucristo.
Rechazo de la Iglesia
Los milagros del Padre Pío fueron objeto de numerosas investigaciones. En el período comprendido entre 1924 a 1931, de hecho, la Santa Sede hizo varias declaraciones negando que los acontecimientos en la vida del padre Pío se debieran a alguna causa divina. Y en un momento dado, se le impidió públicamente el desempeño de sus deberes sacerdotales, como el confesar y dar misa. El padre médico y psicólogo Agostino Gemelli, enviado por el Vaticano para investigar el caso, afirmó que sus estigmas “eran de origen neurótico”. Por temor a disturbios locales, un plan para transferir al padre Pío a otro convento fue abandonado por temor a los disturbios que se pudieran producir y un segundo plan fue cancelado cuando una manifestación organizada por sus acólitos estuvo a punto de desbordarse.
Como consecuencia de esto, el Padre Pío pasó 10 años ―de 1923 a 1933― aislado completamente del mundo exterior. El Papa Pío XI ordenó a la Santa Sede que se revirtiera la prohibición de la celebración de misa y confesión, mientras que el Papa Pío XII, quien asumió el papado en 1939, animó a los devotos a visitar al religioso, que fundaría por esta época la “casa de alivio al sufrimiento”, un hospital para curar a los enfermos tanto desde el punto de vista espiritual como físico.
Reivindicación y cononización
El papa Juan XXIII, por el contrario, después de atender algunas denuncias que aseguraban que el Padre Pío falsificaba sus milagros, provocaba sus estigmas con ácido nítrico y usaba agua de colonia para crear el «olor de santidad» que lo hacía famoso, le prohibió decir la misa en público, publicar sus populares oraciones, recibir visitas y hablar con mujeres en privado. El papa Pablo VI, que reemplazó a Juan XXIII tras su muerte en 1963, negó las acusaciones de su antecesor y reivindicó la figura del Padre Pío. En este sentido, Juan Pablo II, finalmente, lo consagraría como santo en el año 2002.
Milagroso
Los investigadores e historiadores dan cuenta de innumerables testimonios y registros de milagros producidos por el Padre Pío durante sus, como así también de la existencia de una infinidad de anécdotas que grafican no sólo esta capacidad, sino también su sagacidad, calidez humana y buen humor.
Última morada
El 20 de septiembre de 1968 el se celebró una misa multitudinaria en su capilla de San Giovanni Rotondo en conmemoración por los 50 años que el Padre Pío venía recibiendo los estigmas pasionarios. Sus fieles ubicaron alrededor del altar 50 grandes macetas con rosas rojas, simbolizando su medio siglo de sangre. Tres días después, a los 81 años, el padre Pío falleció y su funeral fue tan multitudinario (llegaron más de 100 mil personas) que tuvieron que pasar cuatro días para que la multitud de personas pasara a despedirse
El 16 de junio de 2002 el religioso capuchino que según los relatos de sus fieles sufría los estigmas de Jesucristo, podía flotar en el aire y estar en dos lugares a la vez, leer las conciencias de sus acólitos, hacer florecer a los almendros y callar a los pájaros, fue canonizado bajo el nombre de san Pío de Pietrelcina. Su cuerpo, que pese al paso del tiempo permanece incorrupto en una urna de cristal en el santuario de Santa María de la Gracia, en San Giovanni Rotondo, fue expuesto a pública veneración en 2008. Hoy, San Pío de Pietrelcina, el santo más venerado de Italia, es conocido en la península simplemente como “el santo de la gente”.