Calculan la inflación de 2019 en un piso del 30%
El 2019 va a ser un nuevo año inflacionario. De eso no hay ninguna duda. Los datos de los índices de precios al consumidor del mes pasado (2,90% a nivel nacional y 3,97% en el Gran Córdoba) terminaron de despejar cualquier incógnita: enero se transformó en un primer escalón alto que se espera se replique, en términos similares, por lo menos, hasta mitad de año.
Los economistas entienden que recién a partir del segundo semestre se podría empezar a pensar en una pendiente en descenso para terminar el año, allá por diciembre, con una inflación “de punta a punta” del 30 por ciento.
Sin embargo, como los pronósticos que se materializaron hace un año respecto del devenir de 2018 fueron tan errados a partir de la megadevaluación del peso y su traslado a los precios, pocos se atreven a aseverar tajantemente nada.
Además, para complejizar aún más el panorama en relación con lo que sucederá con la economía argentina en lo que resta de 2019, hay que recordar que se trata de un año con elecciones presidenciales. Esto, todos coinciden, aporta una variable tan clave como incierta.
Más cuando todavía hay una completa indefinición en relación a los candidatos.
Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), dijo a La Voz que “en este momento, si uno tiene que proyectar la inflación del año, hay que hablar de un 30 por ciento anual en diciembre, contra diciembre pasado”.
Según el economista, durante el primer semestre sería del orden de entre el 2,8 y el tres por ciento mensual, para luego marcar un descenso hasta el 1,5 por ciento.
“La política implementada debería generar una baja inflacionaria a partir de junio o julio. Vienen [el Gobierno nacional] cumpliendo lo decidido en octubre por lo que si esto sigue así, con una contracción importantísima de la política monetaria, debería generarse una baja de la tasa de inflación”, explicó.
Para Gustavo Reyes, economista jefe del Ieral (Fundación Mediterránea), “fueron tan malos septiembre y octubre del año pasado que cuando se analiza por trimestre, seguramente la inflación del primer tramo de este año va a ser algo más baja que la del cuarto de 2018, pero el descenso mensual al comienzo del año va a ser sumamente gradual y hasta puede haber algún mes de malas noticias, por el impacto de las tarifas”.
Reyes mencionó, además, temas coyunturales que “no son problemas de inflación sino de precios relativos”, como el aumento de la carne, “que seguramente también va a impactar”.
José María Rinaldi, profesor de finanzas públicas de la Universidad Nacional de Córdoba coincidió con el porcentaje estimado, aclarando que “seguramente ya hay un piso de 25”. “De ahí, para arriba, pero todo va a depender de cómo se mueva el tipo de cambio”, aclaró.
La semana pasada, el relevamiento de expectativas de mercado (REM) que elabora el Banco Central encuestando a consultoras, centros de investigación, bancos y analistas extranjeros, promedió un pronóstico en la misma línea: 28,5 por ciento. Miguel Braun, el flamante viceministro de Economía, confirmó esto diciendo que “la inflación de 2019 será de alrededor de 28 por ciento”.
Según el estudio, la desinflación no será lineal: por arriba del 2,5 por ciento mensual a lo largo del primer trimestre y del dos por ciento mensual, allá por junio.
Igualmente, habrá que tomar con pinzas estos datos. Basta decir que el mismo REM de hace exactamente un año hablaba de una inflación proyectada para 2018 del 19,4 por ciento, y del 13,5 por ciento para 2019. Lejos de esos pronósticos, el año pasado marcó más del doble: 47,6 por ciento.
Partido “verde”
Una vez más, será clave el tipo de cambio (cuándo no, en la Argentina). “Se espera que el dólar tenga un incremento inferior al crecimiento de la inflación”, dijo Argañaraz. Aclaró que “ese es el escenario hoy, pero no quiere decir que luego se vaya a dar en esos mismos términos”.
Para el economista, estas dudas tienen relación con las elecciones. “La alta influencia del dólar en la economía argentina, y especialmente en la inflación, es algo que no es discutible, sino basta con ver lo que pasó el año pasado”, dijo y trazó este escenario: “Hasta ahora, había una baja demanda de dólares para atesoramiento, porque la tasa de interés estaba altísima. El tema es que ahora está descendiendo, con lo cual, aquellos que están en pesos van a ver que les rinden menos y probablemente busquen pasarse a dólares”.
Además, dijo Argañaraz: “El proceso electoral siempre en la Argentina genera una dolarización previa, y más aún si viene con incertidumbre”.
Reyes aportó un dato interesante que genera esperanza respecto del escenario, siempre en un contexto que ejemplificó como “saliendo de un ACV”: el dólar futuro. “A principios de octubre pasado, cuando nacía el último plan del Gobierno nacional, los dólares para agosto de 2019 estaban a 58,2 pesos. Ahora, si vamos a comprar esos mismos futuros de agosto, cotizan a 47,7 pesos: hay una caída muy fuerte de la devaluación esperada”, dijo.
Rinaldi describió al mercado actual como “muy chico y volátil”. “Cuando (los capitales) salgan de las posiciones en pesos (plazos fijos, Leliq) seguramente se van a ir al dólar”, describió y advirtió que eso presionará hacia arriba el tipo de cambio.
En este sentido, el economista dijo que la cosecha será un elemento vital a la hora de pensar en la entrada de dólares y evitar una suba brusca. “La política económica en la parte real ha puesto todas las fichas en la exportación, y en especial la agropecuaria: el consumo está aniquilado por la pérdida de poder adquisitivo, por la disminución de los gastos del Estado y por la necesidad de llegar a cero, o casi cero, con el déficit primario”, analizó.
El economista también explicó que parte del aumento del dólar del año pasado aún no se trasladó a los precios minoristas. “Un aspecto concreto es el retraso que tiene de 2018 el IPC respecto del índice de precios mayoristas, allí hay más de 20 puntos de diferencia que, en algún momento, se van a aplicar”, dijo. En efecto, el IPC subió 47,6 por ciento en 2018, frente al 73,5 por ciento que aumentaron los precios mayoristas.
La inflación nacional fue del 2,9% en enero
Los alimentos y bebidas: 3,4% en el mes y 53% interanual.
Pobreza. El fuerte aumento de los alimentos y bebidas reflejado por el Indec impacta de manera notable en las canastas básicas (alimentaria y total) que son los límites que se toman para determinar los niveles de indigencia y pobreza. Estos datos se conocerán en marzo.
Núcleo. Un detalle preocupante es el aumento de la inflación núcleo (3% en enero y 49,9% interanual). Se trata de los incrementos medulares, que no tienen en cuenta los precios estacionales ni los regulados por el Estado (tarifas). Es la “inflación” más difícil de bajar.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior