La vuelta del Pichichi al Gobierno, y ¿como candidato?: lo sufre Massa
La aparición de Scioli en escena tras la salida de Kulfas, lejos de traer la concordia al Frente de Todos, parece una sábana corta que tiene que sacar la paz de Massa para lograr la de Cristina.
El martes 31 de mayo el portal oficial de argentina publicaba «Kulfas: ‘Después de 50 años se vuelve a producir chapa naval en Argentina'» y así anunciaba el exministro de Desarrollo Productivo el lanzamiento de la producción de chapa para uso naval de la empresa Laminados Industriales en Santa Fe. Recorría luego la planta industrial de Sidersa, en San Nicolás, que próximamente ampliará su planta y generará mas de 1800 puestos de trabajo. Todo parecía marchar con normalidad hasta entonces y la concordia parecía estar llegando al Frente de Todos tras el nuevo intento de concordia en la conferencia conjunta de Alberto y Cristina en Tecnópolis por los 100 años de YPF.
El off revelado fue la excusa que andaba buscando el Frente de Todos para poner a prueba los lugares que reacomodó la tensa calma del reencuentro de Alberto y Cristina. Pero las víctimas de esta guerra parecen recién estar empezando a verse, porque hay un gabinete cansado, partido, sin rumbo y sin aspiraciones que son oficialismo pero hablan como oposición como si fueran una coalición entre opositores y oficialistas.
Queda claro por qué Cristina le pidió la cabeza del ministro a Alberto: porque era un amigo y uno de los defensores más acérrimos del albertismo. ¿Pero por qué el presidente sacó a Kulfas? La verdad es que suena todo muy desprolijo porque no se entiende cómo Kulfas y su gente pueden poner semejante información en un off que quede registrado en WhatsApp, sobre todo porque parece estar muy lejos de ser correcta. Parece o un intento desesperado del ministro por ser echado o una muestra de su inocencia política que no se da cuenta de cómo son los miembros de la alianza con quienes decidió enfrentarse. Pero más allá de suspicacias y sospechas, se impone por sobre todas las interpretaciones posibles, el pensar que fue otro acto de debilidad de Alberto Fernández a quien una vez más le mostraron una carta y rápidamente dejó ver su juego y se fue al mazo para que no lo reten, empecinado en eliminar todo brote posible de albertismo. Como si se hubiera cansado de ir marcha atrás tanto tiempo, ahora Alberto se cansa en la partida sin siquiera calentar.
Kulfas parece haber olvidado de pronto su idea de centrarse en la gestión y se metió de lleno en el juego de Cristina y sus aliados en el que ellos son veteranos y del que el ahora ex-ministro, parece desconocer hasta las reglas. Atrapado por esta lógica, igual que todo el gobierno, parecen olvidar que aquí hay una necesidad fundamental que es terminar el gasoducto para encontrar vías de solución de los problemas energéticos y sobre todo para aprovechar la ventana de oportunidad que da la tragedia de la guerra. La obra es tan importante que no podían ignorar ni Cristina, ni el Presidente, ni Kulfas, que en la Argentina no hay chapa de 3,6 pulgadas porque no resulta rentable, en un país cuya industria pesada funciona de forma discontinua, tener una procesadora de acero de 3,6 pulgadas. Esto se produce en Brasil porque este país tiene una gran producción de barcos, aviones, caños alimentada por la demanda producida por la escala de la economía de Brasil. En la Argentina esos productos solo se requieren cuando hay obras de infraestructura muy grande, cosa que en no sucede desde hace mucho tiempo y cuando sucedió fue algo pasajero. Por ese motivo lo que proponía Cristina respecto de Techint instalándose en la Argentina para producirla, sería una gran inversión de dinero con una rentabilidad negativa o al menos muy escasa y discontinua.
Las vueltas que da en este contexto la alianza de gobierno para hacer una licitación que promete beneficios en el presente y en el futuro, hacen pensar que habrá alguien que no quiere que se haga el gasoducto , alguna “mano negra” que impide que desde Vaca Muerta a los centros urbanos no haya conectividad. Aunque uno pensaría que esto es pura elucubración, es imposible dejar de ver que si Alberto Fernández arranca con el gasoducto pronto tal vez llegue a terminarlo, al menos a tenerlo inaugurable, para el año que viene y entonces quedarse con la cucarda de poder decir que fue él quien hizo el gasoducto que dio puntapié inicial a la era de la explotación energética en la Argentina o alguna de esas frases ingeniosas y grandilocuentes que tanto gustan a Cristina y sus votantes.
Mientras hoy Vaca Muerta trabaja apenas a un 7% de su capacidad, el mundo demanda en este momento energía convencional, pero está girando hacia energías renovables, con lo que, si no sacamos la energía que proviene de Vaca Muerta ahora, más pronto que tarde tendremos un costosísimo recuerdo de formas energéticas del pasado que nos recuerde el problema de las peleas por el chiquitaje que dejan a la Argentina siempre fracasando a pesar de todas sus oportunidades.
Como si no fuera parte de estos problemas Kulfas aprovecha el final de su carta para aconsejar al presidente diciendo: “No podemos dejar pasar el tren de la historia por internismos o mezquindades de algunas fuerzas políticas. Es necesario ubicarse por arriba de estos asuntos por el bien de la Nación y de nuestro pueblo”, para luego ofrecerse a colaborar “desde el llano”.
La aparición de Scioli en escena, lejos de traer la concordia al Frente de Todos, parece una sábana corta que tiene que sacar la paz de Massa para lograr la de Cristina. La conversación con Sergio Massa es sabido que dejó más claro que nunca al presidente que las diferencias del tigrense con Scioli son importantes aunque no queda en claro si el líder del Frente Renovador ofreció alguna posibilidad de ocupar el cargo con gente de su confianza.
Sergio no quería que el puesto fuera para Daniel Scioli porque hay entre ellos deudas mutuas de hace muchos años y la desconfianza mutua siempre fue grande. Pero ahora hay más rencores que nunca porque Daniel Scioli parece irse acercando lentamente a la candidatura que trata de construir pacientemente Massa desde que decidió romper con el Kirchnerismo. Esto no es algo antojadizo porque la designación se da menos de un mes después del 7 de Abril del 2022 cuando se viralizó un video viejo de la campaña de Scioli 2015 donde un locutor decía acerca de Scioli: «Los incondicionales siempre están, contra todo pronóstico ellos aparecen y le ponen el pecho a las balas, no hay fuerza capaz de retirarlos, de ofenderlos”. Este era un vídeo viejo que se viralizó «casualmente» y que según el mismo Scioli fue sorprendido por esto, aunque todos sabemos que en política hay poco espacio para las casualidades y las emociones son lo menos auténtico que hay, menos aún cuando son tan propicias para preparar un terreno de la vuelta.
Sergio Massa y sus colaboradores están muy enojados con esta posibilidad que lo corre a un costado y olvida la promesa de impulsar al fin del albertismo, un proyecto de massismo. Se le escuchó incluso decir que ahora le va a costar a Alberto sacar y pelear por algunas de las leyes en el Congreso de la Nación. Atrás del papel de tipo bueno y calmado que llama siempre a la concordia dentro del frente, se sabe que se esconde un político ambicioso y rencoroso. Por otro lado, esto le cambia las posibilidades que tenía en mente para las elecciones porque lo obliga a pensar en ir a una interna con alguien con nombre y apellido y una candidatura sugerida desde antes de que cualquier otro pueda siquiera prepararse.
Este round lo pierde totalmente Alberto Fernández donde se le quitan, por más que él lo niegue, todas las posibilidades y la verosimilitud de una propuesta de reelección porque con una imagen por el suelo, sin credibilidad, sin apoyo interno, parece algo poco creíble. Recordemos que su circulo de confianza de ministros, funcionarios y amigos que antes pedían por el nacimiento de un albertismo le fueron a golpear la puerta Cristina.
En el entorno de Alberto dicen que los siguientes 90 días son cruciales y todo se puede derrumbar por lo que están atentos y buscan que todos los que no lo hicieron cobren consciencia de que lo que está en riesgo no es perder, no es una lucha por una interna, una candidatura, una presidencia o una alianza de gobierno, sino que lo que está en riesgo es el país. En este sentido entienden que Scioli puede ser un componedor que, si no logra nada en concreto, al menos pueda ganar cierto protagonismo con acciones y fotos con todos los empresarios y sindicalistas que pueda para componer una cartera que pasa por momentos muy complejos.
Hoy parece que ha consolidado una buena relación con el presidente Alberto Fernández y es un hombre que padeció a Cristina Kirchner y vivió el abandono y desprecio que vive Alberto hoy. Por eso sabe que Cristina es impiadosa y no tiene sentimientos, pero dada su perseverancia, Cristina y todos nosotros sabemos que él es un hombre entrenado para que las cosas le resbalen y seguir adelante.
Se van delineando los candidatos a presidente para el Frente de Todos. Dentro de la gestión están todos en estado de alarma porque en última instancia creen que nada va a torcer el rumbo de perder dentro de un año y medio dicen, excepto que Pichichi haga un gol de media cancha en la final del mundial de fútbol-sala.
“Son muchísimas las tareas pendientes que tiene esta Argentina para ponerse de pie y desarrollarse. Y estamos ante una oportunidad histórica que no podemos desperdiciar. Nuestro país puede ofrecer hoy aquello que el mundo está demandando”, Matías Kulfas, un ciudadano aconsejándonos desde el llano.