Policiales

Boca Juniors le ganó a Talleres la final de la Copa Argentina

La frustración tiene otro sabor en Talleres. No pudo ser. A pesar de sus intentos y las ilusiones de sus 11 mil hinchas en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, perdió por penales la final de la Copa Argentina y quedó al borde del sueño.

El partido se desarrolló bajo un intenso y tórrido calor que sin dudas conspiró contra el buen juego porque en cuanto a espectáculo futbolístico, no estuvo a la altura. Pero la hinchada albiazul despidió con aplausos a su equipo, reconociendo el esfuerzo y la entrega, aunque quedará en el saldo la sensación de impotencia por no haber aprovechado el hombre de más que tuvo por media hora.  

El partido fue malo para pésimo, muy trabado y con muchas exageraciones de parte de los jugadores, más propensos a cortar el juego que a crear. Será el calor de Santiago del Estero o la etapa del año, pero el desarrollo del juego estuvo lejos de ser una final, sin siquiera contagiarse d la fiesta que se vivía en las tribunas. En esos pasajes lo destacado fue la experiencia de Marcos Rojo y las corridas de Diego Valoyes, el más entusiasta de los albiazules. Es que apostaron más a los pelotazos, se fueron suprimiendo en las salidas y casi no hubo oportunidades de gol, salvo el remate de Valoyes que tapó Rossi y que se fue al córner. 

En el complemento ocurrió la incidencia más clara del juego, la expulsión de Juan Ramírez por falta a Tenaglia. Entonces el DT Alexander Medina mandó a la cancha a Esquivel, sacó un volante y quedó con tres defensores, con Enzo Díaz ya de volante pero nunca logró sobresalir ni lograr profundidad. Es que los dirigidos por Battaglia apostaron directamente a los penales, apostando al olfato de Rossi (muy proclive a hacer tiempo) sabiendo que Guido Hererra no tiene la misma intuición.

Los minutos se fueron consumiendo, ya Talleres quedó con dos defensores y terminó prevaleciendo la experiencia en momentos claves, la jerarquía y la tranquilidad. El albiazul se encontró en un escenario por el que trabajó y mereció, fallando desde los 12 pasos, siendo esta definición su verdugo dilecto.

Rossi le adivinó la intención a Fértoli, Salvio condenó  a Herrera y la Copa Argentina es de Boca. Talleres de todos modos tiene motivos para celebrar, para volver a codearse con la gloria y el protagonismo, sabiendo que esta vez incluso hizo mejor los deberes que su rival. Y  a pesar de la desazón el proyecto sigue vigente, de pie. Cuestión de masticar la bronca y volver a intentarlo.  

Fuente: La Mañana.