Argentina superó a Bolivia en la altura
Contra todos los fantasmas y los complejos, un martes 13 precisamente Argentina rompió el maleficio y volvió a ganar en la altura de La Paz luego de 15 años. Fue 2 a 1 ante Bolivia con merecimientos y argumentos sólidos luego de muchas dudas y de esa forma reúne puntaje ideal en las Eliminatorias Sudamericanas, despejando un poco el recorrido hasta el mundial de Qatar 2022.
Ironía del destino. Lionel Scaloni había estado presente como jugador en el último festejo en el Hernando Siles, pero como volante derecho. Esta vez, desde el banco de suplentes con el buzo de DT, puesto al que llegó más que como bombero que por convicción, consiguió a pura convicción uno de esos triunfos que reconcilian con la gente. Por lo obstaculizado del campo de juego, por los 3640 metros sobre el nivel del mar y porque siempre Bolivia de local representa un partido hostil.
Sin embargo, lo trabajó, lo preparó, se paró de igual a igual y a pesar de los efectos de la altura, lo mismo se quedó con tres puntos merecidos. Y eso que arrancó perdiendo con el gol del interminable Marcelo Moreno Martins, que por cuarto partido consecutivo lastima a los albicelestes. El planteo era tener la pelota, no correr en demasía y apuntar a jugar en bloque. Y pareció tímido al principio pero se soltó luego del gol. Centro de Chumacero desnudando varios desacoples defensivos y a sufrir.
La reacción no se hizo esperar. Lautaro Martínez, Exequiel Palacios y Lionel Messi fueron claves en la recuperación anímica, en el convencimiento que se podía. Fue el delantero del Inter quién aprovechó una carambola tras un error de Carrasco en un despeje pero llegó al gol al buscar el rebote, por no dar por perdida ninguna pelota.
El empate antes del descanso calmó los ánimos y sacó lo mejor del equipo. Hasta que apareció Messi. Primero habilitando a Martínez con un pase quirúrgico que no pudo aprovechar ante Lampe, y después con el toque con valor agregado, filtrado, para que el ex Racing dejara solo a Joaquín Correa, quien sentenció un partido que Argentina ampliamente merecía ganar.
Y el final encontró a un equipo fortalecido, reconciliado consigo mismo y con la gente. Por la historia adversa de siempre en La Paz y todo lo que representa Bolivia en la altura. Un festejo para dejar a Argentina en lo alto, con máxima efectividad, pero con una recompensa en convicción, autoestima y carácter que devuelve ilusiones a un escudo que lucía demasiado opaco y golpeado.