La tonada y el centralismo capitalino
Las encuestas permiten prever que las elecciones de 2019 tendrán un condimento especial. Los dos principales candidatos, Mauricio Macri y Cristina Kirchner (que aún no confirmó si competirá) se recuestan en una intención de voto cercana al 30%, pero también tienen, ambos, una imagen negativa de más del 40%. En una eventual segunda vuelta, pesaría más este segundo dato. No ganaría el más querido, sino el menos odiado de los dos.
Así las cosas, parece una quimera pretender que se lleve adelante una campaña seria y adulta. Como rinde más explotar la imagen negativa de los rivales que levantar a los propios candidatos, es preferible construir estrategias basadas en chicanas y ataques personales. De discutir propuestas, ni hablar.
En estos días, tuvimos en Córdoba una muestra de la campaña que está por venir. El lunes 17 de diciembre, se realizó una reunión entre dirigentes del Pro y de la UCR de la provincia. Con muchos obstáculos, Cambiemos apuesta al armado propio en Córdoba, donde nunca pudo terminar de hacer pie. Las diferencias internas entre los principales líderes (Baldassi, Negri y Mestre) les dificultan todavía enfrentarse al peronismo local.
En ese contexto, Rodrigo De Loredo, presidente del Consejo Provincial de la UCR y expresidente de Arsat, salió a cruzar a los rivales. Lo hizo con una frase un tanto curiosa: “el peronismo está trabajando en su unificación, demostrando y asumiendo de una vez, sin tapujos, que peronismo y kirchnerismo son lo mismo y a la vez trabajando para que su candidato en la ciudad aprenda nuestra tonada”.
La primera parte corresponde con la estrategia de Cambiemos a nivel nacional: polarizar con el peronismo en conjunto, afirmando que no hay diferencias entre el kirchnerismo y otros espacios alternativos. Pero esto es faltar a la verdad. Particularmente, en Córdoba, el PJ se mantuvo siempre al margen de la gestión kirchnerista, pudiendo sin embargo conducir la provincia y ahora, presentando una propuesta alternativa para 2019.
Pero llama más la atención la chicana que De Loredo le dirigió, sin mencionarlo, a Martín Llaryora, posible candidato de UPC para la intendencia de Córdoba capital. La “tonada” alude a los orígenes del ahora vicegobernador de la provincia, que nació en San Francisco y fue dos veces intendente de esa ciudad. Me pregunto en qué suma o resta a la campaña la tonada de Llaryora.
La chicana es casi discriminatoria. Apela a la “viveza” de los grandes centros urbanos que desprecia a los “pueblerinos” del interior. Que piensa que no deberían meterse en política, y que si lo hacen tienen que esforzarse para parecerse lo más posible a los habitantes de la capital. Cambiar de ropa, cambiar de tonada, negar sus raíces. ¿Y si un cordobés quisiera ser presidente? ¿Tendría que dejar de alargar las palabras y hablar como la gente “bien” de Buenos Aires?.
Pero la pregunta, en el fondo, es qué hacemos acá hablando de tonadas cuando deberíamos estar hablando de gestiones, ideas y, sobre todo, propuestas para solucionar los grandes desafíos que enfrenta el país. Parece que en 2019 no va a poder ser.