Historia

Allí, en la Pampa Gringa argentina, donde aún resuena la lengua piamontesa

En esta nota, publicada por el portal www.piemontetopnews.it, en Diciembre de 2020, el autor Sergio Donna, relata que la mayor comunidad de piamonteses se concentra en la provincia de Córdoba, entre San Francisco y Santa Fe, descendientes de aquellos agricultores que, entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, emigraron a la Argentina en busca de fortuna.


Cuando dentro de algunas décadas, o tal vez dentro de algunos siglos, el piamontés sea (si alguna vez lo será) una lengua muerta, ni Turín ni Cuneo, ni Asti ni Vercelli serán probablemente el lugar donde resonará la última palabra de esta lengua. La última palabra, o la última frase en piamontés, se pronunciará al otro lado del Atlántico, en la Pampa Gringa, tal vez en Córdoba, en San Francisco o en Santa Fe, donde el piamontés de nuestros antepasados ​​sobrevive con orgullo y resiliencia.

Fue en estas tierras, alejadas de Buenos Aires y de las costas atlánticas, donde migraron masivamente miles de familias piamontesas, especialmente a partir de las últimas décadas del siglo XIX, llegando a la Argentina atravesando el Mediterráneo y el Océano.

En 1876 el gobierno argentino aprobó una ley para fomentar la inmigración, especialmente de agricultores, con el fin de impulsar la producción agrícola, que en ese momento resultó ser absolutamente insuficiente para las necesidades de los residentes. La intención era dividir en lotes las vastas zonas baldías u ocupadas por poblaciones indígenas, ofreciendo estas tierras a precios ventajosos, si no gratuitamente, siempre que se transformaran en tierras de cultivo, y cada familia de colonos tomara medidas para construir una casa en el lugar.

El gobierno argentino llegó incluso a adelantar los costos de viaje de los agricultores inmigrantes desde el puerto de desembarco hasta los lugares de destino, proporcionándoles existencias de semillas y equipos agrícolas. Fueron muchos los italianos, sobre todo piamonteses, y en menor medida lombardos y de otras regiones, principalmente del Norte, que aprovecharon esta oportunidad, aunque las tierras menos alejadas del mar, más buscadas en la época, eran las prerrogativas sobre todo de alemanes y suizos.

Se concedieron ventajas aún mayores a los empresarios agrícolas privados, empresas individuales o sociedades anónimas, que se comprometían a acoger, en el plazo de dos años, colonias de al menos ciento cuarenta familias en las parcelas que se les habían concedido (de cincuenta hectáreas cada una). A menudo fueron las empresas colonizadoras privadas y algunos terratenientes ricos quienes aprovecharon estos beneficios; pero tampoco faltaron los pequeños agricultores directos, especialmente italianos, que lograron montar negocios agrícolas autónomos, prósperos y rentables en las Pampas. Fueron muy numerosos los colonos piamonteses que intervinieron como administradores de sus propias fincas, o como aparceros o arrendatarios: hasta el punto de que este pedazo de Argentina, que había quedado prácticamente entera, o casi enteramente, en manos de extranjeros, pasó a llamarse Pampa gringa.

Entre 1877 y 1890 el cultivo de cereales y la cría de ganado ovino y vacuno en los territorios expropiados a los indígenas, realizados por colonos independientes o al servicio de terratenientes en las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Santa Fe, registró un gran impulso, precisamente gracias al uso masivo de mano de obra italiana o de otros países europeos.

En 1895, un censo de la población agrícola informó que, de más de 400.000 propietarios de empresas agrícolas, aproximadamente una cuarta parte (100.000) eran de nacionalidad extranjera, y de ellos, más de la mitad eran de origen italiano: los piamonteses ciertamente representaban a la comunidad en muchas áreas más representativas.

En 1905, en la zona de Córdoba, los italianos constituían el 80% de los propietarios agrícolas de la provincia. Y es precisamente aquí donde se concentra la mayor comunidad de inmigrantes piamonteses en Argentina. Estos agricultores, a menudo sin escolarizar, se expresaban sólo (o principalmente) en lengua piamontesa, es decir, en su lengua materna. El piamontés se convirtió gradualmente en la koinè común de pertenencia, expresión de una identidad cultural compartida. Además, esa era la lengua que hablaban en su pequeña patria, y en esta lengua continuaron expresándose en el seno de la familia y entre ellos, incluso en el país que los acogió.

