¿Qué une a la Cámpora con Marcelo Tinelli, Mario Pergolini y Alejandro Fantino?
La juventud es un divino tesoro que hay que saber vivir a tiempo para no engañarse. Hay íconos de la juventud que pueden dar el paso a la adultez a tiempo y otros que quedan atrapados en la idea de ser proyectos. Algunos tardan, pero finalmente lo logran.
Mario Pergolini por caso, tras unas décadas de jóven rebelde que podrían ir desde sus comienzos en la Rock and Pop en 1987 hasta el 2011, logró asentarse y aceptarse como un empresario de medios.
Marcelo Tinelli es otro de estos ejemplos. VideoMatch empezó como una estudiantina disruptiva con jóvenes desfachatados y desinhibidos qué generaron un boom en la trasnoche de la televisión argentina y ahora también empresario busca nuevos horizontes reciclándose en nuevas propuestas.
¿Quién puede olvidar al Alejandro Fantino desfachatado de Mar de Fondo, que junto con Gastón Recondo y Marcelo Palacios logró hacer de ese programa una nueva forma de encarar el periodismo deportivo?. Es innegable también que tiempo después cuando quiso salir del deporte, supo de a poco convertir ese primer Animales Sueltos que abordaba temas triviales en un programa de gran éxito en la pantalla de América, capaz de marcar agenda.
Tenemos muchos otros ejemplos en la televisión y en la música nacional e internacional de jóvenes que envejecieron junto con su ídolo juvenil muchas veces sin darse cuenta de que ya no queda nada de juventud ni originalidad en sus modas.
En la política pasa exactamente lo mismo. Por ejemplo, “La Cámpora” empezó como una expresión disruptiva dentro del peronismo en el apogeo de su versión kirchnerista, cuando llegó a ser un furor por su convocatoria entre la militancia juvenil, de la mano de Néstor Kirchner.
Jóvenes que encontraban una nueva esperanza de renovación política y que al grito de “somos los herederos de Perón y de Evita” forjaron nuevos liderazgos juveniles. Esos jóvenes dirigentes al mando, también fueron creciendo y envejeciendo con la organización.
Al calor de las roscas y los rencores internos, fueron poniéndose el traje de funcionarios públicos, preocupados por ganar cada vez más poder y caja, dejando de lado los ideales a la par que iban siendo padres y teniendo preocupaciones cada día más cotidianas.
Ahora ya no es lo mismo, la juventud que tienen los funcionarios camporistas es una juventud modelo 2008 con un kilometraje más cercano a la rectificación que al cero km.
El proyecto impulsado por esta juventud originalmente buscaban la construcción de una sociedad justa e igualitaria, de clases medias aliadas al capital que lograra finalmente superar el atraso económico pero acabó construyendo un capitalismo de estado, burocrático y dependiente de un agotamiento del sector privado. En lugar de la pregonada justicia social, se instaló un capitalismo privado al servicio de una gran burguesía política de la cual los líderes camporistas fueron formando cada vez más parte.
Estos dirigentes que en sus discursos progresistas coqueteaban con el socialismo, se quedaron únicamente en la idea de centralizar un poder político extenso y sostenido. En sus discursos sostenían que el poder era para lograr sus objetivos políticos altruistas, pero en definitiva siempre terminaron mostrando su ambición al usarlo para su beneficio y acumulación de poder para sí mismos.
En el presente encontramos esto plasmado en gran parte de los miembros del gabinete a nivel nacional. Eduardo «Wado» de Pedro es uno de los ejemplos. Ministro del Interior que no solamente maneja un presupuesto de aproximadamente 71 mil millones de pesos sino que además es el encargado de las obras y negociaciones con las provincias.
Esta cartera es famosa en la política nacional porque es la que tiene a su cargo la administración de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Este organismo distribuye entre provincias y municipios para atender desequilibrios financieros y situaciones de emergencia. Es uno de los principales lugares donde se maneja el famoso “látigo y chequera” para adoctrinar a los gobernadores.
Por su parte Luana Volnovich logró hacerse con la dirección del PAMI. De acuerdo con el boletín del PAMI fechado el tres de enero del año pasado, la obra social de los jubilados tiene asignado un presupuesto que supera los 456 mil millones de pesos, más cinco millones de pesos en concepto de «Servicios Sociales».
