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Actividades para la Semana de la Salud Mental, un compromiso colectivo

La semana de la salud mental llega con diferentes actividades propuestas por residentes del Hospital José Bernardo Iturraspe, quienes invitan a participar de un festival por el derecho a la salud mental, que se llevará cabo el miércoles 4 de octubre a partir de las 15.30 horas en el jardín botánico del Superdomo, donde habrá servicio de cantina, música en vivo, feria y teatro, entre otras intervenciones. Mientras que el martes 10 de octubre a las 19.30 horas se realizará un cine-debate co-organizado con las cátedras de Psicología Institucional y Psicología Social a cargo de la Prof. Lorena Culasso, de la Carrera de Psicología de UCES (Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales), donde se va a proyectar la película “NISE: el corazón de la locura”, en las instalaciones de UTN.

Ambas actividades se planificaron con el apoyo de la Municipalidad de San Francisco y el Hospital J.B Iturraspe, y en el festival participarán diferentes artistas, entre ellos “K-lle-tano”, “La Tribu”, Elba Costantino, Liza y Lautaro Doñate Núñez, Rubén Culi Taborda, grupo “Manada Teatro”, las academias de baile “Ritmo Azul” y “Kandela”, las murgas “La Estación”, “Chau Florencio” y “Los innombrables del Parque”. Además, se suman la organización Vínculos y el merendero “Milkeñitos de corazón” de Barrio La Milka, que funcionan como dispositivos alternativos, con quienes se trabaja en conjunto en los diferentes trayectos de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental. También estarán presentes los pacientes del Hospital de Día “Liliana Fantino”. Las propuestas son abiertas a toda la comunidad, con entrada libre y gratuita.

El reclamo de fondo
La jefa de la residencia interdisciplinaria de Salud Mental, Lic. Luciana Arias, junto a las licenciadas en Trabajo Social Andrea Rossi y Camila Zénere y a la Licenciada en Psicología Florencia Visconti explican que el lema del festival, “Por la dignidad estamos luchando”, tiene que ver justamente con la problemática que desean visibilizar. “Cuando decimos eso queremos hablar de la necesidad de entender a la salud mental en términos amplios, generales. Hablamos de que si una persona no tiene asegurado el techo, el trabajo, la educación y la salud, de alguna manera no se está garantizando la salud mental. También por todas las luchas históricas, sobre todo con la aplicación de la nueva Ley, que busca que no se construyan instituciones cerradas y que se promueva mayor presencia en la comunidad con equipos territoriales que aún no existen”, explica Luciana.

Las leyes nacional N° 26657 y provincial N° 9848, plantean una serie de lineamientos en relación a la apertura de las instituciones y a la necesidad de hacer una serie de esfuerzos para una mayor promoción de la salud, fomentando la idea de que, tanto las instancias de asistencia como de internación, sean la última medida a tomar, y que pueda haber toda una red articulada en comunidad, de talleres y espacios de escucha y diálogo para que la internación del paciente sea sólo una excepción. “Y para conformar esta red se necesitan dispositivos alternativos como hospitales de día, casas de medio camino o espacios socio laborales, que en el departamento San Justo casi no existen, y los que existen son del ámbito privado o de organizaciones con poco financiamiento”, sostiene Andrea.

El objetivo central es desnaturalizar las lógicas manicomiales para hacerlas visibles y poder cuestionarlas a través de la apertura del diálogo, e instalar la problemática por las que atraviesan los profesionales de la salud mental y los propios pacientes, particularmente en la sociedad sanfrancisqueña “y eso tiene que ver con re-pensar a la salud mental en general, en relación a la niñez, a la atención de violencia de género, a las adicciones”, asegura Luciana.

Camila expone que entre las necesidades que plantean quienes se desempeñan en el área de salud mental, se encuentran principalmente más equipos de atención primaria de la salud con profesionales de la salud mental trabajando en los barrios, y que el lugar donde se aborden las problemáticas sea “lo más cercano posible al lugar donde el sujeto se encuentra, y no alejado, entendiendo que es sumamente importante resguardar la mayor libertad y autonomía posible del paciente”.

Salir desde el Hospital hacia la comunidad
Según manifiesta Florencia, ese es el desafío de este año, con la intención de que la comunidad conozca de a poco la realidad de la ciudad y la zona, de manera que se genere un compromiso social mayor en relación a los derechos referidos a la salud mental, que siguen vulnerándose. “Esta es una temática que nos atraviesa a todos, porque de alguna manera hay distintos momentos de nuestra vida en que podemos tener un padecimiento subjetivo mayor que en otros, y porque velar porque el sistema de salud y las políticas sociales en general funcionen correctamente para todos es una responsabilidad colectiva”.

Camila agrega que es fundamental que toda la comunidad participe y se comprometa con esta causa, porque hay demasiados prejuicios en cuanto a la salud mental y es importante empezar a desmitificar algunas cuestiones que se encuentran, equívocamente, arraigadas en la sociedad. “Desde la comunidad, además, se puede hacer sostén, de manera que quienes tienen un padecimiento puedan sentirse integrados, y eso ayuda en el proceso de trabajo con los mismos”, finaliza.

Un trabajo de concientización sostenido en el tiempo
Desde el año pasado se realizan actividades para la semana de la Salud Mental. En el 2016 el proyecto consistió en pintar un mural en la parte externa del Servicio de Salud Mental del Hospital, para lo cual se invitó a diversas instituciones con quienes se trabaja habitualmente desde la residencia. En aquella oportunidad, el lema era “la salud mental se planta: que broten nuestros derechos” y Andrea aclara: “Tenía que ver justamente con plantarnos por todas aquellas vulneraciones de derechos, la falta de presupuesto, la inexistencia de dispositivos alternativos, la importancia de no estigmatizar a las personas con un padecimiento mental, y de no considerarlo un estado inmodificable, la posibilidad de que se pueda hacer una inserción dentro de la sociedad y que puedan acceder a los mismos derechos que todos”.

Experiencia en Brasil
Este año, la jefa de residencia, Luciana Arias, tuvo una experiencia entre los meses de marzo y abril en Río de Janeiro, trabajando dentro de los CAPS (Centros de Atención Psicosocial) que atienden a personas con consumos problemáticos o adicciones y con padecimientos subjetivos en estado agudo. Esa práctica le permitió la posibilidad de ver con sus propios ojos cómo se trabaja en Brasil, en relación a nuestro país y cuenta: “Estos centros son ambulatorios, de tres niveles, y los de tercer nivel tienen acogimientos nocturnos que vendrían a ser como las internaciones de acá, las cuales son de muy corta estadía; allí hay mucho personal capacitado y además de trabajadoras sociales, psiquiatras y psicólogos hay músico-terapeutas, terapistas ocupacionales, y acompañantes terapéuticos. Los psicofármacos son alternativos, y la atención se basa más en una contención física o verbal de la persona. Hay mucho trabajo en la comunidad, en los barrios, en las favelas, que están organizados por distintos sectores. Las internaciones son la última de las alternativas, sin bien existen grandes manicomios, que están siendo reformados, tienen muchos dispositivos alternativos, y eso es justamente lo que nosotros estamos reclamando desde Argentina”.

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