Policiales

Argentina ante la oportunidad de las relaciones del triángulo estratégico

En el presente artículo se abordará uno de los temas de interés en la relación con Portugal. Particularmente se trata de explorar las posibilidades que ofrece el triángulo de relación ofrecido entre Europa, con punta de salida en la península ibérica, particularmente Portugal en este análisis, América Latina y el Caribe y Africa.

Dicho enfoque lo viene difundiendo desde Lisboa el Instituto para la Promoción de América Latina y el Caribe (IPDAL), el que en los últimos años ha organizado en Lisboa encuentros sobre dicha temática, con el apoyo de la SEGIB (Secretaría General Iberoamericana), y la participación de diversas personalidades políticas y empresariales, así como centros de pensamiento de Europa y de otros países.

Resulta de interés realizar ciertas consideraciones sobre aspectos que se tocan en dicho foro, por ofrecer posibilidades para consideraciones de interés argentino.

Planteo general

El Oceáno Atlántico, visto principalmente como un “hogar común”, al mismo tiempo como una barrera que se debe superar para aprovechar las oportunidades y sinergias existentes. En ese contexto se abre el desafío común para el triángulo conformado por América Latina, Africa y la UE de desarrollar un eje en torno a la conectividad y el transporte para intercambios de bienes y servicios, partiendo de una lengua y cultura común.

En ese marco, buenos contactos políticos forman el ambiente adecuado para la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias y disminución de los costos del transporte.

Dicha tarea se plantea ante el deseo de equilibrar el ascenso de la Cuenta del Pacífico, por un lado, y la preeminencia del Atlántico Norte sobre el Atlántico Sur, por el otro.

En tal sentido, surge la importancia de la construcción de consensos en el orden interno de los países de este amplio espacio geográfico ante un contexto de olas externas disgregadoras, para lo que resulta crucial el diálogo con la sociedad civil.

En el orden regional ello se relaciona con los procesos de integración. De este modo, el triángulo AL, África y UE se da como un importante eje con potencial de desarrollo futuro con la premisa de que la movilización del espacio atlántico es valioso y estratégico y se asienta en una la tradición con base greco-romana, judeo-cristiana.

De este modo, el desarrollo del espacio atlántico estaría llamado a balancear la Cuenca del Pacífico, lo que no implica una ligazón estratégica entre ambas cuencas.

Al mismo tiempo, se observa la existencia de fuerzas de fragmentación en la cuenca del Atlántico, que tienen que ver con visiones geopolíticas que dificultan los entendimientos económicos, con amenazas transnacionales a la seguridad (terrorismo, narcotráfico, refugiados e inmigración ilegal, entre los más importantes) y con cierta inercia para darle forma y dinámica real al interés entre los países de dicha cuenca.

Frente a ellos hay signos positivos, que tienen que ver con el alto potencial demográfico entre los tres continentes (América Latina, Africa, Europa); el alto grado de relacionamiento entre muchos de los países de estas regiones con base en una lengua y cultura común y las oportunidades que se abren de aprovechar los importantes talentos y recursos disponibles en la era de la digitalización.

Ante ello se impone, entre otras cosas, acelerar los acuerdos económicos en negociación y el armado de una agenda política en la que podrían figurar los puntos que se detallan a continuación.

Temas para seguimiento y ejecución de políticas

Los procesos democratizadores que se han operado en los tres continentes mencionados acercan a los países y generan una lógica de relacionamiento diferente.

Sin embargo, se nota la ausencia de una narrativa que de sentido de unidad en el espacio Atlántico. De este modo, las dinámicas de vinculación cultural, comercial, económica son autónomos y sin una estrategia y direccionamiento, caracterizado este proceso por su sentido horizontal, sin un eje vertical.

En tal sentido, se podría hacer un mejor cruzamiento de contarse una lógica de cooperación y diálogo políticos con un sentido y dirección.

Tal tipo de planteo es de carácter estratégico y se asienta en una dimensión inclusiva en el diálogo político entre los tres continentes, lo que implica incluir en dicho proceso a universidades, empresas y la sociedad civil a través de la faceta de la vinculación comercial en este tipo de procesos, de modo de darle bases reales a los acercamientos políticos.

Para ello se deben identificar oportunidades, condiciones y acciones que impliquen confluencias de intereses en las voluntades políticas presentes. Ello requiere una arquitectura institucional que actualmente no existe.

A su vez, un análisis realista tiene en cuenta que este proceso se ve altamente influenciado por procesos externos como el Brexit, que va a transformar la relación de la UE con África; la política externa actual de EE.UU. y el avance de China en África.

