Fernández instó a unirse y admitió que habrá disputas distributivas
Con un discurso de poco más de una hora, condensado en 28 páginas leídas, Alberto Fernández reveló la hoja de ruta que lo guiará en los cuatro años de gestión iniciados ayer: el combate a la pobreza, la búsqueda del desarrollo económico y un nuevo contrato social “fraterno y solidario” que superen las instancias de disputas distributivas que se vienen.
En el puñado de decisiones concretas del nuevo mandatario se destacaron la rejerarquización ministerial de las áreas de Salud, Cultura, Trabajo, y Ciencia y Tecnología; la intervención del organismo de Inteligencia y el fin de sus gastos reservados, y una reforma judicial, uno de los desafíos políticos más grandes para la gestión del abogado penalista.
Sentado al lado de su vicepresidenta (varias veces procesada por numerosas causas que provienen de sus ocho años de gobierno), Cristina Fernández de Kirchner, el jefe de Estado expresó que quiere ponerle fin a una Justicia “que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno”
Y en una América latina cada vez más convulsionada por conflictos sociales y políticos, Fernández dijo también que buscará “robustecer” el Mercosur, en un claro mensaje a su par de Brasil, Jair Bolsonaro, con quien tiene diferencias personales que han complicado la relación bilateral.
Por otro lado, ratificó ya como presidente que la Argentina tiene la voluntad de honrar la deuda externa, pero aclaró que no podrá hacerlo hasta tanto no registre crecimiento económico y produzca los dólares genuinos para poder cumplir. Y echó culpas a su predecesor, Mauricio Macri, por dejar al país en “virtual default”.
En otro orden de temas, Fernández aseguró que tiene el compromiso de combatir los femicidios. E hizo un llamado público para “superar el muro del rencor y del odio entre argentinos”. La mencionó una sola vez, pero enfatizó que la impronta de su gestión será la de administrar para todos y con el objetivo de ponerle fin a la grieta.
Así, el dirigente político impulsado a la cabeza de una nueva coalición de gobierno por la expresidenta Fernández de Kirchner, dio las claves para la nueva etapa política que se abrió en la Argentina. Utilizó un tono mesurado al dar su mensaje; se emocionó al final al evocar a sus padres y a su mentor en la carrera judicial, el exprocurador Esteban Righi.
Línea de largada
En una jornada en la que lo gestual suele actuar como disparador de señales, Fernández llegó al Congreso nacional manejando su auto particular (un Toyota Corolla), en compañía de su pareja, Fabiola Yáñez. Ya en el edificio legislativo, ayudó a la vicepresidenta saliente, Gabriela Michetti, a trasladarse con su silla por los pasillos.
Sin cargar con adjetivos altisonantes las referencias al gobierno de Cambiemos, Fernández procuró dejar claros algunos números económicos que hereda: la inflación “más alta de los últimos 28 años” y “superior al 50 por ciento”, dijo. También recordó que el país “no para de achicar su economía” y que el PIB de 2019 “es el más bajo de la última década”. Sobre la pobreza, dijo que se está “en los valores más altos desde 2008” y que la deuda externa en relación con el PIB “está en su peor momento desde el año 2004”.
En otra crítica –tampoco estridente– al gobierno de Macri, indicó que decidió postergar el tratamiento del Presupuesto nacional. Argumentó que “sus números no reflejan ni la realidad macroeconómica, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deuda que realmente han sido asumidos”. Por ello, su gabinete preparará un proyecto propio.
Relaciones complejas
El Presidente aseguró que buscará una relación constructiva y cooperativa con el Fondo Monetario Internacional y con los acreedores privados. “El país tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo”, advirtió. Y, en otra crítica a sus antecesores, sostuvo que sus ministros no van a repetir “la triste historia” de los “técnicos imprudentes” que prometen planes que no pueden cumplir.
La primera reunión oficial del Gobierno consistirá en un encuentro de trabajo para poner en marcha el Plan Integral Argentina Contra el Hambre. Para ello, necesitará la colaboración indispensable del empresariado y, en paralelo, la paciencia de los sindicatos, que también esperan anuncios para los salarios de los trabajadores.
En términos de federalismo, prometió llevar “una parte sustancial de la actividad política y administrativa del Estado nacional a las provincias, creando capitales alternativas”. Fernández quiere gobernar en sintonía con los gobernadores, en quienes pretende apoyarse para construir su poder y su propia base de sustentación política en todo el país.
Otro escenario de relaciones complejas serán los tribunales, con los que el jefe de Estado es muy crítico. Quince veces nombró la palabra “justicia”. Fue, acaso, uno de los tramos más aplaudidos del discurso: “Nunca más a una Justicia contaminada por servicios de Inteligencia, operadores judiciales, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos”, levantó la voz. Y continuó: “Nunca más a una Justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno. Nunca más a una Justicia que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno”. Prometió enviar al Parlamento “un conjunto de leyes que consagren una integral reforma del sistema federal de justicia”.
Asimismo, habló del ida y vuelta que pretende con la prensa. Prometió reorientar el presupuesto de publicidad con otros criterios. Y volvió aquí a criticar al gobierno saliente por haber pagado nueve mil millones de pesos en propaganda oficial. Recortará esos fondos, pero no los eliminará. “No habrá pauta del Estado para financiar programas individuales de periodistas. Sólo se destinará a instituciones periodísticas”, puntualizó.
No hubo precisiones sobre la política agropecuaria, sector productivo que mantuvo fuertes controversias con los gobiernos kirchneristas. De todos modos, Fernández habló de la necesidad de un “Proyecto Nacional de Desarrollo, en la cual la agroindustria, la industria manufacturera, los servicios basados en conocimiento, las pymes, las economías regionales y el conjunto de actividades productivas sean capaces de agregar valor a nuestras materias primas para exportarlas y potenciar un robusto mercado interno”.
Fernández mencionó a Alberdi y a los expresidentes Sarmiento, Frondizi, Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Pero fue al radical Raúl Alfonsín a quien invocó para culminar su discurso: “Cuando mi mandato concluya, la democracia argentina estará cumpliendo 40 años de vigencia ininterrumpida. Ese día quisiera poder demostrar que Alfonsín tenía razón. Espero que entre todos podamos demostrar que con la democracia se cura, se educa y se come”.
Medidas anunciadas: Lineamientos generales
Habló de un acuerdo de solidaridad y de créditos.
Créditos. Se implementará un sistema masivo de créditos no bancarios a tasas bajas. Dijo que “las familias están asfixiadas” por el “alto nivel de endeudamiento” porque tomaron créditos “para remedios y para pagar facturas”.
Acuerdo. Convocará a un “Acuerdo Básico de Solidaridad en la Emergencia”, del que participarán empresarios, gremios y el agro, entre otros. Allí se avanzará en medidas para restablecer los equilibrios macroeconómicos, sociales y productivos. El plan incluirá precios, salarios, tarifas, tipo de cambio y aspectos monetarios, fiscales y sociales, que serán explicitados en los próximos días.
Obra Pública. Se desplegará un Plan de Reactivación de la Obra Pública. Será “en todo el país”, con proyectos “de ejecución rápida” y con “alta generación de empleo”. Se apuntará a “mejorar la seguridad vial y la accesibilidad, el ordenamiento urbano y territorial, la construcción y el mantenimiento de edificios públicos”.
Viviendas. Mencionó un plan de regularización y construcción de viviendas por medio del Ministerio de Vivienda y Hábitat.
Consejo Económico. Volvió a hablar de la anunciada convocatoria a un Consejo Económico y Social que tendrá rango parlamentario y que diseñará políticas de Estado.
Interior. Se trasladará parte de la actividad del Estado a las provincias: se relocalizarán organismos del Estado federal en ciudades del interior y se crearán “capitales alternativas”.
Empleo. Prometió garantizar el derecho al primer empleo a través de becas solventadas por el Estado.
Justicia. Enviará al Congreso un proyecto de reforma integral de la Justicia, para que se convierta en un nuevo “Nunca Más”.
AFI. Para acabar con “la marcha ominosa” que provoca la falta de credibilidad en las instituciones, anunció que decidió la intervención a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Fondos reservados. Anunció que derogará el decreto 656 del 2016, que fue una de las “penosas medidas” de Macri y que significó el secreto de los fondos reservados de los agentes de Inteligencia. Serán reorientados al plan contra el hambre.
Pymes. Prometió “alivio fiscal” a las pymes para dar fin a “la capacidad ociosa de las fábricas”.
Prensa. Fernández dijo que hará una convocatoria para la reforma del sistema de adjudicación de la pauta publicitaria oficial.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior