Después del tercer paro, los gremios esperan un gesto oficial
La tercera huelga general en los dos años y medio de gestión del presidente Mauricio Macri, convocada por la CGT, con apoyo de las dos CTA y los movimientos sociales, fue ayer la mayor en su alcance y en su objetivo: produjo la casi total paralización del país. Lo hizo detrás de un reclamo, hasta hace poco impensado: el cambio del modelo económico que impulsa el Gobierno nacional.
La conducción de la principal central sindical del país hizo un balance por demás positivo de la adhesión que tuvo el paro (sin movilización), a la vez que dejó abierta la puerta para acceder a una eventual convocatoria al diálogo. Eso, porque eludió definiciones sobre una profundización del enfrentamiento con el Gobierno por medio de un plan de lucha.
Por su parte el Ejecutivo nacional, que seguramente dejará pasar unos días hasta renovar el convite a la mesa de diálogo, no hizo más que lo habitual en estos casos: demeritar los reclamos del paro a partir de los números de la pérdida económica por la huelga (se habló de 29 mil millones de pesos), como también atribuirle una supuesta intencionalidad política a la huelga, asociándola a una presunta estrategia del Partido Justicialista (PJ).
Ayer, durante una visita al hospital de niños que lleva el nombre de uno de sus antepasados, Mauricio Macri dijo en Tandil, su ciudad natal, que los paros “no suman” y dejó abierta la posibilidad de convocar a la CGT a otra ronda de diálogo.
Horas antes, desde el jefe de Gabinete, Marcos Peña, hasta los ministros del Interior, Rogelio Frigerio y de Trabajo, Jorge Triaca, habían dicho lo mismo, aunque con énfasis en el carácter supuestamente político de la protesta dada la condición peronista de la central.
Poco después, pasadas las 14, desde el Salón Felipe Vallese en el primer piso de la sede histórico de la CGT, el triunvirato y la mayor parte del consejo directivo cegetista hicieron su propio balance y lectura de la protesta. “Tuvo un altísimo nivel de acatamiento en todo el país”, sintetizó el triunviro Juan Carlos Schmid, flanqueado por sus pares Héctor Daer y Carlos Acuña. No dio porcentaje de adhesión, como es habitual.
Lo determinante pareció ayer el acatamiento total de los gremios vinculados al transporte. También fue muy alta la adhesión entre los estatales de todo el país, los bancarios y los gremios docentes.
Portador de la voz cantante a la hora del balance y de la conferencia de prensa, Schmid dejó en claro que la huelga no tuvo otro propósito que reclamar “cambiar la orientación del modelo económico que está llevando al desastre al pueblo”, más aún con lo que supondrá el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Los tres secretarios generales hicieron referencia a las situaciones previas que terminaron por desembocar en el paro general. Por ejemplo, mencionaron el diálogo reabierto por el Gobierno a principios de este mes y su fracaso antes de la segunda reunión, después de que la CGT planteara cinco demandas.
También, hablaron del no cumplimiento del pago de las deudas a las obra sociales, prometido por el Gobierno en 2016; las paritarias libres; la eximición del pago de Ganancias del medio aguinaldo; la suspensión de despidos por un semestre, y eliminación de cambios en el cálculo de la indemnización previsto en el paquete de reforma laboral que ya entró al Senado de la Nación.
“Un paro general en un país significa el fracaso del diálogo social y de la política”, insistió Schmid. ”La CGT llegó a esta determinación después de haber agotado todas las instancias en los diversos planos institucionales para encontrar alternativas. Para que nadie tenga lugar a dudas: paramos para poder seguir trabajando, y por eso vamos a explorar las discusiones en los más altos niveles”, advirtió.
Daer, por su parte, se pronunció en términos similares. Y, tras abundar en datos perjudiciales para los trabajadores desde diciembre de 2015 (la inflación, por caso, fue de 95 por ciento), parangonó el alcance del paro al de junio de 2001 cuando el entonces gobierno de Fernando de la Rúa anunció una poda de 13 por ciento en salarios y jubilaciones. De todas maneras, reconoció diferencias internas en la conducción cegetista sobre cómo seguirá la protesta.
Los tres dejaron asentado que están dispuestos al diálogo con el Gobierno, a diferencias de otros sectores sindicales, como el “combativo” que lideran los Moyano junto a la Corriente Federal del bancario Sergio Palazzo.
En medio del paro, el líder de los camioneros, Hugo Moyano, le metió presión al trío cegetista. “No se puede esperar mucho de este Gobierno, que no es un cogobierno con el Fondo, sino que es un gobierno del Fondo”, dijo.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior