¡Pasaron cosas! Fake News en tiempo de crisis
Hace unos 20 años comentaba Vicente Fox, quien fuera Presidente de México y Presidente de la División América Latina de Coca Cola anteriormente: “Yo llevo 30 años en mercadotecnia y pensé que más o menos tenía experiencia, pero en esta me he topado con algo muy difícil; hemos hecho una campaña amplísima, traemos comerciales en la televisión todos los días, salen cinco o diez secretarios a los programas, a los noticieros. Yo he salido tres veces en tiempo triple A, a las ocho y media de la noche … Y basta que alguien de la oposición o cualquier ciudadano diga `no, el IVA no´, y ¡pum! Eso cuenta más que cinco minutos de televisión nacional. Estamos batallando muy duro”.
Esto denotaba abiertamente que la crisis en cualquier gobierno es inminente, que no alcanza con creer que se tiene todo el control sobre los medios de comunicación para garantizar un clima de armonía deseada. Siempre algo puede ocurrir y desata lo inesperado.
Y ¡pasaron cosas! Aparecieron las fake news en la vida pública de los gobiernos, que vienen a interpelar el status quo, convirtiéndose en el nuevo villano de expertos de comunicación y políticos de larga experiencia y/o trayectoria, que los exponen en su máxima vulnerabilidad donde evidencia que el poder se les escurre entre los dedos y logran encender todas las alarmas; que también pone sobre la mesa que el recurrente mecanismo de buscar al culpable ya no funciona.
Las fake news operan de manera tangencial y recaen sobre el CORE de la agenda de gobierno logrando una penetración profunda, dejando surcos importantes, que en el caso que no se revisen en el corto plazo, sus consecuencias negativas en el mediano y largo plazo de un gobierno son insalvables.
De hecho, actúan de manera inesperada, neutralizando efectos esperados del devenir cotidiano, de aquello que parece que va a ser percibido positivamente por el ciudadano, en fracciones de segundos se tornan en una daga mortal.
En nuestro país, vivir crisis es lo más certero. Es más, con solo repasar los hechos acontecidos días pasados sobre la reunión de los equipos económicos con directivos del FMI, en tanto noticia de acuerdo y búsqueda de consenso que llevaran tranquilidad a cada ciudadano argentino en materia de seguridad económica sobre la vida cotidiana; resulta que alguna fuente ha traccionado con más fuerza que el acuerdo radicaba sobre el pedido condicional de alterar el calendario electoral previsto y detonó nuevamente sobre la confianza de la institucionalidad entre propios y ajenos, provocando precipitar todo lo que estaba previsto, tal como fuga de capitales financieros, devaluación de la moneda nacional, acelerar la intervención del Banco Central, entre una batería de acciones de emergencia que nuevamente ponen en jaque la estabilidad.
Ahora bien, debemos considerar algunas cuestiones referidas directamente al abordaje de las fake news: en primer lugar tienen un objetivo de impacto sobre el todo, porque facilita dejar cualquier otro tópico público en un segundo plano.
En el mismo orden, poseen un efecto dispersor, ya que alejan cualquier situación y neutralizan su gravedad social. Además, actúan de manera terrorista, porque es justamente el miedo lo que caracteriza su esencia y mientras más visible en el tiempo, mayor es su efecto. De igual modo, son emitidas en forma anónima y con un alto nivel de credibilidad.
Y un carácter único es la capacidad de altísima viralización, de manera que supera la lógica del rumor o del escándalo y desanida una verdadera crisis, que siempre que no sean aceptadas rápidamente, su efecto expansor es realmente significativo.
¿Por qué? El epílogo indica que la piedra basal actual sostiene que cambió el sistema de valores y patrones de abordaje de la comunicación política. Hoy, la comunicación es conversada y no unidireccional.