Los medicamentos subieron un 314%; y las jubilaciones, sólo el 172%
“El contexto político de los últimos tres años ha producido una gravísima pérdida de los derechos de los adultos mayores”. Así comienza el informe sobre la situación que midió el impacto el impacto inflacionario en los medicamentos desde 2015 a junio de 2019, en comparación con la suba de los haberes jubilatorios.
El estudio es elaborado en forma mensual por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores (Ceppema), y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (Algec) y sus resultados son cada vez más dramáticos. El dato relevante indica que la inflación de los medicamentos entre mayo de 2015 y mayo de 2019 alcanzó 314%, con casos de medicamentos esenciales que subieron su precio en un 784%.
En contraste, la jubilación mínima tuvo un incremento de 172% en el mismo período de tiempo (y de 201% a junio de 2019), pasando de $3.821 a $ $10.400 entre mayo de 2015 y mayo de 2019 ($11.528 en junio de 2019). El análisis económico en dólares marca que “la jubilación actual implica la reducción de casi el 40% respecto del valor de mayo/junio de 2015”.
“La situación continúa empeorando”
“La situación continúa empeorando si se advierte que PAMI modificó la Resolución 005 dejando de entregar la medicación crónica gratuita a los 2 millones de afiliados. Esta situación trae como consecuencia que las personas mayores dejen de consumir su medicación o lo hagan de manera limitada para generar un ahorro económico”, asevera el informe.
Esta observación ya había sido realizada por el Colegio de Farmacéuticos de Córdoba cuya vicepresidenta Georgina Giraldi comentó que, desde fines del año pasado, varias personas discontinúan sus tratamientos al no poder comprar la cantidad de medicamentos recetados.
Es que las subas en drogas para patologías frecuentes en los adultos mayores fueron desorbitantes. A modo de ejemplo, Acenocumarol (Sintrom), un anticoagulante para evitar Accidentes Cerebro Vasculares (ACV) incrementó un 710%; Seretide, utilizado para patologías respiratorias un 347%; y Etoricoxib (Arcoxia), un antiinflamatorio para patologías osteoarticulares como artrosis y artritis reumatoidea, un 349%.
Una problemática con poca prensa
Para el médico especializado en Gerontología, Carlos Presman, en los últimos dos años “cayó dramáticamente la posibilidad de cumplir con los requisitos mínimos de supervivencia” de los adultos mayores.
“El colectivo de los adultos mayores, que definimos como mayores de 65 años, son un grupo frágil, vulnerable, pero que la Organización Mundial de la Salud define como ´determinantes sociales de la enfermedad´. Esto tiene que ver, por un lado, por las condiciones de la vida cotidiana, determinada por el acceso al transporte, a los alimentos, a tener una vivienda, a la posibilidad de calefaccionarse en invierno y refrescarse en verano. Y, por otro lado, por la accesibilidad a los servicios de salud”, explicó Presman a La Nueva Mañana.
“En los últimos años, se ha visto un impacto dramático con la reducción de haberes y el incremento de las posibilidades de lo que llamamos determinantes sociales de la enfermedad. O sea, las condiciones de vida. Al mismo tiempo aumentó el índice GINI (indicador que mide la desigualdad en los ingresos, dentro de un país), que en 2018 hizo una diferencia abismal donde los más beneficiados se beneficiaron aún más y los perjudicados se perjudicaron más. En este último grupo social donde están los jubilados: cayó dramáticamente la posibilidad de cumplir con los requisitos mínimos de supervivencia”, aseveró Presman.
Para el médico especialista, al mismo tiempo que decayeron las condiciones de vida de los adultos mayores, se hizo evidente una tendencia de dar menos visibilidad a su problemática.
“Se da una situación doblemente flagrante: la realidad les hace vivir una serie de situaciones dramáticas, pero las mismas no se ven reflejadas en la radio o televisión. Esa desaparición de la vida social es un doble agravio. No se habla de esto en los medios. Ni siquiera en el discurso de los políticos, en este momento de definiciones electorales”, afirmó.
Demoras en las altas médicas
La problemática también impactó en la salud profundizando una situación que comenzaba a hacerse visible en los últimos años: las dificultades a la hora de dar el alta a pacientes mayores en hospitales, por la falta de recursos (económicos, culturales o sociales) de su grupo familiar.
Según Fabian Caballero, director del Hospital de Clínicas de Córdoba, si bien no son repetidos, sí se dan casos de pacientes que mostraron dificultades a la hora de la externación.
“Nuestra institución está destinada a la atención al adulto mayor y hemos tenido inconvenientes, aunque no tenemos un registro importante de casos. Durante el año pasado debemos haber tenido unos seis o siete cuando nuestra consulta anual es de 250 mil pacientes”, expresó Caballero.
“Tiene que ver con la patalogía con la que entró el adulto mayor, y la necesidad de adecuar el lugar donde estará y el cuidado que debe tener. En nuestro caso, no hemos tenido situaciones de abandono de los pacientes: que su familia no los venga a retirar. Pero sí de extender un poco más la internación hasta tanto las familias puedan adaptarse a esta nueva situación. Para esos casos, tenemos un trabajador social que se pone en contacto para analizar qué inconvenientes se suscitan a fin de que la persona vuelva a su casa”.
En el mismo sentido se expresó la licenciada en Trabajo Social que ejerce su labor en el Hospital de Clínicas, Noelia Paredes. “La problemática más recurrente se da en el momento en que se planifica el alta. Allí surge por parte de los familiares inconvenientes en cuanto a las prestaciones y las necesidades requeridas por los pacientes, que exceden tanto en su economía como también en la sobrecarga laboral y física que requiere ese cuidado. Hablamos de familias que no siempre son numerosas y deben asumir la carga de la atención de sus padres añosos, con pluripatologías que requieren a veces de cuidados de enfermería en el domicilio. Eso incide en la economía familiar y en la organización intrafamiliar”, explicó.
Cambio de paradigma
Esta semana se realizaron en Córdoba las jornadas nacionales “Miradas mayores: abordajes diversos sobre envejecer con derechos” coordinadas por el investigador del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad CIECS – Conicet, Enrique Peláez.
Los ejes que se abordaron en esta jornada son los desafíos que plantea el envejecimiento poblacional “lo que nos interpela en torno a cómo se organiza la sociedad”, señaló Peláez.
Uno de los temas tratados fue el cuidado de las personas mayores. “En general, en la mayoría de los países de América Latina, la responsabilidad del cuidado es exclusivamente familiar y en un contexto en el que cada vez se tienen menos hijos, los potenciales cuidadores van a ser cada vez menos”, analizó el investigador del Conicet, y sostuvo: “Urge desde el punto de vista de los Estados, plantear políticas de cuidado de personas mayores que apoyen a estos cuidadores familiares”. Otro de los ejes planteados es la necesidad, por un lado, de hacer énfasis en la promoción de conductas saludables para la postergación de enfermedades crónicas o degenerativas. Pero también, comenzar a diseñar una canasta básica exclusiva para personas mayores, cuya estructura de gastos sea diferente. “En esto, hay que contemplar por ejemplo la suba de los medicamentos, porque estos costos a los adultos mayores hoy los está afectando de sobremanera y los puede dejar en una situación de vulnerabilidad”, aseveró Peláez.
Fuente: La Mañana. La Mañana