Han pasado varias generaciones desde entonces, pero la lengua piamontesa sigue siendo la segunda lengua más hablada por los residentes de esas zonas. Y si es cierto que hoy los descendientes de aquellos pioneros piamonteses hablan con fluidez el español, también lo es que la mayoría no ha olvidado la lengua de sus antepasados. De lo contrario. Y esto se debe a la actividad y compromiso de numerosas asociaciones culturales y recreativas argentinas (Famije Piemontèise, Familias Piamontesas) que representan un referente cultural y social para las familias piamontesas en Argentina. Están comprometidos apasionadamente para mantener vivas las tradiciones de los antepasados ​​y su lengua antigua, organizando conferencias, cursos de piamonte, fiestas piamontesas, con un interés creciente por la cultura, las tradiciones y la historia de la patria de origen, nunca olvidadas.

Entre estas Asociaciones recordamos, por ejemplo, los Comités de Rosario, la Familia Piamontesa de Paranà, Entre Rios, la Asociación Zenón Pereyra, la Sociedad Italiana de Ayuda Mutua “Unione e Benevolenza” de Santa Fe y la Asociación Familia Piamontesa de San Francisco de Córdoba.

Desde 1973, la Famije Piemontèise d’Argentina está agrupada en FAPA, la Federación de Asociaciones de los Piamonteses de Argentina, y esto ha demostrado ser una elección virtuosa que facilita la coordinación de sus actividades y los intercambios culturales y turísticos entre Piamonte y Argentina. Hay que decir que su actividad ha encontrado a menudo el apoyo de los gobiernos provinciales y de las universidades argentinas, a veces en colaboración con algunas asociaciones culturales piamontesas y con la propia Región Piamonte.

Una de las figuras más activas y emprendedoras entre la tercera, cuarta y quinta generación de descendientes de los primeros emigrantes piamonteses a Argentina es sin duda la señora Alejandra Gaido (conocida como Chaly), quien afirma: “Mè bisàvol a l’é riva ambelessì da Barge dël 1892 : como llamaba a Michel y así parece, en Frossach, como llamaba a Michel Michel, el mismo era mi cé y mi barba: ¡tuit Michel!”

Alessandra reside en el corazón de la Pampa Gringa, en Las Varillas, en el sureste de la provincia de Córdoba: “en la región – afirma – vamos como travaja la tera, como sëmna, a s’anlevo le vache, como fan ij formagg, y así sucesivamente. El oma ‘mbelessì el único factory ‘d trator que ven-o fàit y montà ‒ desde el principio hasta el final ‒ ¡completamente argentino! Costa a l’é na teara full-a ‘d cognom piemontèis.

Alejandra Gaido conduce un programa de televisión en el Canal Cooperativo de Alicia, cuyo título es “Le rèis a parla”: un programa bilingüe (español y piamontés) con numerosas entrevistas a piamonteses de Argentina que aún hablan, y con orgullo, la lengua de sus antepasados. . El programa ofrece recetas de la tradición culinaria piamontesa, canciones piamontesas y retransmite películas rodadas en el Piamonte para concienciar sobre la belleza natural, las riquezas artísticas y la singularidad histórica y cultural de esta antigua y lejana patria, donde se encuentran las raíces nunca olvidadas de miles de descendientes de emigrantes.

No: en Argentina, en la Pampa Gringa, la lengua piamontesa nunca morirá. Y si un día muriera, será aquí donde se pronunciará, se suspirará o quizás se gritará la última palabra en piamontés.

Sergio Donna:  Nacido en Turín y procedente de Borgo San Paolo, es licenciado en Economía y Comercio. Presidente de la Asociación Cultura Monginevro, es autor de novelas, ensayos y poemas en italiano y piamontese. Apasionado por la historia y la cultura del Piamonte, ha publicado, en colaboración con otros estudiosos y periodistas de la zona, las monografías «Torèt, las fuentes verdes de Turín», «Portoni torinesi», «Iglesias, campanarios y campanas de Turín». «, «Jardines de Turín», «Fuentes de Turín», «Estatuas de Turín» y «Puentes de Turín». Como periodista, colabora desde hace algunos años con la revista «Torino Storia». Como estudioso piamontés, Sergio Donna es desde hace mucho tiempo responsable de las ediciones anuales de «Armanach Piemontèis – Stòrie d’antan» para Monginevro Cultura.

Fuente: Piemonte Top News

Enlace a nota original: https://www.piemontetopnews.it/la-nella-pampa-gringa-argentina-dove-ancora-risuona-la-lingua-piemontese/?fbclid=IwY2xjawHmqsBleHRuA2FlbQIxMQABHUjYIQn3iSo6rupJd2KRfgYehSS5tJ_BjgROvN7u-feEeC9Ga27D53zt0A_aem_6FiesiKC64MJi30fD5-T_Q