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Desigualdad y deserción, las alertas en la escuela de la pospandemia

Desde el comienzo de la pandemia, uno de los principales señalamientos que llegaba desde todos los sectores de la sociedad argentina era el que advertía sobre la profundización de las diferencias que se iban a descubrir la situación alrededor del mundo. En el plano educativo, por ejemplo, la realidad abofeteó los planes nacionales que se esforzaron al máximo para mantener el contacto entre docentes y alumnos mediante clases virtuales y espacios de formación a distancia desde el momento mismo en que las clases presenciales debieron ser suspendidas, con el ciclo recién comenzado, allá por marzo de este 2020.

Con medio ciclo lectivo ¿transcurrido?, un reciente adelanto de un informe nacional realizado por el Ministerio de Educación de la Nación, advirtió que más de la mitad de los estudiantes argentinos ni siquiera tiene una computadora para uso educativo y casi cinco de cada diez no cuentan con señal de internet de calidad. Así lo indicaron los primeros resultados de la Evaluación Nacional de Continuidad Pedagógica a hogares, directivos y docentes que dejó caras de preocupación en las oficinas del Palacio Sarmiento.

Eso se puso de manifiesto a comienzos de esta semana, cuando el ministro Nicolás Trotta y Gabriela Diker, la secretaria de Evaluación e Información Educativa, advirtieron sobre “la incidencia de alta desigualdad de los hogares a la tecnología y los recursos pedagógicos” y sus impactos directos sobre el acceso y la permanencia en el sistema educativo formal.

En ese sentido, los resultados de la encuesta encendieron la alerta sobre una posibilidad de deserción cercana al 10% de alumnos a lo largo del país. En números enteros, eso representaría algo así como 40 mil chicos y chicas que no retornarían a las aulas al momento en que esa posibilidad se convierta en una chance concreta.

Aunque asumen que “deserción seguramente va a haber”, en Córdoba nadie se anima a vaticinar si el número que se advierte desde la cartera nacional será el que se replique en la provincia.

Una desigualdad múltiple

“La terrible desigualdad que la pandemia descubre llega, naturalmente, a los docentes y a los alumnos”, analiza Zulema Miretti conversando con La Nueva Mañana. “La escuela fue creada y pensada para la presencialidad, pero de un momento para otro tuvimos que pasar a la virtualidad inmersa en una realidad en la que no todas las personas que forman parte de la comunidad educativa tienen todos los elementos tecnológicos para enfrentar el desafío que se presenta”, dice la secretaria adjunta de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), quien agrega que “unos pocos tienen computadoras, otros tienen el celular, y otros nada”.

En ese sentido, la encuesta nacional indicó que menos de la mitad de los hogares cuenta con acceso fijo a internet y una señal de buena calidad, en tanto tres de cada 10 hogares no tienen conexión fija a la web, el 27% accede solo mediante un teléfono celular y el 3% no posee acceso a internet de ningún tipo. Además, el 53% no cuenta con una computadora liberada para uso educativo y además, el piso tecnológico de los hogares que asisten a escuelas del sector privado duplica al de los que concurren al sector estatal.

Pero en el marco que presenta el desafío educativo durante la pandemia no sólo deber contemplarse el simple reemplazo de la presencialidad por la virtualidad sino que agrega elementos de complejidad económica y social. Los docentes no sólo que tienen que ingeniárselas para poder brindar los contenidos en este contexto, sino que también deben pensar la forma en que se interactúa con los alumnos y con sus familias, que empiezan a ocupar un lugar central en el nuevo proceso.

Allí, el otro problema. Sumado a las diferentes realidades económicas, emergen las diferentes trayectorias académicas que se contabilizan puertas adentro de cada hogar. No todos los padres y madres cuentan con las mismas herramientas para acompañar a sus hijos en la práctica y el aprendizaje. Ese choque de realidades, también es otro elemento que, advierten, debe considerarse a la hora de analizar la situación general. “Cuando los chicos están en la escuela, todos tienen las mismas oportunidades a la hora de enfrentar el proceso de enseñanza/aprendizaje. De esta forma, esa equiparación desaparece”, asegura Miretti.

Baja conectividad y falta de insumos

Entre las historias que se recaban a lo largo de los testimonios de docentes de diferentes asignaturas a lo largo de toda la provincia, se destaca el crecimiento del ausentismo y la desconexión como principal problema a la hora de poder enfrentar el proceso de cada una de las asignaturas. La dificultad para la atención y la falta del control docente son dos de las cuestiones que más se ponen en evidencia, entre aquellos sectores que tienen la posibilidad de conectarse a internet. Entre los que ni siquiera cuenta con esa chance, esta primera experiencia a distancia ha involucrado, incluso, a personal policial haciendo las veces mensajero entre alumnos y docentes. Sobre todo en las zonas rurales más alejadas de los pueblos y ciudades, hubo actividades escritas que fueron y vinieron de esa manera.

Vale señalar también que, en las grandes ciudades, fueron muchos los alumnos y los docentes que vieron cómo se truncaban sus posibilidades de formar parte del proceso por carecer de las herramientas necesarias para afrontarlo. “Fíjense qué importante hubiese sido llegar a este momento con un programa como el Conectar Igualdad, que fue desmantelado por el gobierno anterior”, se lamenta Miretti ante la imposibilidad de que cada docente y cada alumno pueda contar con las herramientas mínimas para poder desenvolverse en una realidad como la que obligó la pandemia.

“Nosotros no queremos pensar que el año está perdido. En un contexto de excepcionalidad, lo básico de cada programa ha podido presentarse y, tanto el Ministerio de Educación de la Nación como el de la Provincia, ya han advertido que los contenidos 2020 van a ser incorporados en las currículas del 2021. Va a haber una continuidad pedagógica entre ambos años para poder sortear las desigualdades que se han expresado durante estos meses”, afirma, a pesar de todo, Miretti, que advierte sobre la necesidad de volver a presencialidad, al menos para los cursos superiores que están transitando los últimos años de cada ciclo. Es decir, los alumnos de sexto grado y los de sexto año.

Fuente: La Mañana. La Mañana