Un aspecto a destacar en estos encuentros de espacios geopolíticos y económicos es el rol del mar en el siglo actual, como factor clave en la nueva agenda signada por la cuestión medioambiental y energética, así como en los flujos de comercio y logística global, acrecentados con la transnacionalización de los procesos productivos.

En todo ello se observa el rol que está llamado a tener Portugal con sus archipiélagos y grandes superficies de territorio sumergidas en el Océano Atlántico. Misma mención cabe para la Argentina, con el amplio litoral marítimo que posee, su destacada presencia en los mares del Sur y su tradición como país de paz y de liderazgo en el Cono Sur.

En el comercio exterior de Portugal, los flujos de comercio exterior fuera de la UE son muy bajos y en todo caso, sigue predominando África, principalmente Angola en lo que se refiere a exportaciones, y bastante más atrás Brasil en América Latina.

Ello sumado al muy escaso intercambio cultural e informativo entre las principales capitales latinoamericanas y africanas y Lisboa, muestran por un lado lo poco que se aprovechan elementos vinculantes, como la lengua, los flujos migratorios y las buenas relaciones bilaterales.

Por el otro lado, esos mismos elementos muestran el gran potencial que hay para el fortalecimiento y aprovechamiento acrecentado de dichas ligazones. El rol de la comunicación social es clave en este proceso.

Las celebraciones que se realizan en el año 2020 en el marco de los 500 años de la primera circunnavegación de la Tierra, han permitido a Portugal desplegar diversas actividades en la principales ciudades y capitales que conforman dicha ruta en los cinco continentes.

La Ruta Magallanes-Elcano ha dado lugar de este modo a un proyecto gubernamental portugués que ha generado un contexto para intensificar multifacéticas relaciones con numerosos países. Ello incluye proyectos de relación y cooperación cultural y académica, así como relaciones entre empresas pequeñas y medinas y centros de investigación y desarrollo tecnológica.

Si bien los “espacios naturales” de relación externa de Portugal fuera de la UE son Angola y Brasil, se observaba un relanzamiento de las relaciones con América Latina, destacándose países como Colombia, México, Perú, Chile y Argentina.

Se destacan mecanismos de vinculación además de los bilaterales, la Cumbre Iberoamericana, la CPLP (Comunidad de Países de Lengua Portuguesa), el Foro de Cooperación América del Sur-África (ASA).

Si bien hay puntos de partida, aún falta mayor claridad sobre los puntos de llegada, así como la carencia de acciones pragmáticas y programáticas que impulsen la cooperación económica y la asociación comercial. Falta definición de los intereses-blancos prioritarios, así como una mayor complejidad de acciones públicas-privadas.

En este conjunto, resalta la fuerte vinculación que Brasil tiene con África teniendo en cuenta como factor primordial que un 60% de la población brasileña tiene origen africano, además de enfrentar desafíos y soluciones comunes.

Para citar un ejemplo entre muchos, se da el caso de la agricultura y los desarrollos tecnológicos logrados en el Brasil para el clima tropical, los que ha incluido en políticas de cooperación con África. Ellos le ha permitido establecer con África esquemas de cooperación científico-tecnológica para soluciones agrícolas adecuadas, lo que cristalizó en el Programa de Agricultura desde 2010.

En este marco, también figura la vinculación interbloque MERCOSUR-UE como una importante negociación, de la que se esperaban resultados positivos en el año 2018. La actual situación provocada por la pandemia del COVID, sumado a los cambios de signos políticos en ambas partes de las negociaciones después de 2018, han hecho más difícil cerrar dicho acuerdo.

No obstante ello, las negociaciones están abiertas y hay una visión auspiciosa para que se logren avances en esta negociación aún cuando se observa una corriente proteccionista en el comercio global.

Similar consideración merece para el proceso abierto entre el MERCOSUR y la Alianza del Pacífico, lo que permitiría fortalecer toda América del Sur en un espacio único de integración regional, dando con ello cumplimiento a las metas fijadas al constituir la ALADI.

Más arriba se mencionó el factor demográfico como un dato relevante a la hora de analizar el mediano plazo en una UE con una edad media de 40 años, cuando en China es de 25 años, América Latina de 28 y en los estados árabes de alrededor de 18- 21 años.

Esto es un gran condicionamiento para el futuro de las economías de la región y hoy la UE por su situación demográfica se vería fuertemente impelida a incluir a África y a América Latina en su agenda.

(*) El autor es Doctor en Politología y Licenciado en Relaciones Internacionales.