El primer centro de producción cannábica está en Córdoba
Es un local pequeño que todavía no se anima a la gran vidriera que muestre sus productos iluminados a los peatones de la zona céntrica, como ocurre en Canadá, Estados Unidos u Holanda.
En el local 18 de la galería Argenta, en la esquina de Chacabuco y San Jerónimo, abrió el que es –afirma su propietario–el primer centro de difusión y producción de aceite de marihuana del país.
Daniel Landgreen es alguien conocido en el mundo cannábico de la Argentina. Dirige desde hace varios años la Comunidad Cannábica Córdoba, que anualmente marcha por las calles pidiendo la legalización del autocultivo y del consumo, no sólo medicinal sino recreacional de la planta.
Hace un año y medio Landgreen estuvo detenido 40 días en la cárcel de Bouwer acusado de “tenencia de semillas para producir estupefacientes”, y está a la espera de ser llevado a juicio.
Desde entonces se encuentra a la cabeza de un reclamo judicial para que Argentina modifique la ley de estupefacientes 23.737 aprobada en 1989.
Esa ley castiga con cuatro años de prisión a quien siembre, cultive o guarde semillas de marihuana, y ha quedado desactualizada frente al nuevo marco legal nacional: en marzo el Congreso argentino aprobó la ley 27.350 que permite el acceso legal al aceite de marihuana con fines medicinales, crea un registro de pacientes y deja abierta la puerta para que el Estado siembre marihuana y produzca sus propios derivados, tal como ocurre ya en Chile.
Medicina y recreación
Landgreen lleva ocho años fabricando productos cannábicos y es uno de los numerosos productores que, todavía sin un marco legal definido, abastecen de aceite a miles de pacientes de aproximadamente 45 diferentes patologías.
La flamante ley argentina, criticada por incompleta y su escaso alcance, permite la importación del aceite para pacientes con epilepsia refractaria y ha dejado en un limbo legal a miles de pacientes, que sufren otras enfermedades, y usan marihuana medicinal con fines paliativos.
En su local, Landgreen comercializa cuatro variedades de aceite cannábico. Las produce con marihuana sembrada por ocho productores cordobeses que utilizan la modalidad indoor (bajo techo), lo que le garantiza el suministro continuo todo el año al no depender de variaciones ambientales.
Vende un aceite con alto contenido de CBD (uno de los componentes químicos de la planta, que no produce efecto alucinógeno) destinado para pacientes epilépticos de hasta 21 años. Otro aceite, denominado numeral 77, lo buscan pacientes con enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer, y también con artritis o fibromialgia. El tercer aceite, numeral 11, lo usan pacientes con cáncer y otras enfermedades terminales, y el cuarto, el más analgésico, es el denominado internacionalmente painkiller , que actúa como la morfina y se usa para dolor agudo crónico. Estas últimas variedades tienen, en diferentes proporciones, THC, el más conocido componente cannabinoide, con efecto psicoactivo, muy buscado por quienes hacen un uso recreacional de la marihuana. “Tuvimos que ponerle una marca a nuestros productos –explica Landgreen– porque con este crecimiento que hay en el mercado argentino, en este momento hay como una anarquía y queríamos certificar la cepa y la calidad de lo que vendemos”.
Legalidad y médicos
Mientras la charla avanza, los clientes van entrando y saliendo del local, que es atendido por dos jóvenes. Llegan chicos y chicas, solos y en pareja. Tienen pinta de universitarios, y algunos cargan apuntes. Además de aceite y crema de marihuana usadas como cosméticos o para cicatrización, el local tiene el stock de cualquier grow shop (tienda de cultivo) de los cientos que existen en el país: lámparas para cultivos indoor , pipas, revistas especializadas.
Un punto importante, es la relación de esta fitoterapia con la medicina tradicional, con los médicos y las expectativas que los pacientes depositan sobre el aceite.
“Estamos dispuestos –dice Landgreen– a que haya accesibilidad del producto para quienes lo necesiten. Damos formación sobre el tema no sólo a jóvenes interesados en el autocultivo sino que recibimos a médicos interesados en aprender sobre la dosificación, ya que cada vez son más los pacientes que usan productos de marihuana. Tenemos relación con epileptólogos, oncólogos y neurólogos que ven que el aceite tiene buenos resultados en esos rubros, como paliativo”.
El dueño del local dice que “en la Facultad de Medicina de Córdoba los estudiantes ni han leído en sus libros la palabra cannabinoide y les siguen transmitiendo conceptos perimidos”. Por eso, apunta, es importante un proceso formativo. “Me alegra que el Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba haya anunciado que planea abrir una planta de producción cannábica para responder a esta misma demanda”, subraya.
Landgreen dice que en Argentina “este trabajo se hace desde la ilegalidad, porque se acaba de aprobar una ley que es una frazada corta”. Y critica la movida uruguaya de venta libre en farmacias. “Ahora los consumidores descubrieron que les venden una variedad con apenas el dos por ciento de THC, por lo que van a volver al ladrillo de marihuana paraguayo que tiene una concentración mayor y así la lucha contra el narcotráfico no será efectiva”, explica.
Usuarios responsables
Landgreen cuenta que atiende a unos 400 pacientes de todo el país, y que también tiene clientes de Perú, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Santo Domingo. Atribuye ese éxito a la calidad genética y la experiencia de manejo de cultivos que han alcanzado los productores cordobeses, que “se ha visto en las 14 competencias cannábicas nacionales que se han realizado”, y que les ha permitido a algunos “estar hoy al frente de granjas de marihuana en California o dirigiendo cultivos de laboratorios médicos en Suiza”.
En su opinión, “sólo los necios van a seguir diciendo que prohibir la marihuana es luchar contra el narcotráfico. Necesitamos ir hacia usuarios responsables. Cuando hay información y responsabilidad se caen los mitos y si vendemos productos de calidad, nadie va a necesitar ir a comprar marihuana paraguaya manejada por el narcotráfico. Hoy, gracias al discurso medicinal, los consumidores ya no tienen que ocultar sus plantas y pueden conversar del tema con sus familias. Esto es parte de un cambio cultural”.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior