Renunció el segundo ministro de Salud de Brasil en menos de un mes
El ministro de Salud de Brasil, Nelson Teich, renunció este viernes luego de haber estado 28 días en el cargo, en medio de la presiones del presidente Jair Bolsonaro para que habilite la prescripción del remedio cloroquina, indicado para lupus y malaria, a los enfermos del nuevo coronavirus.
Enlodado en una sucesión de crisis, el presidente Bolsonaro, a los 500 días de gobierno, sufrió un hecho inédito en la panemia a nivel global, debido a que Brasil fue el único país del mundo en el cual, ante el colapso del sistema sanitario, perdió dos ministros de Salud que no se rindieron a soluciones por fuera de las recomendaciones científicas.
El presidente definía este viernes al sucesor, que puede ser el flamente viceministro de Salud, el general Eduardo Pazuello, un hombre ajeno al sector pero especializado en compras gubernamentales, con experiencia en el comando de la Operación Acogida en la frontera con Venezuela en 2018, en el estado de Roraima.
Teich había reemplazado el 17 de abril al expulsado Luiz Henrique Mandetta, quien se había negado a aceptar la política del fin del distanciamiento social propuesta por el ultraderechista presidente de Brasil.
El ahora ex ministro, un empresario del área de salud y oncólogo, no explicó el motivo de su salida en conferencia de prensa: «No acepté la invitación para asumir por asumir un cargo. Acepté porque podía ayudar al país y a las personas», dijo.
Bolsonaro pretende cambiar el protocolo del sistema de salud para aplicar la cloroquina desde el inicio del tratamiento contra la enfermedad, que en Brasil ya mató a 14.817 personas (824 en las útimas 24 horas), según el parte oficial de esta noche, que indicó además que los casos suman 218.223.
El general Pazzuello interino y uno más entre la veintena de uniformados con cargos altos en el gobierno del ex capitán Bolsonaro, estuvo el lunes en la desconcertante conferencia de prensa de Teich, en la cual el ministro le preguntó a los periodistas cuáles habían sido las nuevas medidas del mandatario, tomadas sin consultarlo. Bolsonaro firmó el lunes un decreto para permitir la apertura de gimnasios, barberías y peluquerías, pero eso depende de los estados y municipios, en su mayoría a favor de medidas de distancimiento social.
Mientras tanto, el opositor Partiddo de los Trabajadores de los ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff se sumó formalmente al apoyo al juicio político de Bolsonaro, informó el jefe del bloque de Diputados de la fuerza, Enio Verri.
Bolsonaro cumplió 500 días en el cargo con datos negativos en la economía para 2020 y una crisis de trabajadores informales, más de 50 millones de personas, que esperan hace un mes cobrar los 120 dólares que el gobierno pagó por una ley de emergencia del Congreso. El Banco Central informó que la economía puede haber caído 5,9% en marzo, mientras que el desempleo subió en el trimestre de 11,6 a 12,2%.
El presidente salió a la rampa del Palacio del Planalto para escuchar a 50 ultraderechistas vestidos con los colores verde y amarillo que gritaban contra los gobernadores que se niegan a levantar las restricciones económicas y comerciales por la pandemia.
Por otra parte, el gobierno negociaba frenéticamente con el sector conservador del bajo escalón del Congreso, con el objetivo de lograr un número necesario para impedir que dos tercios sea capaz de aprobar un impeachment.
Bolsonaro, que mandó al Ejército a fabricar cloroquina en sus laboratorios, buscaba un nuevo ministro en medio de una investigación en su contra que abrió el juez de la corte suprema Celso de Mello, en base a la denuncia del ex ministro renunciante Sérgio Moro, de Justicia. Moro acusa a Bolsonaro de manipular la Policía Federal. El escándalo de esta investigación incluye una reunión de gabinete del 22 de abril, en la cual Bolsonaro se quejó de la seguridad de su familia y de la Policía Federal y los servicios de inteligencia en relacion a proteger a sus hijos y amigos.
El video puede ser escandaloso y grave para Bolsonaro: además de que allí puede quedar demostrado que quería interferir en investigaciones, aparecen ministros criticando a China, principal socio comercial del país, y a los ministros de la Corte Suprema.
El próximo lunes el ministro Celso de Mello decidirá si publica todo el video, que puede causar un terremoto en Brasilia: si el fiscal general lo considera, puede denunciar a Bolsonaro ante el Congreso, que debe votar entonces si acepta o no la acusación.
En caso positivo, Bolsonaro dejaría el poder por 180 días durante su juicio.
Mientras tanto, el país se encuentra realizando al menos 50 por ciento de aislamiento, lejos de los recomendado por los médicos, cuando la curva se acentúa y el sistema público y privado se acerca al colapso, algo que ya ocurre en la amazónica Manaos.
El presidente fue defendido por los dos generales que trabajan en el Palacio del Planalto, el jefe del gabinete, Walter Braga Netto, y el ministro de la Secretaría General, Luiz Eduardo Ramos. Ambos acusaron a la prensa de «lanzar terror» a la población frente al coronavirus.
«Muchas veces no preguntan cosas para esclarecer al pueblo», dijo Braga Netto, mientras que explicó que Bolsonaro no está en contra del distanciamiento social sino en contra del «aislamiento que más adelante va a generar hambre».
Al defender la idea de que la cloroquina pueda estar a disposición al inicio de un tratamiento, el jefe de gabinete afirmó que la preocupación del gobierno «no es abandonar la vida, sino no dejar que más adelante perdamos más vidas porque habrá hambre, convulsión social y desempleo».
Fuente: La Mañana. La Mañana