Y así seguimos con otros casos en el área social del presupuesto Nacional que tiene designado en el rubro servicios sociales casi el 72% del presupuesto nacional que también administra en gran parte la Cámpora o el Instituto Patria.
Seguimos con cajas y poder codiciadas estratégicamente como la de la Agencia de Bienes del estado en manos del sciolista Martín Miguel Cosentino Moreto, fundador de la agrupación “La DOS” (por las siglas del nombre del actual embajador ante Brasil) y con Juan Agustín Debandi dirigente de «La Cámpora» como vice.
Pablo Ceriani, hombre cercano a Axel Kicillof maneja Aerolíneas Argentinas, administra un presupuesto con la resolución 126/2021, actuante en el ámbito del Ministerio de Transporte, en el cual se estimó en $ 127.318.660.853 los ingresos de operación y en $ 161.054.337.723 los gastos, con un resultado operativo (pérdida de operación) estimado en $ 33.735.676.870.
En YPF los referentes de “La Cámpora” están muy presentes. El actual presidente de la compañía, Pablo González, designado en enero de 2021 por el presidente Alberto Fernández, entre 2015 y 2019 llegó a ser vicegobernador de la mismísima provincia de Santa Cruz, acompañando a Alicia Kirchner.
Y así podemos seguir enumerando: la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) con un presupuesto de $3.518.740.505., el Correo Argentino, donde recientemente el Gobierno amplió partidas del Presupuesto Nacional y $4.500 millones serán para atender los gastos de esta empresa estatal.
Las juventudes kirchneristas parecen estar en el duro trance de la aceptación de la adultez, esa especie de crisis de la mediana edad dirigencial.
Ahora les toca a ellos aggiornarse o terminar de convertirse en el triste espectáculo de un adulto fingiendo adolescencia con música o términos pasados de moda. Lo que es claro es que ya no son dueños de los jóvenes como supieron serlo allá a comienzos de siglo.
Están compitiendo en igualdad de condiciones con ese estilo de dirigentes “del pasado” del que supieron burlarse.
La juventud argentina de hoy en día no tiene un líder carismático que los reúna fuertemente. Hay algún sector que parece inclinarse por las opciones libertarias, pero no parecen ser, al menos por ahora, la gran mayoría.
Si hacen el ejercicio de preguntarle a los jóvenes a quién piensan votar, es probable que la respuesta sea la pregunta de si es obligatorio votar.
El desgano que se encuentra en este segmento de la población es aún mayor que en el de los adultos. Los políticos, como ese padre que quiere hacerse el “copado”, el “buena onda” y despierta más vergüenza que otra cosa en los adolescentes; hablan de temas que entienden que son de la juventud: tener sexo, fumar marihuana, etc. Todo esto con la parafernalia de usar palabras que probablemente los chicos vean como viejas como “garchar” o “porro”.
Los jóvenes no solo no comen vidrio sino que quieren un país mejor. Saben que lo que necesitan para cambiar es cambiar a los políticos por otros. La juventud se caracteriza por ser la impulsora del cambio y la renovación.
La Cámpora se pensó, como muchas juventudes a lo largo de la historia, con una visión revolucionaria. Pero las revoluciones, entre ellas la gran Revolución Francesa, duraron siempre menos de diez años. Las masas se cansan y los dirigentes ajustan cuentas entre ellos o liquidan a las oposiciones verdaderas.
La revolución camporista acabó por aburguesarse porque se convirtió en una clase política que para mantener el poder hace leyes a su favor y realiza alianzas incluso con sectores que al comienzo decía odiar irreconciliablemente.
“En todos los grandes burladores encontramos una característica a la que deben su poder: en el momento en que engañan a los demás, los embarga una profunda fe en sí mismos, y esto es lo que atrae de forma tan milagrosa e irresistible a quienes los rodean.” Frederich Nietzsche.
“El tiempo pasa
Nos vamos poniendo viejos
Yo el amor
No lo reflejo como ayer”
Pablo Milanés
Nota también publicada en: Perfil.com
(*) Consultor especializado en Comunicación Institucional y Política, Asuntos Públicos y Gubernamentales, Manejo de crisis y Relaciones con los Medios. Magister en Comunicación y Marketing Político en la Universidad del Salvador (USAL). Postgraduate Business and Management por la Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Es docente universitario en UCA y USAL. Columnista de Diario San Francisco, Perfil.com y FM Milenieum, entre otros medios del país y del mundo.