El transporte interurbano volvió, pero reducido, y los reclamos se suman en todo el interior
En 2020, el transporte interurbano de pasajeros en Córdoba estuvo parado durante 264 días, en el marco combinado de las restricciones por el Covid-19 y de un prolongado paro de choferes.
El regreso de la actividad, vital para usuarios de pueblos y ciudades de todo el mapa provincial, fue limitado. Sobran los reclamos porque, en general, está lejos de ser lo que fue antes de la pandemia.
Menos frecuencias y líneas, además de demoras, se cuentan entre las dificultades para los que necesitan ese servicio público para ir a trabajar, a la escuela o para acceder a prestaciones de salud.
Compartir un remise o un automóvil particular, hacer dedo, o apelar a bicicletas a pesar de las distancias se presentan como alternativas precarias, más costosas, o más lentas y sacrificadas.
PARAVACHASCA: “VOLVIÓ ESCASO”
“Soy empleada de la salud y arriesgamos la vida en esta pandemia. Pero, por culpa del transporte público, único medio que tengo porque con el sueldo no nos alcanza para más, no puedo cumplir nunca bien con mi horario de trabajo”, relató una vecina de Santa Ana, localidad cercana a Alta Gracia y a Córdoba capital. Ella deba ingresar a las 5.30 y no hay transporte en ese horario. “No queremos aplausos, queremos transporte”, resalta.
Potrero de Garay, Villas Ciudad de América, La Serranita, La Bolsa, Los Aromos y Anisacate son sólo algunos de los pueblos afectadas por la falta de frecuencias para llegar a Alta Gracia o a la Capital. En algunos de ellos, han pedido a las autoridades comunales que reclamaran ante las empresas de transporte y ante la Provincia.
“Nunca volvió el colectivo desde que empezó la pandemia”, marcó una vecina de San Clemente. Explicó que, si no tienen auto particular, deben solicitar un remise ilegal, que sólo por ir a Alta Gracia les cobra cerca de 1.800 pesos de ida. “En el pueblo estás aislado si no tenés auto”, lamenta.
SUDESTE: FALTA RECUPERAR
En el sudeste provincial resta todavía recuperar un 40% de las frecuencias habituales del transporte interurbano, según estimaron desde la terminal de ómnibus de Villa María.
Aun así, el panorama es otro en el principal nudo del transporte de pasajeros en la región, comparado con los meses de la cuarentena estricta. Se ve mucho más movimiento y casi todos los locales están abiertos. Esto es signo de que hay más pasajeros con la flexibilización de actividades.
Estudiantes terciarios y universitarios conforman en esta región una importante cuota de las personas transportadas.
El regreso a la actividad presencial en las instituciones de Villa María y de Córdoba hace prever que se colocarán más unidades y frecuencias en la región: eso, al menos, esperan. Porque la demanda existe. Pero la respuesta es menor que la esperada.
DOCENTES DEL SUR: “NO ROMANTICEN HACER DEDO”
Docentes de diversas localidades del sur provincial se autoconvocaron y dirigieron una carta a autoridades provinciales y municipales. Denunciaron que una gran cantidad no vive en los pueblos donde da clases y que “se ha naturalizado” que se viaje “a dedo”, sin tener en cuenta el peligro que implica, más aún en contexto de pandemia, además de los tiempos que demanda.
“Se ha romantizado la idea de que hacer dedo para ir a dar clases es por vocación, mientras que esto es sólo una muestra de la desidia del Estado frente a la educación. Por eso decimos: no a la romantización de nuestro trabajo”, expresaron.
Dijeron sentirse “a la deriva” en sus derechos laborales, de salud y humanos “porque el Estado no garantiza un retorno seguro y saludable” a sus hogares.
Reclaman por la falta de más horarios de transporte, acordes con los de las escuelas (el problema se acentuó ahora con la extensión de una hora en las clases), por la confusión debido a continuas modificaciones de las frecuencias en algunas empresas, por las malas condiciones de los servicios y por el incumplimiento de los protocolos sanitarios.
Dejaron sentado que desde el inicio del ciclo lectivo presentaron notas a Inspección, de manera colectiva y autónoma, sin respuesta. Señalaron que, donde hay transporte, se requiere urgente más flexibilidad en el boleto educativo, pidieron “optimizar” la herramienta y permitir que se utilizara en diferentes empresas, porque no son regulares los servicios en todo el amplio sur provincial.
Mencionaron como afectadas por falta de frecuencias acordes a las líneas que unen Río Cuarto con localidades como Las Acequias, Reducción, Alejandro Roca, Vicuña Mackenna, Las Albahacas, Achiras y San Basilio, entre otras.
Las dificultades para unir las localidades del sur con Río Cuarto no son sólo de docentes: también impactan a alumnos, a personas que concurren a sus trabajos y en la atención de la salud, ya que el hospital provincial de esa ciudad concentra la atención pública de esa amplia región.
SIERRAS CHICAS: SERVICIO QUE EMPEORA
“Seguimos muy desamparados. La situación es preocupante. Hay personas que perdieron su trabajo por no tener cómo regresar a sus hogares”, apuntó Silvina Fierro (53), usuaria del transporte interurbano en la zona de Sierras Chicas desde hace cinco años.
Como ella, miles de otros de esta región cercana a la Capital viven en la incertidumbre cada vez que tienen que trasladarse por trabajo, por estudio o por trámites. Casi todos coinciden en que el transporte público es cada vez más deficiente.
“Antes tenía un colectivo para volver a las 0.30, ahora sólo tengo uno a las 21, de lunes a viernes. El problema es durante los fines de semana, cuando salgo más tarde y no llego a tomarlo”, contó Fierro, quien trabaja en una sala de teatro y viaja entre Salsipuedes y Córdoba.
A la falta de unidades y de frecuencias, sobre todo en “horarios pico” y por la noche, se suma la desazón de esperar por horas en las paradas para que, cuando el bus llega, ya está lleno.
Entonces, no les queda otra que ir de pie, amontonados, sin la distancia que pide el protocolo sanitario.
En Sierras Chicas, con un muy intenso tráfico con la ciudad de Córdoba, se “inventó” una versión cordobesa del carpooling, que implica compartir el auto de uno entre varios, para repartir costos. Pero, debido a la pandemia, ese hábito que venía creciendo disminuyó, por temor a los contagios.
CALAMUCHITA: “MÁS HORAS DE ESPERA”
A Martina Garro (16) no le queda otra que “hacer tiempo” durante tres horas, en la casa de una compañera o de su abuela, para poder tomar el colectivo que la regrese cada día escolar a su casa. Las clases presenciales volvieron para ella, pero con una disminución drástica de las frecuencias del colectivo con el que viaja 10 kilómetros desde su casa en Villa General Belgrano hasta su colegio en Santa Rosa de Calamuchita.
Tras más de un año de clases virtuales, el retorno a las aulas dejó al descubierto un problema que afecta a alumnos y a docentes que deben movilizarse entre localidades, en toda la provincia.
Martina cuenta que, en su caso, el problema no surge para ir al colegio, sino para el retorno: termina su clase a las 19.15 y el colectivo más cercano parte 15 minutos antes, por lo que debe tomar el siguiente, a las 22. No hay otra frecuencia intermedia para viajar, como hubo hasta 2019.
Otras historias cuentan, en la misma zona, los vecinos de decenas de localidades que sin vehículo propio dependen del bus, por ejemplo, para concurrir al hospital provincial de Santa Rosa, único centro sanitario con servicio de internación en todo el Valle de Calamuchita.
Fuente: La Voz del Interior.