Claves del Debate Presidencial: Milei contenido, Bullrich en la mira y Massa cauteloso
Los tres cuidaron lo ganado en las PASO. Bregman fue la que mejor pudo presionar a Massa. El oficialista y el libertario se combinaron contra Bullrich.
En el primer debate antes de las elecciones presidenciales del 22 de octubre los principales candidatos parecieron más enfocados en afianzar los votos que sacaron en las PASO que en conquistar nuevos. Esto evitó que hubiera un ganador claro, aunque Javier Milei y Sergio Massa lograron aprovecharon algo más que Patricia Bullrich las oportunidades que el formato del espectáculo les brindó.
El candidato de La Libertad Avanza y ganador de las PASO por un punto de ventaja se mostró contenido, en comparación con los exabruptos que lo caracterizaron siempre. Ninguno logró sacar a Milei de su eje y, si bien repitió lo que ya dijo mil veces sobre su plan económico y se lo vio incómodo al hablar de educación, se mostró seguro y convencido de su discurso. El ejemplo más notorio fue su negación de los 30 mil desaparecidos por la dictadura.
Bullrich, en cambio, era la que tenía que ir más al ataque para evitar que Milei y Massa se llevaran la atención y avanzaran en su estrategia de polarizar la disputa electoral para entrar al balotaje (algo que se reflejó en los «derechos a réplica») pero dividió su atención entre ambos y esto la llevó a desaprovechar oportunidades de acorralar al actual ministro de Economía.
La candidata de Juntos por el Cambio reforzó su discurso anti kirchnerista, trató de hablarle a electorados puntuales (madres y padres, en el tema educación, y a los cordobeses, provincia donde necesita recuperarse frente a Milei) pero no pudo sacarle todo el provecho posible a la alta inflación que pone en jaque la candidatura de Massa. Para colmo, el ministro y el libertario en tándem la incomodaron durante el debate sobre economía, donde necesitaba mostrarse más segura.
En ese contexto, Massa se fue menos golpeado de lo que podría haberse ido. Si bien Bullrich le enrostró el 40,1% de pobreza, lo acusó de tirar «planes platita todos los días» y lo calificó como «el peor ministro de Economía», el candidato de Unión por la Patria se escudó en una propuesta novedosa (como la «moneda digital») y hasta tuvo margen para pedir disculpas por la gestión del presidente Alberto Fernández y afirmar: «Ahora viene una etapa nueva, mi gobierno, no este gobierno».
El primer debate presidencial de Milei: ¿ganó o salió igual a cómo entró?
En el eje temático «Economía», Milei no dio ninguna novedad. Insistió en que su plan es «reducir impuestos», hacer «privatizaciones» en las empresas públicas, «abrir la economía» y «cerrar el Banco Central» y prometió que con eso, «en 15 años la Argentina podría alcanzar los niveles de vida de Italia y Francia».
El libertario no habló de su bandera, es decir, la dolarización. Solo lo hizo para tildar de «falacia» la crítica que le hizo Massa al afirmar que los únicos tres países que dolarizaron su economía fueron Zimbawe, El Salvador y Ecuador. «Eso es lo que propone Milei», disparó el oficialista. Bullrich, en tanto, apuntó que que los únicos países que no tienen Banco Central son Kiribati, Tuvalu y Micronesia. «Paraísos fiscales», agregó. El libertario la ignoró.
Contenido en sus formas, Milei aseguró que él va a «exterminar la inflación» y que enfrente está «la casta empobrecedora». Incluso, cuando Bullrich le cuestionó su alianza con el sindicalista Luis Barrionuevo, pudo sortear el golpe al reconocer que necesita de ese sector para encarar su reforma laboral y agregó: «Barrionuevo es casta, pero usted es más casta».
El libertario fue el único de los candidatos que advirtió que el país está «al borde de la hiperinflación» para pegarle a Massa, aunque su fortaleza estuvo principalmente en mostrar que se mantiene su línea: volvió a cuestionar la máxima «donde hay una necesidad nace un derecho» y repitió que en la dictadura «no fueron 30 mil los desaparecidos» y que «en los 70 hubo una guerra». Es decir, se mostró imperturbable frente a los que lo acusan de negacionista.
Sin embargo, se lo vio flojo en el segmento de educación, donde solo pudo esbozar la idea de crear un ministerio de «capital humano» que englobe a ese área pero no pudo rectrucar la crítica de Bullrich a su idea de usar vouchers para la educación y su inviabilidad en provincias «donde hay solo una escuela».
