VIDEO – Laguna Mar Chiquita: un emblema color rosa con acento cordobés
Emplazada en la Laguna Mar Chiquita, uno de los fenómenos naturales más extraordinarios del mundo, encontramos una de las maravillosas postales que tiene la provincia de Córdoba: la localidad de Miramar.
Con más de 600 mil hectáreas, esta cuenca endorreica, conformada por los ríos Dulce, Suquía y Xanaes, es la laguna de agua salada más grande de Sudamérica y la quinta a nivel mundial. En 1911, Mar Chiquita llegó a los 360 gramos de sal por litro de agua. Actualmente, contiene unos 60 gramos por litro, lo que equivale a que sea tres veces más salada que el océano Atlántico.
Para recorrer este mar interior del departamento San Justo de norte a sur, debemos navegar aproximadamente unos 84 kilómetros en aguas que, por su alto nivel de salinidad, no son habitada por peces, sino por otras especies.
Según el autor Enrique Bucher en su libro “Bañados del río Dulce y laguna Mar Chiquita (Córdoba, Argentina)” publicado en el año 2006, la laguna Mar Chiquita es de origen tectónico, debido a que su formación está directamente relacionada con una falla geológica denominada Tostado-Selva-Melincué. Investigadores postulan que el efecto combinado de fenómenos tectónicos y sedimentarios obstruyeron el río Dulce en su flujo hacia el sur dando lugar a la formación de la Laguna Mar Chiquita.
Las teorías que engloban la salinidad del “mar cordobés” es que uno de los brazos del río Dulce atraviesa las Salinas Grandes, ubicadas al noroeste de la Provincia de Córdoba. Por otro lado, al ser una cuenca endorreica, es decir que el agua no tiene salida al mar, los minerales de los tres ríos que la conforman le aportan su cuota salada; el agua se evapora y las sales se van integrando al espacio.
Matías Michellutti, prestador de turismo alternativo y miembro del Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos (GCFA), afirmó que la laguna es un acontecimiento poco frecuente a nivel mundial, sobre todo por su falta de conexión con el mar y comparó las propiedades curativas de Mar Chiquita con las del Mar Muerto: “La Laguna Mar Chiquita está hermanada con el mar muerto, las propiedades químicas tanto del barro y del agua son muy parecidas, por eso decimos que Miramar también apunta hacia el turismo de salud que utiliza el fango y el agua”.
Adrián Walker, intendente local, también destacó que las propiedades de la laguna fueron, sin duda alguna, el atractivo principal para que Miramar aumente el turismo regional.
“Miramar es un destino nuevo luego de padecer una pérdida muy importante en la década de del 70 tras quedar bajo agua, hoy somos localidad nueva, pujante que apuesta nuevamente al servicio del turismo y que, desde el municipio local, tratamos de brindar capacitaciones para promover en cada servicio la esencia local y nuestra Mar Chiquita es un recurso histórico que beneficia la salud humana buscando alivios en dolencias reumáticas y piel”, expresó Walker.
Flamencos Australes, el ave de bandera cordobesa
La singularidad más destacada de la laguna, es la presencia de aves playeras que viajan millones de kilómetros para asentarse en suelos cordobeses por una temporada, y luego retornar a su hogar.
Si de aves exóticas hablamos, la salinidad de Mar Chiquita atrajo hace algunos años a una de las especies más radiantes y magníficas de todos los tiempos, el flamenco. “Desde el punto de vista natural, la salinidad de las aguas otorga cualidades únicas para el continente americano, y si lo vemos desde el punto de vista natural, nos trae hoy nuestra ave bandera que es el flamenco”, señaló Michellutti.
Natura Internacional es una Organización No Gubernamental que se dedica a promover la creación de áreas protegidas en Argentina. En este marco, Lucila Castro, quien es oriunda de la localidad de Miramar y directora de esta ONG, trabaja hace algunos años junto a un grupo de investigadores científicos estudiando el comportamiento de los flamencos.
Explica que, de las seis especies de flamencos que existen en todo el planeta tierra, tres se pueden observar en este mar cordobés, pero una de las especies, el flamenco austral, hace ya varios años es residente del lugar. Son más de 325 mil ejemplares de esta ave que podemos observar todo el año en las costas de Miramar.
Castro comenta que este acontecimiento es poco habitual y que la presencia de tanta cantidad de flamencos australes ha potenciado la zona a nivel mundial: “Los estudios fueron muy reveladores, porque se creía que había 200 mil individuos, después se llegó a creer que había 300 mil de población total en Sudamérica pero a través de los censos aéreos que venimos realizando pudimos contabilizar sólo en Mar Chiquita, en una temporada, más de 325 mil individuos, entonces hoy creemos que la población total de esta especie en Sudamérica es de 500 mil estando la mayor cantidad aquí en Mar Chiquita, siempre hablando de la especie austral”.
Al ser un humedal extenso, eligen la zona porque cuenta con diversos ambientes que les permite nidificar en zonas alejadas a la urbanización y, también, porque en la salinidad de sus aguas encontramos la artemia salina, un crustáceo que es su principal fuente de alimento.
“La laguna es un humedal sumamente extenso y a su vez tiene muchos ambientes distintos, es muy heterogéneo, pero principalmente lo que hace que los flamencos vengan a esta zona es su alimento y el refugio. Son especies muy sensibles y, si bien las podemos ver desde la costa, necesitan áreas tranquilas para poder nidificar; Mar Chiquita les da ese espacio y el alimento”, resumió Castro.
