El COVID-19: el chacal de los Estados-Nación
Los Estados – nación, como se afianzaron con el nacimiento de la Modernidad, tuvieron un sinnúmero de procesos metamórficos a lo largo del siglo XX, que incluyeron a dos guerras mundiales, un par de décadas de guerra fría, unas cuantas crisis económicas, agendas internacionales que disputaron cuestiones como medio ambiente, contaminación, derechos humanos, entre otras.
Es más, la lógica de asociación regional con cierta preponderancia económica hasta pareció ponerle fin a las fronteras territoriales de jurisdicción del poder nacional.
No obstante ello, en el inicio de la segunda década del siglo XXI, llegó el COVID-19 para jaquear nuevamente a otro de los caracteres esenciales de esas unidades definidas concretas otrora en el siglo XIX: la población, ya que con una participación activa de orden digital: 1) actúa velozmente en su expansión, 2) en segundo plano, 3) invisible a los sentidos, 4) eficazmente en lo objetivos poblacionales diseñados.
Ahora bien, enfrentar a este “enemigo” obligó a los decisores de poder a activar el código rojo de alarmas nacionales de orden conservador, independientemente del abanico ideológico que lo llevara al poder como de la agenda de prioridades de gobierno.
Todo quedó en los anales del deseo de hacer cosas. Apareció el botón de pausa y desvío obligatorio si uno quiere retomar el camino por el que venía. Hoy la prioridad es proteger a la población.
De hecho, en una lógica minimalista de encontrar una argumentación lógica y de orden más analógico al actuar de los gobiernos, es reducir a dos variables en tanto efectos en la población a lo largo del tiempo: lo económico y la salud, para poder comprender la tensión emergente.
El punto es que se nos ofrecieron, a nuestro humilde entender, tres modelos de abordaje de la misma, que indudablemente afloran los prejuicios ideológicos y domésticos.
Antes de proseguir, vamos a convenir que nos eximimos de cualquier análisis eminentemente sanitarista puro, que implique la discusión de bioestadística, tal como: aplanamiento de la curva, testeo masivos, etc. Solo consideramos algunas acciones en tanto vías de implementación de cada modelo. Entonces ¿cómo actúan?
Todos los modelos tienen dos momentos: el T0 y el T1. El T0 responde a la llegada del COVID-19 en su país y el T1, es el efecto logrado en ambas variables. El segmento que separa ambas curvas significará la acción esperada por el Estado a partir de su cosmovisión de la vida del virus en su población.
En el modelo 1: “El de la Indiferencia”, son aquellos Estados que obviaron la real implicancia negativa en sus poblaciones y que decidieron ningunear sus efectos apelando al sostenimiento de la vida productiva material, donde a medida que transcurren los días la salud fue no solo levantando la mano de la crisis que advertía sino de su colapso. Ejemplo de ellos: Estados Unidos, Italia, España, Reino Unido.
El modelo 2: “el de la Subestimación”, corresponde a los Estados que observaban lo que ocurrían en los vecinos, y que a pesar de contener la posibilidad de aplicación de acciones sanitarias, iban a estar acompañadas por la expansión de lo económico – productivo, de manera que no implicaba mayor actuación del Estado, en virtud que ya estaba contemplada implícitamente a lo largo del tiempo. Ejemplo de ellos: fueron las actuaciones de Bolsonaro en Brasil o Lopez Obrador en Mexico.
El modelo 3: “el carismático / mesiánico”, observa la expansión de lo saludable y la contracción de lo económico. Ergo el segmento que separa a ambas curvas, implica una acentuada y subrayada actuación del Estado con el afán de proteger a los suyos. De ahí que el confinamiento o aislamiento social obligatorio activa el espíritu de actuar ya para tener mañana. Los casos testigos son China y Argentina.
Lo cierto es que estos modelos están en pugna; y los une dos cosas: sus poblaciones en vilo y el avance del virus.
El único testigo es el tiempo y será el encargado de comentar si la decisión de cada Estado fue la más acertada, la más beneficiosa o tal vez la más ambiciosa en pro de su población.
(*)-Licenciado en Ciencias Políticas, Doctorando UCC, Docente Universitario, Consultor.