Los votos que fue a buscar Bullrich y la encerrona de Massa y Milei
Bullrich empezó el debate bien plantada en su rol. «Necesitamos un cambio pero nos tenemos que preguntar quién lo puede hacer», señaló, al tiempo que afirmó que «Massa ya es presidente en funciones» y que «Milei está solo y por eso transa con lo peor de la política y el sindicalismo mafioso». En contraste, destacó que ella tiene «poder político propio, gobernadores y mayorías en el Congreso».
También mostró su decisión de buscar votos de otros espacios. Le habló «a los jóvenes» para decirles que les «prometieron la dolarización» pero «sin dólares no se puede dolarizar» y a «las mamás y papás», a quienes les prometió, entre críticas a la ya conocida cercanía del kirchnerismo con los gremios, que con ella «los paros se terminan» porque declarará a la educación «servicio esencial» y habrá «190 días de clase».
La candidata de Juntos por el Cambio también intentó congraciarse con los cordobeses tras el triunfo de Milei en esa provincia que siempre fue fiel al macrismo. Lo hizo cuando le tocó el turno de hacerle una pregunta al candidato de Hacemos por Nuestro País, Juan Schiaretti, a quien casi le prometió una alianza política. Sin embargo, la jugada le salió mal porque el gobernador saliente le respondió que el gobierno de Mauricio Macri no cumplió todo lo que le prometió a la provincia.
El otro yerro de Bullrich fue en el bloque temático de economía. La referente del PRO dijo que va a «borrar del mapa la inflación», que aplicará «un programa claro y concreto» y destacó que tiene «un equipo económico, coherente y honesto, con Carlos Melconian a la cabeza», pero no se mostró todo lo sólida que necesitaba e incluso se trabó un poco durante su exposición inicial.
Además, Massa y Milei se combinaron para atacarla por ese flanco. El libertario dijo que «no esbozó ninguna medida para bajar la inflación» y en el turno de las preguntas cruzadas, la interrogó sobre qué va a hacer con la Leliqs, pero Bullrich no pudo darle una respuesta directa. Cuando el oficialista le dijo que coincidía con Milei en que «no estaba claro su propuesta económica», le retrucó que «el país necesita solidez fiscal» y «terminar de emitir» en lugar de lanzar «planes platita todos los días», pero los golpes de sus rivales sobre su flanco más débil entraron.
Tampoco aprovechó del todo el reciente escándalo que obligó a Marín Insaurralde a renunciar a la Jefatura de Gabinete bonaerense -cómodo para el discurso contra «la corrupción K» que esgrimió siempre- para pegarle a Massa. A este tema le sacó más jugo la candidata del Frente de Izquierda, Myriam Bregman.
El juego de Massa: ¿por qué quedó casi a salvo de sus rivales?
Massa demostró su experiencia previa en debates presidenciales. Se notó que fue preparado para los dardos que iban a lanzar contra su gestión y que en el primer bloque del debate parecieron dar todos en el blanco. El ministro-candidato respondió poco a las críticas. No sobresalió sino que se apegó a su libreto y aprovechó los huecos que le dejaron sus rivales para pedir disculpas por los «errores de este gobierno» y asegurar que tiene «claro el problema de la inflación».
El candidato de Unión por la Patria jugó al golpe de efecto con su propuesta de «poner en marcha la moneda digital argentina» y «reducción de impuestos» a quienes la utilicen, pero no cumplió con la expectativa que generó su propio sector por el posible anuncio de su eventual ministro de Economía. No dio siquiera una señal al respecto.
Massa se ocupó de repetir por lo menos tres veces que si gana las elecciones hará un «gobierno de unidad nacional» para el que convocará a «los mejores, no importa que vengan del radicalismo, del PRO o inclusive del partido de Javier Milei». También en remarcar que su plan se apoya principalmente en potenciar las exportaciones.
Ante las críticas que le hicieron por el Presupuesto 2024 que mandó al Congreso, sostuvo que «tiene la chance del superávit» si se recorta el «4,8% del PBI que va en beneficios empresarios» y desafió a la oposición a entrar en esa discusión durante el debate parlamentario. Cuando Bullrich le dijo que eso era «no hacerse cargo», simplemente la ignoró.
Frente a Bulrich, Massa optó por dedicarle chicanas, por ejemplo cuando le preguntó si a Melconian «lo van a echar a los dos meses como lo echaron del Banco Nación» durante el gobierno de Macri. A Milei, además de cuestionarle la idea de dolarización, apenas lo acusó de querer beneficiar «a sus ex jefes» de las AFJP y le exigió que pidiera «disculpas» por haber insultado al Papa Francisco.
