La odisea de los idiotas
Nosotros sí que la tenemos clara. Los que se equivocan, como siempre, son los otros. Son los idiotas que deciden irse del país, justo cuando acá abundan las oportunidades. Y las facilidades para crecer. Se van creyendo que van a hacer fortunas afuera y lo más probable es que terminen volviendo con el caballo cansado. Ya se van a dar cuenta.
Pero no se preocupen, que cuando vuelvan, acá habrá un lugar para ellos. Sin ningún tipo de rencor. Este discurso puede sonar absurdo, pero se parece mucho a la forma de pensar de una facción y de una clase política. Lo que termina siempre en la misma paradoja: los sabios que se comportan como idiotas, los idiotas que se comportan como sabios.
Los políticos tienden a creer que sus gestiones son fantásticas, que siempre estamos a punto de salir del pozo, y que la culpa de todo lo que nos pasa es de los que no creen, de los que no tienen la suficiente fe en su proyecto de país.
Si nos ponemos filosóficos, por un momento, podemos decir que la sabiduría no reside especialmente en la inteligencia, sino más bien en la experiencia (el Diablo sabe más por viejo que por Diablo).
No tiene tanto que ver con los talentos naturales, sino con los valores que se van conformando a lo largo de la vida, y saber cómo vivir de acuerdo a ellos. El sabio es coherente, sensato, veraz, toma distancia de los que mienten, tergiversan y ocultan.
Y tiene además el talento de poder aplicar estas virtudes para resolver los problemas concretos a partir de la experiencia acumulada. Este es el modelo del rey filósofo que proponían Platón y Aristóteles, y que muchos gobernantes aspiran a ser.
Argentina es un lugar en el que las noticias tristes se alternan con las absurdas. Algunas son ambas a la vez. Mientras se dice que, a raíz del conflicto en PAMI, peligra la atención a 30 mil pacientes en diálisis, la diputada Daniela Vilar, de La Cámpora, propone crear un «Observatorio de gestión menstrual».
Mientras vamos por los 33 mil muertos por coronavirus, el gobierno se empecina en una absurda gesta para comprar 25 millones de vacunas Sputnik, que aún no han sido fabricadas, y mucho menos probadas.
En Estados Unidos, Biden es elegido presidente, y desde acá se busca tender puentes mediante personas que hicieron negocios con su familia, o alguno que aparezca con alguna foto con Biden, en lugar de seguir una vía institucional y diplomática rigurosa y seria como cualquier país del mundo.
Argentina es el lugar donde las noticias tristes se mezclan con las absurdas. Argentina es este país ineficiente, absurdo, que los políticos nos quieren vender como un emporio de sabiduría. Decididamente no, la gente siempre va un paso más adelante que los políticos. Es un país con grandes ideas, con innovadores y emprendedores, que para la política son nada más que los idiotas que eligen abandonar esta tierra de oportunidades.
Argentina no reconoce los valores, sigue con la rosca y el amiguismo, no es casual que muchos argentinos quieran emigrar: 7 de cada 10 jóvenes de entre 16 y 35, y el 25% de los mayores de 60 años también lo haría (Política y Desarrollo IPD).
Veamos por el lado de las inversiones de emprendedores argentinos. Mercado Libre es el caso ejemplar, pero hay otros. Podemos mencionar a Globant (ingeniería de software), Blended (edtech), Coderhouse (cursos de software), Trideo (impresoras 3D), Emi Labs (inteligencia artificial), Ualá (fintech) y Workana (servicios laborales). Todos invierten afuera. ¿Quién puede culparlos por apuntar a otros horizontes?
También se nos dice que son idiotas las empresas como Basf, que prevé trasladar las pinturas automotrices a Brasil, o Saint-Global Sekurit, que acaba de cerrar su planta en Campana. Se suman a las decenas de empresas que consideran que nuestro país está «cancelado», tal como se escuchó decir durante el 56 coloquio de IDEA.
Más idiotas, idiotas por todas partes. Mientras seguimos en ese convencimiento, nos cerramos cada vez más sobre nosotros mismos. Quizás la manera más saludable de ver el mundo no es suponer que nosotros somos los más sabios y los otros son idiotas.
Habría que darles el beneficio de la duda. Quizás es justamente al revés, porque si no comprendemos las crisis argentinas, estamos condenados a repetirlas. Como decían en la película Made in Argentina cuando nos pudimos compramos un frac se nos terminó la fiesta.
«Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino». (Mahatma Gandhi)
Nota publicada también en: Perfil.com
(*) Consultor especializado en Comunicación Institucional y Política, Asuntos Públicos y Gubernamentales, Manejo de crisis y Relaciones con los Medios. Magister en Comunicación y Marketing Político en la Universidad del Salvador (USAL). Postgraduate Business and Management por la Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Es docente universitario en UCA y USAL. Columnista de Diario San Francisco, Perfil.com y FM Milenieum, entre otros medios del país y del mundo.