Las PASO del «garrote»
¿Sirven las PASO? Tengo la impresión de que, si salimos ahora mismo, y empezamos a preguntarle a la gente, la gran mayoría dirá que no, que no sirven para nada.
Es una opinión que también se asoma en los medios. Y los argumentos que se aducen, en general, son que las PASO significan un enorme gasto monetario pero que definen muy poco, ya que los partidos importantes, en lugar de ir a internas, presentan candidatos elegidos a dedo o por el consenso de los líderes.No obstante, no es este el momento para analizar la relevancia de las PASO. Debemos tener en cuenta que esta instancia es, en espíritu, un mecanismo democrático; su mal funcionamiento en todo caso es una deuda de la clase política, no de la institución en sí. También la Justicia -por dar un ejemplo- funciona mal, y cuesta mucho, y eso no significa que haya que abolirla. La utilidad de las PASO es un debate que nos debemos para otro momento. Ahora, en todo caso, deberíamos pensar en las consecuencias que tiene esta idea de que “no sirven para nada”.
El hastío, sumada a las pocas repercusiones de no ir a votar (una multa que, al no estar actualizada, es de apenas 50 pesos) favorece sin duda a los partidos con una estructura mejor aceitada y con militantes más comprometidos: es decir, Cristina en la Provincia de Buenos Aires, y el caudillismo en muchas provincias del interior del país. Por cierto, nadie cuestiona demasiado que ese será el resultado final de la elección, algo que también colabora en restarle importancia. ¿Para qué ir a votar, si de todas maneras va a ganar ella? El gobierno parece preocupado en no perder , esta aura de derrotismo es contagiosa.
Por cierto; también parece que el único resultado que importa es el de la Provincia de Buenos Aires. Está bien, se trata de un distrito importante; pero también vivimos en un país federal, en que todas las provincias cuentan con los mismos representantes en la cámara alta. Sin embargo, es poco el tiempo que se dedica a Córdoba o a Santa Fe, ni que hablar de Formosa o La Rioja. Parece que lo único importante fuera el escenario en que Cristina, Massa, Randazzo y Vidal (indirectamente) van a competir. Los presidenciables, digamos. Sin embargo, las elecciones legislativas también marcan presencia territorial, y en ese cambio la victoria constante y sonante (si no la simbólica) probablemente será para Cambiemos.
Si las PASO por sí mismas no lograron entusiasmar, mucho menos lo hicieron las campañas en cuestión. En los últimos treinta días vimos una serie de ideas poco inspiradas, avisos viejos, y pocas iniciativas para llegar a los nuevos electores y a los indecisos. Mucha timidez, sobre todo. El gobierno recurrió a los timbreos de siempre y apeló, con inseguridad, a lo ya hecho. También usó al cuco de Cristina.
En cuanto a Massa, prometio ser capaz de vencer a la ex presidenta, parece que deberá conformarse con ser el candidato spoiler nuevamente ,Es que pesa la sensación de que es un candidato que aspira sólo a lograr un objetivo inmediato, sin encontrar un rumbo definitivo ; es por eso que recurre a armados coyunturales y sin mucha lógica: ahora con Stolbizer, antes con De la Sota, mucho antes con Cristina. Pero esas alianzas son casuales y apuntan no a crear un frente que sea capaz de gobernar, sino meramente uno capaz de ganar una elección.
Párrafo aparte merece Florencio «Spock» ( Viaje a las Estrellas) Randazzo. Su aparición, holograma mediante, podría ser un símbolo de lo que fue toda su campaña. Grandes aspiraciones pero no mucho respaldo. Gestos espectaculares, como un holograma, pero con escasa sustancia… como un holograma también. Randazzo se vendió por lo que él dijo que valía; al final, tendrá que conformarse con cobrar lo que realmente vale.
Hagan la prueba de preguntarle a la gente que conocen si algún aviso, alguna aparición pública o discurso sirvió para hacerlos decidir su voto. La respuesta más probable es que no; que la mayoría vote no por convicción de que tal o cual candidato es el indicado, sino por razones estratégicas y complicadas. O hasta que no vote. El spot que más repercusión causó, sin dudas, fue el del ex jugador de fútbol José Sanfilippo: “Garrote, garrote y garrote”. Y no precisamente porque haya decidido a mucha gente a votarlo. Lo más llamativo que puede tener un spot, hoy en día, es una frase graciosa, o la aparición de un personaje al que se suponía desaparecido o ajeno a la política.
De seguro los dirigentes tendrán mucho que pensar y replantearse de cara a las elecciones generales. Especialmente si es que, habiendo tantas grandes figuras en la competencia, lo único que la gente recordará de esta campaña es el “garrote, garrote y garrote” de un candidato menor.
(*) Magister en Comunicación y Marketing político Universidad del Salvador. Postgraduate Business and Management. Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Dirección y Realización Televisiva. Buenos Aires Comunicación BAC. www.eduardoreina.com