Recalculando… La estrategia le gana al voluntarismo
A esta altura, es poco probable que las elecciones de Octubre nos deparen alguna sorpresa. Cambiemos casi seguramente ganará por un margen importante (podría ganar por el 5 por ciento en la provincia Bs. As.) y quedará sellado un cambio de ciclo, con lo que todo el arco político deberá replantearse sus posicionamientos y estrategias a futuro. O por lo menos, es lo que deberían hacer. Gobierno con poder con mejora de la economía, los demás estamentos se acomodan al poder…
Seamos honestos: esta campaña no fue muy brillante. Más bien le faltaron ideas, temas fuertes de discusión, profundidad. Pero si algo se puede aprender de ella y de sus resultados es que la estrategia siempre le gana al voluntarismo. Eso es lo que los partidos deberían aprender de esta experiencia, si quieren reconfigurarse a futuro.
El caso del kirchnerismo es uno de los más ejemplificadores. Cristina y los suyos llegaron a 2017 suponiendo que con sólo su presencia sería suficiente para ganar. Ya fuera a causa de una mala lectura de la realidad, o de una confianza en la mística ganadora del kirchnerismo, esta actitud se tradujo en una planificación muy mezquina de campaña (seguramente intimidados por los pocos argumentos que tienen para defender su pasado y citas con la justicia). Sólo a destiempo, y casi por desesperación, apelando a su excelente manejo de los medios la ex presidenta decidió salir y hablar…
Es que el puro voluntarismo, suponer que es bastante con las ganas de ganar para ganar puede funcionar en un libro de Coelho, pero no en la política nacional. Por contraste, el gobierno planteó una estrategia clara, con desaciertos, pero que es suficiente para conseguirle una victoria y muchas más. Ya se ha lanzado a instalar en la opinión pública la idea de que la gente “está mejor” y de que se empieza a sentir la bonanza, se apuran juicios y detenciones (De Vido, el Pata Medina, Santamarina en la mira, y quizás Moyano para el postre), y se apuntan los cañones al tema que ha sido el principal verdugo del kirchnerismo: la corrupción.
Frente a esta capacidad de hacer, el kirchnerismo, sin darse cuenta de que en esta elección no contaría con la maquinaria mediática oficial, se quedó en una mera expresión de deseo. El gobierno, que ya entendió hace tiempo la importancia de la estrategia, seguirá teniendo la ventaja sobre propios ajenos. En el nuevo escenario que se abre después de octubre, el radicalismo deberá reafirmar la alianza con el PRO, eligiendo dirigentes con capacidad de hacer, y el peronismo tendrá que barajar y dar de nuevo. La disyuntiva es reorganizarse prescindiendo de la base sindical vulnerable y corrupta, o llorar abrazando un bombo en la Plaza de Mayo.
Massa todavía está a tiempo de reinventarse para no quedar como el jamón del medio, la tercera opción que a nadie le entusiasma y el ni muy muy ni tan tan. Para otros, como para Randazzo, probablemente ya es tarde para reinventarse y quedar como otra cosa que como un recuerdo y un pésimo intento político. Muchas son las víctimas del voluntarismo kirchnerista, y la más notoria de ellas es la propia Cristina. No faltan quienes dicen que todavía tiene chances de volver, pero hasta ahora sólo muestra que ha quedado atrapada por su propio relato, del que no puede escapar.
Cristina sigue pensando en una traición en masa, pero más bien se ha instalado un nuevo paradigma con menos tolerancia para la corrupción y los desmanes al frente del estado. Los gobernadores peronistas no comen vidrio y en 2019 sabrán leerla la realidad de esta manera en lugar de comprar el relato kirchnerista de siempre. Aunque en política todo puede pasar, la posibilidad del regreso de Cristina parece cerrada si se sigue buscando con estos métodos.
Tarde o temprano todos los mitos caen. El mito de la invencibilidad kirchnerista fue uno. Otro es el mito de la voluntad como herramienta que por sí sola puede lograr un cambio político. Pero eso sí, los mitos no tardan en ser reemplazados por otros. Con los nuevos rumbos políticos que estamos viviendo comienza a tomar cuerpo. El mito Cambiemos,es la marca Cambiemos, con sus buenas o malas, con rigurosidad de trabajo y poniéndose objetivos a futuro esta transición abre nuevas oportunidades. Se formarán coaliciones rivales alrededor de los candidatos que la gente pensó que podían llevar adelante sus intereses.
El desafío es no aferrarse demasiado a nuestros mitos, no quedar atrapado en ellos y saber reconocer cuando haya llegado el momento de recalcularlos.
(*) Magister en Comunicación y Marketing político Universidad del Salvador. Postgraduate Business and Management. Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Dirección y Realización Televisiva. Buenos Aires Comunicación BAC. www.eduardoreina.com