Se cumplen 9 años del fallecimiento de Jesús Víctor Almada
El deceso de Almada se produjo a las 23 de aquel 7 de Diciembre de año 2010, en la Clínica Regional del Este de nuestra ciudad, donde se encontraba internado luego de sufrir una descompensación.
El dirigente metalúrgico tenía en ese momento 66 años. Su desaparición causó una profunda consternación por sus múltiples actividades en distintas instituciones de la ciudad.
Además de su extensa trayectoria en el ámbito gremial metalúrgico, Almada también fue legislador de la provincia por el Partido Justicialista.
Su trayectoria vinculada a la representación gremial había comenzado desde muy joven siendo delegado en distintos establecimientos metalúrgicos de la ciudad entre los que se destacaba la fábrica de motores Corradi.
Defensor de los valores democráticos y de las luchas sindicales, Almada era un gran amigo de sus amigos y cultor de la vida familiar. Fue esposo de la profesora y también dirigente política Graciela Brarda, con quien tuvo 4 hijos, Mariano Hernán, Juan Manuel, María José e Ignacio Martín.
Foto icónica
Según resalta la crónica de la época, «Al producirse el golpe de estado, el 24 de Marzo de 1976, la manzana del Palacio estaba rodeada de militares armados y carros de asalto. A las 9.30 de la mañana, Mariano Juan Planells, Intendente de San Francisco, dejaba el Palacio Municipal. Lo acompañaban, en su comitiva, Víctor Almada (UOM – primero a la izq de la foto), Gerardo Ingaramo (Sec. Gral CGT), Sebastián Mascaro (UOM), Luis Llaryora (Bancarios), Miguel Mario Planells (Secretario General de Gobierno), Miguel Angel López (Secretario del Concejo), Héctor Lescano (Secretario general de Molineros y Concejal), Alfredo Comba (concejal), Dr. Roberto Biazzi (Pte del Concejo) y escribano Gustavo Lescano (Pte del Tribunal de Cuentas), entre otros integrantes de su Gobierno. Todos ellos eran las autoridades locales del FREJULI (Frente Justicialista de Liberación), elegidos democráticamente el 11 de marzo de 1973.
Al salir, el Intendente Mariano Juan Planells, gritó: «Yo no me voy de San Francisco, me voy a mi casa. Todo se lo dí a mi ciudad, a mi pueblo. ¡Viva la Patria!, ¡Viva el General Perón! En ese momento, las ametralladoras, que ya ocupaban el palacio, apuntaron a los funcionarios, que finalmente dejaron la Municipalidad».