Sin embargo, con eso incluso le dio la chance al libertario de aclarar que ya lo había hecho y de rematar: «Dejá de chicanear y dedicate a bajar la inflación y a terminar de manera decorosa». Massa y Milei buscaron polarizar el debate y esto se notó cuando ambos agotaron los 5 derechos a réplica que tenían para todo el debate en el primer bloque: ambos usaron 4 para chicanearse entre ellos.
El lucimiento de Bregman versus Schiaretti y el «modelo Córdoba»
Mientras los tres principales se dedicaban al juego propio, Bregman fue la que se mostró más suelta en su discurso. Solo la descolocó el planteo de Milei sobre los desaparecidos, cuando se le acabó el tiempo de su derecho a réplica y se la vio suspirar, visiblemente molesta por la provocación del libertario.
No obstante, fue más contundente que Massa al salir al cruce del libertario en este punto en otros momentos del debate, al tiempo que fue durísima con Milei: «No es casta pero hace alianzas con Barrionuevo, le arma las listas Sergio Massa. No es casta pero ya se mudó a un barrio privado como muchos de los que él critica. No es un león es un gatito mimoso del poder económico».
Con todo ello, el desempeño de Bregman pareció volver a amenazar a Massa con capturar algunos votos de la izquierda kirchnerista que en las PASO fueron para Juan Grabois, quien además se mostró en sintonía con ella al usar Twitter para criticar a Milei: «Son 30 mil pedazo de gil». Fue más de lo que reaccionó el candidato oficialista.
Bregman también dijo que «están todos involucrados en el escándalo de ‘Chocolate’ en la Legislatura bonaerense» (Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio se mostró ofendida y aseguró que «todos los implicados son del peronismo»), destacó que ella tiene, como muchos otros argentinos, «hijos en la educación pública» y advirtió que «Massa candidato promete 8% de inversión en educación pero Sergio Massa ministro no puede garantizar el 6%».
La candidata de la Izquierda se mostró más segura y desenvuelta que sus rivales. Tras salir cuarta lejos en las PASO fue al debate a aprovechar el momento de mayor visibilidad, al igual que lo hizo Schiaretti, quien no se lució pero destacó que le propone al país lo que ya hizo en Córdoba «desechando la grieta» y dedicándose exclusivamente a la gestión.
Schiaretti sostuvo que «hay que tener dos tipos de cambio», uno «comercial competitivo» y otro «libre» que, al acomodar las cuentas públicas, terminarán confluyendo en un precio común y destacó elementos de su gestión en Córdoba como que «el 44% de las escuelas públicas tienen orientación técnica». No ganó ni perdió nada, sino que se mantuvo en su línea de hablar como gobernador y buscar los votos del interior del país.
Ganadores y perdedores, en un debate sin sorpresas
A grandes rasgos, ninguno de los candidatos arriesgó demasiado. Milei y Massa se mostraron más apegados a su discurso y a la estrategia electoral que ya venían desplegando, sin sorpresas más allá de la «moneda digital» que prometió el ministro. Bullrich salió a buscar indecisos y votantes que no participaron de las PASO, pero desaprovechó el mano a mano con el oficialista y no cubrió su flanco más débil.
Si se mirara la forma en la que se desenvolvieron los cinco candidatos, la ganadora sería Bregman por haber sido la menos acartonada y más espontánea y por haber dado la impresión de que todavía puede «morderle» votos por izquierda a Massa en su enfrentamiento con la derecha de Milei. En esa misma mirada, el libertario podría colgarse la medalla de plata y el bronce seria para Bullrich.
No obstante, el formato mismo del debate impidió que los candidatos desarrollaran un poco más. Por eso, todos necesitaban aprovechar hasta el último minuto para destacar sus propuestas y descolocar a los rivales, pero ninguno lo logró del todo. Desaprovecharon especialmente el bloque de preguntas y respuestas mano a mano, que se convirtió en un compendio de chicanas ya conocidas.
En los días posteriores, las redes sociales mostrarán los «highlight» de cada candidato con ediciones cuidadas para favorecer a quien se quiera en un debate que, en rigor, fue casi un triple empate entre los tres dirigentes más votados de las PASO. Ese resultado podría perjudicar más a Bullrich, que enfrenta la pulseada casi pre acordada entre Milei y Massa. No obstante, todos tendrán revancha la semana próxima. El momento de la verdad llegará 15 días después.
Fuente: IProfesional