Además, los flamencos necesitan playas barrosas para construir sus nidos, característica que se encuentra en el extremo norte de la laguna, donde están los bañados del Río Dulce. Con el barro construyen una estructura de aproximadamente 30 centímetros, con una depresión en la punta donde, una vez que anidan, esperan el nacimiento del pichón. En América del Sur también hallamos flamencos en Perú, Bolivia Uruguay, sur de Brasil y Chile, pero es la Laguna Mar Chiquita el único sitio fuera de los andes donde podemos encontrar las 3 especies al mismo tiempo. Los últimos estudios revelaron que en la temporada reproductiva 2021 se pudieron registrar siete colonias de nidificación. Esto no se da en los otros países, es un fenómeno único cordobés.
Los flamencos comienzan su proceso de reproducción en los meses de septiembre y octubre, pero se extiende hasta marzo y abril.
Para iniciar este proceso, realizan una danza donde eligen su pareja; cabe destacar que son aves monógamas. “Al principio hacen es una danza muy linda en donde todos los flamencos van bailando, todos los juntos o marchando, y a través de ese proceso ellos elijen pareja. Es una danza que implica el movimiento del pico, de las alas; es muy lindo de ver y nosotros los podemos ver aquí en la laguna Mar Chiquita”.
Ya elegida la pareja, vuelan a las zonas elegidas por ellos para nidificar y comienzan con la construcción de los nidos, el periodo de incubación es aproximadamente de 28 días. Apenas nacen, los pichones permanecen unos días en el nido y luego ya socializan con el resto de la bandada.
Para que la nidificación sea exitosa, la especie necesita una enorme cantidad de individuos, actúan como organismo para proteger las crías formando enormes colonias. “Una característica particular, es que los pichones forman unas ‘guarderías’ llamadas creches, aquí son alimentados y resguardados por algunos flamencos adultos”, destaca Castro.
Sabemos que estos animales son tan sensibles que ante el menor disturbio pueden abandonar completamente la colonia y dejar a los pichones o huevos a merced. No es una especie que pueda defenderse frente a amenazas por esa razón opta por empollar lejos de la urbanización.
Al nacer, los flamencos tienen una coloración blanca que luego, conforme pasan los meses, se transforma en gris; una vez que son adultos su color es el rosado. Parte del pigmento se atribuye a su principal fuente de alimento, los crustáceos. Alcanzan su madurez a partir del año donde se los llama subadultos; a los tres años de edad desarrollan su madurez reproductiva y a los seis años comienzan a reproducirse.
Los flamencos son aves longevas y pueden vivir hasta los 40 años en la naturaleza, pero estudios revelaron que un ave de este tipo en cautiverio puede sobrevivir hasta los 60 años.
Se alimentan filtrando el agua; en su pico tienen unas estructuras llamadas lamelas, que los ayuda a filtrar el agua salada y barrosa para consumir la artemia salina, diatomeas y otros microorganismos. Cuentan con glándulas para poder excretar el exceso de sal, la contextura de sus patas, largas y finas, ayudan a movilizarse en los ambientes de fango y sal.
Así lo explica Lucila: “Generalmente, su alimento está entre el agua y la tierra, entonces ellos producen un movimiento de patas fuertes y van movilizando todo ese alimento, lo filtran mientras caminan. También se alimentan mientras nadan, cuando las artemias se concentran en zonas más profundas”.
Una de las características más llamativas de estos grupos es la capacidad de adaptación que tienen. Pueden habitar en zonas como la Puna, con temperaturas de hasta 10 grados bajo cero, y luego se asientan en zonas estivales con 40 grados. Pueden llegar a volar 500 kilómetros en una noche, cruzando las alturas extremas de la cordillera, y también los podemos ver disfrutar su sobrevuelo al ras de las lagunas.
Las extensas costas de Miramar de Ansenuza y otras localidades de la región conforman un paisaje bucólico para residentes y turistas de todo el mundo que se admiran del flamante espejo de agua salada y las extravagantes aves que migran desde América del Norte. Estas recorren millones de kilómetros sumado a las residentes. Definitivamente, esta ciudad es un sitio para deleitarse y recrearse en esta luminosa y sorprendente localidad cordobesa.
Tipos de flamencos
Las tres especies que encontramos en la laguna Mar Chiquita son las siguientes: Flamenco Andino o parina grande; Flanco de James o parina chica; y el residente Flamenco Austral. Cada una de estas especies se distingue por la coloración de las patas, de los picos, y de sus plumas, ya que varía el pigmento rosado, más aún en época reproductiva.
Flamenco Austral: es completamente rosado, se le ve un color negro en las alas cuando está en vuelo (plumas de vuelo negras no visibles cuando posado). Su pico es de color negro con base rosada. Patas de color gris verdoso. Iris claro.
Flamenco Andino: es el más grande, cuando esta posado se le ve el color negro de las alas Pico es tres cuartos de color negro con base amarilla. Patas de color amarillo. Iris oscuro.
Flamenco de James: es de menor tamaño. Plumas de vuelo negras forman un triángulo reducido. Pico amarillo anaranjado con agudo ápice negro. Patas de color rosado o rojo. Iris oscuro.