Diputados: fracasó la sesión virtual de prueba
Lo que estaba en consideración, tras un debate simulado, era la ley Micaela, que ya fue sancionada en diciembre de 2018 y está vigente.
Era solo a modo de prueba para la sesión virtual piloto de la Cámara Baja, con 40 diputados en el recinto y el resto, desde sus provincias, pero todos conectados a una sala remota a través de sus computadoras, con micrófono, cámara y auriculares.
Massa es el gran impulsor de las sesiones virtuales, en contra de los reparos de Juntos por el Cambio, la principal fuerza de la oposición, que hasta último momento insistió en que se buscara un sitio más amplio que el recinto, como el teatro Colón y la Sala Sinfónica del CCK, para respetar la distancia física que rige para frenar los contagios de COVID-19, la enfermedad respiratoria que causa el coronavirus SARS-CoV-2, convertido en pandemia.
La prueba de sesión virtual salió mal: el sistema se cayó y no se pudo votar. Y Massa la dio por terminada, visiblemente molesto.
Según se explicó, no se pudo votar porque colapsó la aplicación mediante la cual los diputados, con sus computadoras conectadas a una red telemática segura (VPN), dan cuórum y votan.
Pero, además, hubo inconvenientes de conexión a la aplicación Webex, de videoconferencias, al parecer porque el ancho de banda no soportó la cantidad de participantes.
«No estamos conformes con el funcionamiento del sistema», dijo Massa en una conferencia de prensa posterior al test, en relación al módulo de votación.
El presidente de la Cámara, sin embargo, anunció que la sesión con validez institucional se realizará de todas maneras el sábado, para que los diputados y los técnicos tengan tiempo este jueves y viernes de acentuar su capacitación y de ajustar los tornillos, respectivamente.
Críticas
Para la oposición, sin embargo, no se trata de un problema de capacitación de los diputados sino de la capacidad del sistema.
«Fue un problema de fierros, que no resistió la conectividad de todos al mismo tiempo y saturó el sistema de conectividad», dijo la diputada radical Karina Banfi, que de todas maneras valoró el intento de sesión por internet, impulsado por Massa y avalado a regañadientes por Juntos por el Cambio. «Salió un desastre, pero la idea es justamente que se puedan ver estos desastres para corregir errores y fallas», sostuvo.
A su turno, la opositora Graciela Ocaña señaló: «No es un problema de capacitación es de sistema. Toda la tarde tuvimos problemas. Estábamos presentes escuchando la reunión y sin embargo no figuramos en el recinto», dijo la diputada del partido Confianza Pública.
Más duro fue el mendocino Omar de Marchi (PRO): «Le están dando muchas vueltas al asunto. Sesión presencial ya de la Cámara de Diputados de la Nación. En la Argentina deben oírse todas las voces. Nos están cocinando a fuego lento», dijo en Twitter.
Cómo comenzó todo
El pleno de la Cámara de Diputados, que tiene 257 integrantes, se reunió en la tarde del miércoles por internet, por primera vez en 158 años de historia parlamentaria.
Fue una sesión piloto para probar el funcionamiento del sistema virtual de debate y votación de leyes que impulsan Massa y, en el Senado, Cristina Kirchner, para evitar una reunión física que suponga un foco infeccioso de coronavirus SARS-CoV-2.
La sesión de Diputados «de verdad» se realizará el sábado a la mañana, según lo anunció Massa, para enmendar los problemas técnicos.
La sesión de prueba arrancó este miércoles después de las 17.30, con 40 diputados presentes de manera física en el recinto —Massa y jefes y autoridades de los distintos bloques políticos—, con barbijos y saludos con el codo. El resto, desde sus provincias.
Todos pudieron verse en sus computadoras y en el recinto, a través de 10 pantallas led gigantes que hizo instalar Massa y que están a préstamo por 90 días. La instalación y el mantenimiento de estas pantallas le costarían a la Cámara 650 mil pesos por mes, según pudo averiguar La Voz/Los Andes.
Todos los diputados, inclusive los que están en el recinto, se conectaron a una sala virtual de sesión mediante dos aplicaciones: una, Webex (similar a Zoom, Skype o WhatsApp), para poder verse, escucharse y hablar; y la otra, desarrollada por los técnicos de la Cámara, para dar cuórum (logueándose e identificándose) y para poder votar.
A esta última aplicación se conectan a través de una red privada virtual, VPN, que es la que en la tarde del miércoles falló a la hora de votar.
Para esta sesión de simulacro se eligió debatir la ley Micaela, que establece la capacidad obligatoria en cuestiones de género para todos los poderes del Estado.
En el recinto estuvo presente la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Elizabeth Gómez Alcorta, quien realizó una larga exposición sobre cuestiones de género y destacó la importancia del lenguaje inclusivo y la inconveniencia del binarismo.
Massa arrancó la sesión de prueba invitando a los diputados a sacarse el barbijo a aquellos que lo desearan, porque ya está cumplida la distancia de como mínimo un metro y medio entre cada uno.
«Quiero contarles a los diputados que en este momento hay 176 diputados conectados, con lo que superamos ampliamente el cuórum que tendríamos en una sesión normal», les dijo Massa a los 40 que están en el recinto, como para anotarse un poroto a favor de su proyecto de sesión virtual.
Es que Juntos por el Cambio se mostró reacio hasta último momento a realizarse una sesión por internet.
Antes de la votación, la sesión de prueba ya había presentado algunos inconvenientes de conexión: en un momento del debate de la ley Micaela, Massa le dio la palabra a la macrista bonaerense Natalia Villa, que planteó que no podía hablar porque su computadora se desconectaba de la VPN.
De cualquier manera, pudo hablar por estar conectada a la aplicación de teleconferencias, Webex, aunque se la escuchó entrecortada.
Otro inconveniente que quedó en evidencia fue al término del discurso de la macrista bonaerense Silvia Lospennato, a quien los diputados que estaban en las provincias pudieron escuchar pero no la pudieron ver en ningún momento porque la diputada tenía desactivada la webcam.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior