El multi-caos de Javier Milei
#Opinión especial para DSF – Eduardo Reina
El caos sirve parece ser una herramienta de distracción y convencimiento de la población. Lo cierto es que hay algo de método en este caos.
a palabra cosmos que ahora usamos para hablar del espacio exterior, en su origen en griego significaba, entre otras cosas, orden y belleza. Este cosmos de la creación era lo que se oponía al caos que precedía a la creación. De la misma forma, en el génesis de la Biblia se describe a Dios separando la luz de las tinieblas, la tierra y el cielo para ordenar la tierra que luego de ser creada era caos y confusión. El orden aparece en la tradición como una condición sine qua non para la creación.
Parte de lo desconcertante del gobierno de Milei tiene que ver con esta premisa que, si bien ha sido muchas veces rebatida por artistas y pedagogos, sigue funcionando en nuestro inconsciente.
Javier Milei emerge como un líder que no solamente parece moverse con comodidad en medio del caos, sino incluso propiciarlo, como si le resultara un entorno fértil. Su capacidad para gobernar en un entorno de confusión y múltiples tensiones no es solo una respuesta a las circunstancias actuales, sino una estrategia deliberada que busca utilizar para lograr sus objetivos. El multi-caos parece ser una herramienta de distracción y convencimiento de la población. El último capítulo de este sainete es el que protagonizó en la convención “Viva 24” con la ya harto conocida embestida contra la esposa del presidente Pedro Sánchez y sus consecuencias mediáticas, empresariales y diplomáticas que todavía está por verse hasta dónde llegarán.
En el plano local nos tiene acostumbrados a las peleas con periodistas, incluso (o sobre todo), con los que podrían resultar más afines o acercarse más a alguna de sus posturas. Ante la menor disidencia el presidente plantea una lucha encarnizada que, en muchos planos finalmente pierde. Es el caso de las frecuentes peleas que tuvo con periodistas como Marcelo Bonelli o las más fallidas aún contra Jorge Lanata quien cuestionó a Javier Milei por sus “agresiones indiscriminadas” a los periodistas o con Jorge Fontevecchia frente a quien celebró que el diario Perfil «está camino a la quiebra». Ambos casos terminaron en denuncias en los medios y en la justicia por parte de los periodistas.
A esto se suma el multi-caos de peleas con economistas de corte también liberal como, entre otros, Carlos Melconian, Marina dal Pogetto, Domingo Cavallo, Miguel Ángel Broda, y hasta con el mismísimo Carlos Rodríguez al que lo sometió a un ninguneo al comienzo del gobierno que le valió luego duras críticas de alguien que había estado con él desde el comienzo del armado del plan de gobierno.
Estas peleas con periodistas, políticos y etc. que eran fieles y a los fue corriendo por disputas que parecen provenir de la incontinencia o el capricho, se explica en parte a partir de la sensación de que no admite compartir el poder y que, por eso, no suma sino con el multi-caos.
Milei se ha posicionado como un presidente que prospera en la incertidumbre y que no solamente expresa el caos como un síntoma de los problemas estructurales del país, sino que lo utiliza como un catalizador para el cambio. En este contexto, la confusión entre medios y fines, la falta de claridad y consistencia en los objetivos no es necesariamente un error de gobierno o una falta de planificación, sino, ante todo, una táctica para desorientar a la oposición y mantener el control del discurso político.
En el primer intento de la sanción de la Ley Bases en las extraordinarias pudo verse cómo este estilo era contraproducente en medio de la negociación y dio como resultado el primer fracaso en el intento de sanción de esta ley aún con la tentativa de cooperación de figuras de la oposición como Cristian Ritondo, Miguel Ángel Pichetto o Rodrigo De Loredo. Pero aunque fracase en sus embestidas y deje finalmente que sus ministros asesores y partidarios acomoden el asunto mientras él se hace el desentendido hasta el punto de actuar como si nunca hubiera actuado de manera agresiva, lo cierto es que hay algo de método en este caos.
El caos sirve para provocar la distracción que le va dando tiempo al presidente de mantener su aceptación en un país complejo que atraviesa un momento también bastante difícil. Las buenas noticias se ven como algo lejano de poder lograr y entonces al presidente le queda hacer el papel que mejor le cuadra, el de influencer y standapero que intenta como los magos un acto de distracción para hacer mientras tanto dure esta, todo lo que requiere su truco.
La planificación a largo plazo en un sistema caótico puede parecer una tarea titánica, casi imposible. Sin embargo, dentro del caos puede existir un grado de orden que permite la implementación de políticas a corto plazo.
En medio de la agitación social y económica, Milei ha liderado un cambio radical, apostando por políticas libertarias que desafían el statu quo. No obstante, la verdadera clave de su estrategia radica en su capacidad para comunicar y persuadir a una sociedad sedienta de progreso. Más allá de las medidas concretas, es su habilidad para mantener un diálogo efectivo con la ciudadanía lo que determinará el éxito de su gobierno en medio de un entorno que parece estar lejos de dejar ser caótico.
En este contexto, la comunicación no es solo un complemento de su política, sino su núcleo. Explicar de manera clara y accesible cada política implementada, involucrando a la ciudadanía en el proceso de transformación, es esencial. La transparencia en los objetivos, la coherencia en las medidas y la capacidad de persuadir a la población de los beneficios a corto y largo plazo son vitales para estabilizar un país en medio de la inestabilidad. En este sentido es que, por esta capacidad de comunicación simple y llegada fácil a muchas capas de la sociedad, Milei, pese a “perder” muchas de sus batallas, el cálculo final le da una ganancia porque estas le sirven para acrecentar el caos.
El multi-caos, gestionado adecuadamente, puede ser una herramienta poderosa para mantener el control y avanzar en la agenda de gobierno. La capacidad de Milei para transformar el caos en una oportunidad de progreso dependerá, en gran medida, de su habilidad para gestionar además de la de comunicar. En un entorno donde la estabilidad y la inestabilidad son caras de la misma moneda, gobernar con éxito requiere un manejo astuto de la gestión y la narrativa y una conexión genuina con las aspiraciones de la ciudadanía.
Javier Milei parece sentirse cómodo en el multi-caos. Sin embargo, esta estrategia también suma incertidumbre a futuro y colabora para aumentar las chances de conflictos innecesarios. Juega siempre al límite y sigue sorprendiendo al lograr todavía transformar el caos en un vehículo de cambio positivo y duradero para Argentina.
«Yo no soy un hombre, soy un campo de batalla» Friedrich Nietzsche