De militante juvenil a candidato a gobernador
El sanfrancisqueño Martín Llaryora y una carrera política que no tiene techo. Ayer, Juan Schiaretti lo propuso como su sucesor. Por Lic. Jorge Borgognoni.
En la vida de una persona que dedica su tiempo al otro, a lo público, en más de una oportunidad surge la pregunta sobre cómo se construye un liderazgo porque a más de uno lo atropella la ansiedad o la experiencia vivida en el sector privado, donde las reglas y su dinámica suenan más simples, y si porque básicamente la relación se construye sobre dos sujetos que intercambian algo.
La vida política está muy lejos de todo eso. La construcción de la otredad es un valor en sí mismo, en quién dedica todo su tiempo a encontrar soluciones para todos, en generar expectativas y contagiar las ganas de romper con el status quo, con la comodidad, a no ser conformistas en el momento que está viviendo y en eso está enmarcada la historicidad de Martín Miguel Llaryora.
Aquel joven que se formó en las aulas de la educación pública y que encontró en cada vecino la posibilidad de ser un puente para que no sufra, que fundó su experiencia política en la sensibilidad del otro y para ello encarnó su pasión por dedicar su vida a cambiar las condiciones de vida de todos, que respira obstinación por la educación y el trabajo; fue el joven que a sus veinte y tantos años tuvo su primeros pasos por la Dirección de Juventud en la Municipalidad de San Francisco allá por los años 90 y que llevó a continuar en el Gobierno de la Provincia para ocuparse de la Dirección de Promoción de Empleo siendo el principal ejecutor, del más que un programa de gobierno, se convirtió en un verdadero derecho de los cientos de jóvenes que encontraron una primera llave al mundo del trabajo en el PPP (Plan Primer Paso).
Pero la militancia no es una cosa de un día y ya. Es un estilo de vida, y es también en la Universidad Nacional de Córdoba donde con una carrera en curso fundando su formación en los principios del Estado de Derecho y la Justicia también dedicaba parte de sus 24 horas diarias a discutir la agenda de los universitarios, entendiendo que son los forjadores de las responsabilidades de las generaciones venideras, que si un país se nutre de profesionales con espíritu crítico se logran ciudadanos comprometidos y se mejora la calidad de vida.
En sus 31 años con una familia formada, con toda la responsabilidad y amor que ello implica, fue electo concejal de nuestra ciudad, donde comenzó a evidenciar no sólo los desaciertos del gobierno local, sino a trasladar las inquietudes de muchos vecinos que encontraban en su figura un facilitador del cambio, un promotor del hacer, que también se podía soñar en más grande y es en el 2007 cuando ocupó por primera vez la intendencia municipal, luego de pasar por una dura elección interna partidaria.
El sueño de visibilizar a su ciudad en la agenda de los medios nacionales y colegas, hizo que comenzara a caminar por rutas que abren mas caminos a los que viven en su ciudad y nuevamente en el año 2013 el extinto gobernador José Manuel De la Sota lo convocó a integrar el Ministerio de Industria y Comercio y esa legitimidad institucional la renovará en la integración de la fórmula provincial electoral como vicegobernador de Juan Schiaretti en el 2015.
Su articulación permanente en la construcción de nuevos lazos y realidades de cuanta localidad fuera invitado a compartir su historia, su experiencia, también le habilitó ser el elegido de encabezar la lista de Diputados Nacionales para trasladar la batalla de las necesidades del interior en el Congreso Nacional, esgrimiendo un nuevo espacio federal, que interpela directamente a las discrecionalidades del Ejecutivo Nacional.
En el año 2019, atento a su nivel de altísima sensibilidad por el deterioro de la ciudad capital de la provincia, fruto de gobiernos interesados en manejos y destrato mezquinos, de intereses sectoriales únicamente, comenzó a recorrer los barrios y calles cordobesas que lo acobijaron desde su llegada como estudiante universitario.
Indudablemente que su empatía, cariño y respeto logrado le permitió obtener la mayoría de las preferencias electorales para ocupar el Palacio 6 de Julio y hacer cómplice a cada ciudadano de una transformación, que un intendente es el primer vecino que tiene que estar en todos lados para hacerlo más simple.
A pesar de la pandemia sanitaria que afectó a todos de igual y profunda manera, sorteó las dificultades para comenzar con el plan de obras, de embellecimiento, de innovación y modernización en una de las ciudades más convocantes en materia de producción, intercambio, turismo y punto de encuentro que tiene el país.
En otras palabras, la militancia no es una carrera de velocidad de 100 metros. Es una maratón de muchos kilómetros, paradas, obstáculos y oportunidades, que arrastra el norte de la estrella de los vientos de la construcción del progreso, de ese valor compartido que nutre a una sociedad. Ser Gobernador es un nuevo desafío en la vida de Martín Llaryora, porque es el faro productivo de que lo mejor está por venir porque ahora el norte es la provincia, es mucho más que el barrio, que la ciudad, es todo eso y más.