Macri va por el fútbol
Mauricio Macri ya lo hizo saber. En 2018, sí o sí irá por el fútbol. Superada la tensión política extrema por la reforma previsional, en el primer semestre del año próximo, el presidente de la Nación acelerará a fondo para conseguir que el Congreso Nacional por fin le apruebe su proyecto para que los clubes finalmente puedan convertirse en sociedades anónimas deportivas. O al menos incorporar el aporte de accionistas privados.
La decisión ya ha sido tomada en el más alto nivel y el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis y el empresario Fernando Marín, quien actualmente cumple funciones muy cerca de Carlos Mac Allister, el secretario de Deporte, han sido designados por Macri como los funcionarios que deberán empezar a hablar con los dirigentes para negociar un apoyo que hoy por hoy escasea.
Daniel Angelici será otro de los motores que impulsarán la polémica iniciativa. El titular de Boca tiene una posición ambigua sobre el tema. Las niega para su club: “No hay ninguna posibilidad que entren las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas). Boca seguirá siendo una Asociación Civil”.
Pero las acepta para los demás. “Algún club que no esté bien, que siempre financieramente esté en deuda, puede aplicarlas”, señaló Angelici.
La idea de Macri es que el proyecto salga con forma de ley en el Congreso antes del comienzo del Mundial de Rusia. Pero si esto no sucediera y la oposición fuera en aumento, al igual que con la reforma previsional, el Presidente no descarta recurrir a un decreto de necesidad y urgencia para aligerar los tiempos. Cuestión de que cuando arranque la Superliga 2018/19, los clubes ya estén en condiciones de recibir el aporte de inversores que bien podrían tomar el control total del manejo de los equipos de fútbol o incorporarse como accionistas minoritarios pero con voz y voto a la hora de las decisiones importantes.
Para que ello suceda, tanto la AFA como los clubes deberían modificar sus estatutos para posibilitar el acceso de los inversores privados. En esas asambleas, se descuenta la férrea oposición de los socios que se resisten a perder el control de las instituciones. Habrá que ver cuántos dirigentes y con qué argumentos se atreven a enfrentarlos.
“Está todo por hacer, es un negocio virgen, sobran los interesados”, sostienen en la Casa Rosada. Y hasta dicen tener una primera lista de los clubes que rápidamente podrían recibir una inyección de fondos frescos. En ella figuran la casi totalidad de los equipos de Primera A y los más importantes del ascenso de Capital, Gran Buenos Aires y el interior. El dinero rápido llegaría, incluso, a algunos equipos importantes del Federal A.
Pero antes de concretar los aportes, los inversores (entre los que se mencionan grupos empresarios argentinos tan poderosos como ávidos de figuración futbolera, algunos extranjeros y hasta ciertos notables clubes europeos) necesitan algunas garantías. Como un mayor compromiso del Estado en la lucha con los barrabravas para lograr su erradicación y un régimen impositivo blando, por lo menos en los primeros tiempos del negocio. También, que no se hagan preguntas muy indiscretas sobre el origen de los fondos.
Esta semana, en la última reunión del año del Comité Ejecutivo de la Superliga, los dirigentes de la Primera División tomaron nota de la embestida que se les viene y de la necesidad de estrechar filas si la idea es resistir. “No les va a quedar otra que aceptar, es ahora o nunca”, dijo en su programa en una radio porteña el periodista Fernando Niembro, amigo personal y operador político de Mauricio Macri, con quien cena y repasa los temas del fútbol una vez por semana en la residencia de Olivos.
Pero no se detiene aquí el deseo del Gobierno de tener una incidencia mayor en el mundo de la pelota. También irá en simultáneo por la conducción de Futbolistas Argentinos Agremiados. En tal sentido, trascendió que Macri en persona, le ofreció a Raúl Cascini, el ex volante de Boca, campeón de América y del mundo en 2003, hacerse cargo a partir de marzo del gremio en lugar de Sergio Marchi, quien está procesado por la jueza María Romilda Servini por el manejo que hizo de los fondos del programa Fútbol para Todos a través de la Fundación El Futbolista.
Cascini, en principio, se habría mostrado predispuesto a aceptar el convite presidencial, pero subordinó el sí definitivo a encabezar una lista de unidad. Marchi, por su parte, aceptaría presentar la renuncia al cargo que viene ostentando, siempre y cuando desde la Casa Rosada lo ayuden a mejorar su delicada situación procesal.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior