Dos de cada de tres pymes cordobesas perdieron rentabilidad en el 2018
Un año para el “olvido”. Así podría calificarse a 2018 para las pequeñas y medianas empresas (Pyme) cordobesas, según los datos del Relevamiento sobre la Realidad Empresaria realizado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), de la Fundación Mediterránea.
El trabajo muestra los resultados de una consulta a 103 micro y pequeñas y medianas firmas que se desempeñan en distintos sectores, la mayoría en la provincia de Córdoba.
Una de las principales conclusiones es que, según las empresas, el deterioro primó en las principales variables de su actividad: rentabilidad, inversión productiva, empleo y ventas.
Por caso, el 66 por ciento de las Pyme dijo haber perdido rentabilidad durante 2018 (el dato se basa en expectativas , ya que la consulta se realizó en el tercer trimestre). Se trata del porcentaje más alto registrado desde 2010.
Luego del año pasado, 2016 fue el período de mayor erosión de esa variable: por entonces, el 64 por ciento de las firmas había acusado una daño en sus utilidades.
El panorama de 2018 se completa con otro 16 por ciento que dijo haber sostenido la rentabilidad en comparación con los resultados de 2017, mientras que sólo para el 18 por ciento aumentó.
En el contraste interanual, bajó de 1,3 a 3,7 la relación entre empresas con expectativas de incremento de rentabilidad versus de pérdida. Eso implica que, por cada empresa con expectativas positivas, ahora existen casi cuatro con algún grado de pesimismo.
Entre los factores que explican la pérdida de rentabilidad, el nivel de ventas también retrocedió, aunque no cayó en idéntica magnitud.
De cada 10 Pyme, cuatro vendieron menos que en 2018, dos en igual magnitud y otras cuatro, más que en 2017. Un año atrás, seis de cada 10 consultadas habían tenido mejor desempeño que en el ciclo previo.
La inversión productiva, por su parte, también cedió, en medio de un escenario de altas tasas de interés. El 46 por ciento de las empresas consultadas la recortó, otro 39 por ciento la mantuvo y el restante 15 la incrementó. En 2017, este indicador había tenido su mejor desempeño desde 2010: más de un tercio de las compañías esperaba incrementar la inversión. La situación viró al pesimismo al año siguiente.
De las cuatro variables analizadas, el empleo es la que menor deterioro muestra, lo que refleja algo que el sector siempre asegura: es lo último que se recorta y se agotan todos los medios antes de tocar las fuentes laborales.
Un 33 por ciento cerró 2018 con previsión de disminuir personal, mientras que 47 dijo mantenerlo constante y otro 19 por ciento aseguró incrementos.
Asfixiante
Las propias empresas valoraron cuáles son los principales obstáculos que deben sortear. La presión tributaria encabeza la lista.
El 75 por ciento de las empresas consideró que se trata de un obstáculo “alto”, otro 16 por ciento lo califica como una traba “media”. El resto cree que es soportable sin problemas.
La inflación le sigue de cerca como la segunda complicación, y luego aparecen la incertidumbre macroeconómica, la legislación y conflictividad laboral, los costos laborales, los problemas en el financiamiento, las dificultades burocráticas y la competencia desleal, entre las principales.
De las firmas que participaron del trabajo, 30 por ciento se desempeña en el sector industrial, 25 por ciento en comercio y 20 por ciento en servicios. El resto se divide en construcción, software, agro, comunicación, gastronomía, hotelería, transporte y finanzas.
Un año sin crédito: política monetaria
El 86% de las Pyme se mostró perjudicado por las altas tasas.
44% de las Pyme citó el “capital propio” como principal fuente de financiamiento en 2018. En 2016 era el 37 por ciento y en 2017, el 33.
13% Sólo este porcentaje usó el descuento de cheques y 19 por ciento se financió con proveedores, segunda fuente luego del capital propio.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior