Cosquín Rock, el gigante despierto
Luego del impasse por la pandemia, volvió Cosquín Rock con el éxito habitual, reuniendo a 90.000 espectadores en las dos jornadas de música en las sierras.
Por José María Novarese – Enviado Especial DSF
Los criticones virtuales alcanzaron sus días de fama desde que la grilla del festival se dio a conocer, es que desde el vamos la presencia de Carlitos “La Mona” Jiménez para el cierre denotaba la presencia de otros géneros además del clásico Rock & Roll. El Trap se fue ganando espacio a fuerza de buenas actuaciones en años anteriores y la música electrónica le dio réditos a la organización para la fiesta final en algún escenario alternativo. A eso se le sumaron artistas con buen pasar como Trueno, María Becerra, Acru o Dillom, que cautivando al público joven respondieron con shows a la altura y así sacaron boleto para lo que viene.
Los números centrales van variando el orden y hasta la posición dentro de los 8 escenarios que este año se repartieron en un predio que, nuevamente, lució impecable y con las temáticas más variadas para un público siempre exigente. En el medio de esos artistas consagrados, aparecen apuestas como la de Wos, que en esta oportunidad aprovechó el gran marco que a la caída del sol de la jornada del sábado lo esperó y saltó contagiado por su propia fuerza, dejando en claro que lo de este chico va en serio y que ya está preparado para las grandes ligas. Mismo caso fue el de Eruca Sativa, la banda cordobesa ya consagrada en los planos nacionales, que a fuerza de acordes precisos y potentes encendió los primeros pogos de esta edición.
Pero no sólo para los más jóvenes había entretenimiento, algunas cabezas descubiertas o con el pelo bastante blanco se podían ver disfrutando de la tradicional Casita del Blues, el escenario destinado al género del sur norteamericano tuvo a grandes exponentes como Celeste Carballo, Javier Malosetti, Deborah Dixon o La Mississippi, en un ambiente casi de entre casa por la cercanía del público con el artista, y la inevitable interacción amistosa entre ambos.
El metal tuvo su carpa el día sábado, por donde pasaron entre otros Plan 4, Pésame y el cierre bien power a cargo de Horcas. Enfrente se lucían en el escenario Córdoba otros clásicos como los cordobeses de Juan Terrenal, el ex Piojo Micky Rodríguez y La que Faltaba con un repertorio bien piojoso que siempre es bienvenido, Juanse, con clásicos como el Rock del Pedazo o Para Siempre, y los cuarteteros de La Monada para ponerle fiesta a ese rincón del aeródromo.
Una de las apuestas de la variedad musical de este año fue la presencia de Julieta Venegas en el escenario Sur, la mexicana brindó un espectáculo tan fino como su presencia, ajustado, suave, dulce y robándole estribillos a más de algún metalero con remera de Horcas.
Entre los clásicos del sábado, Skay “hizo hablar” a su guitarra con sus creaciones solistas y los clásicos ricoteros de siempre, Babasónicos y su Rock Glam aprovecharon una vez más su momento, mientras que Ciro “nunca te deja a pata”, el ex líder de Los Piojos siempre se brinda al máximo y los clásicos como “El Farolito”, “Astros y “Antes y Despues” son bien festejados por sus seguidores. La presentación de Guasones dejó claro que la banda de La Plata tiene hits para mantener exaltados a todos durante más de una hora, mientras los Auténticos Decadentes despidieron el día 1 a pura fiesta en el escenario Norte.
Como lo dijo Germán Daffunchio al finalizar el recital del domingo de Las Pelotas en su carpa propia (donde tocaron los dos días), batieron el récord del festival al tocar 22 veces en 21 ediciones. Es que los ex Sumo se dieron el gusto de tener su propio espacio, y a fuerza de clásicos como “Bombachitas Rosas”, “Si Supieras” o “Será” hicieron explotar la carpa circense, pero también la mantuvieron en vilo al presentar una versión maravillosa de “Víctimas del Cielo” con la voz de su líder y el arpa de Sonia Alvarez, una delicia de momento para quienes pudieron disfrutarlo.
La fuerza de Airbag se vio de manifiesto cuando el sol pegaba de pleno en la tarde del domingo, dejando al público extasiado para disfrutar de La Vela Puerca a medida que caía la tarde. Mientras en la otra punta del predio, Fito Páez volvía a demostrar que está bien vigente aún, con una presentación mucho más rockera que sus discos, en un show donde no se escapa una sola canción que no haya sonado en las radios alguna vez. El propio Fito ya anunciaba que el cierre iba a estar a cargo “del más grande, Carlitos «La Mona» Jiménez, expresando su conformismo para con la decisión de la organización.
Lentamente el público monero empezaba a verse recorriendo el aeródromo, esperando con ansias la presentación del mandamás. Pero antes Divididos repitió presencia en el escenario Norte (volvieron al festival en 2020 luego de muchos años), con clásicos que son número puesto en su playlist, pero no por eso menos festejados o ausentes del power que los caracteriza.
El poder de improvisación fue puesto de manifiesto el viernes para los organizadores cuando se anunció que algún integrante de Rata Blanca había dado positivo de Covid, y eso los bajaba de la grilla, y ahí se vio la mano de José Palazzo y Cía, reemplazándolos con esta fusión de bandas que se denomina Kermesse Redonda, integrada entre otros por ex Redonditos de Ricota como Sergio Dawi, Semilla Bucciarelli o Walter Sidotti, que a fuerza de clásicos ricoteros mantuvieron a los fanáticos en movimiento a la espera del cierre.
Y finalmente, pasada la media noche, llegó el momento más ansiado del fin de semana, el “soy Jimenez” se escuchó por varios minutos mientras los plomos acomodaban el escenario para que La Mona se luzca y complazca a toda la monada presente. Clásicos como “Tinta China”, “El Federal, “Muchacho de Barrio” o “Beso a Beso” le quitaron más de un paso de baile a los ricoteros que hacía un rato pogueaban con los ex redondos. Sobre el final apareció como invitado Juanse, que completamente extasiado se fundió en un abrazo con La Mona, acordaron repetir Beso a Beso para terminar la faena y el ex Ratones improvisó algún punteo de tunga tunga con su guitarra eléctrica.
Mientras tanto, Bandalos Chinos y Los Espíritus le ponían el broche al escenario Sur, dos bandas con estilos bien marcados, que ya arrastran a su propio público y que brindaron conciertos a la altura de lo esperado en la ya fría madrugada del lunes.
El balance vuelve a ser sumamente positivo, siempre hay cuestiones por mejorar porque es imposible llegar a la perfección con un evento masivo tan grande, pero desde lo artístico hubo puntos muy altos como lo de Wos, Guasones o Fito Páez, sumado al acierto del cierre a cargo de La Mona Jimenez, quien ha dejado en claro que es un un grosso de verdad, porque definitivamente hay que ser muy grande para triunfar en un espacio ajeno.
Por su parte, el público agradecido una vez más por semejante posibilidad, después de dos años muy difíciles por la pandemia, poder compartir con amigos o en familia (que en esta oportunidad fueron muchas claramente) es un desahogo necesario y esperanzador.