Hermes Binner, el hacedor de una salud pública perdurable
Hermes Binner es sinónimo de salud. La pasión por la medicina y el anhelo de construir un sistema eficiente de atención sanitaria para todos fueron los motores de su vida. Un ideal que forjó desde la militancia universitaria a través del Partido Socialista y después mediante la función pública, con la que plasmó ese sueño de construir una robusta matriz de salud pública, la que hoy en tiempos de pandemia fue determinante para que Rosario resistiera por método e infraestructura los embates del coronavirus.
Sustentado en un pensamiento progresista fue un cultor de las reformas, las que pudo impulsar desde su desempeño médico en la salud pública, la que luego lo llevó a iniciar un rol como director de hospitales, secretario de Salud Pública e intendente de Rosario, y luego gobernador de Santa Fe.
Desde los diferentes lugares de gestión, Binner fue artífice de una nueva concepción de la salud pública, partiendo de la premisa de que la mejor forma de brindar un servicio a los diferentes sectores de la ciudad era a través de una descentralización administrativa y operativa de la gestión municipal, que ofreciera servicios por cercanía, que incluyera a los sectores más vulnerables, pensamiento que derivó en la formalización de los distritos y en la construcción de decenas de centros de salud distribuidos estratégicamente en toda Rosario.
Claro que para ello Binner implementó en Rosario una política de Estado en salud para que perdure en el tiempo independientemente de las sucesiones y vaivenes de las administraciones, razón por la cual estableció una fuerte inversión presupuestaria en el desarrollo de ese sistema público sanitario.
Proyectó un desarrollo hospitalario integral. Transformó una estructura edilicia inconclusa de años, conocida popularmente como el monumento al pozo, en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario (Cemar), como así un nuevo y moderno Hospital de Emergencia Clemente Alvarez (Heca), entre otras obras de remodelación de diferentes efectores para optimizar la asistencia.
Binner dispuso en paralelo la incorporación de equipamiento tecnológico y estimuló la capacitación de todos los profesionales y trabajadores de la salud, incluso desarrollando un programa de Educación para la Salud con fuerte acento en políticas preventivas.
Con su gestión como secretario del área y como intendente, Rosario logró disminuir índices de mortalidad relacionados a la pobreza, fundamentalmente las vinculadas a la niñez, guarismos que catapultaron a la ciudad como un ejemplo en política de salud pública, ya que la atención sanitaria fue abarcativa e inclusiva. Cualidades que se mantienen vigente.
Ese hombre alto, delgado, de convicciones firmes, con rostro adusto y sonrisa eventual, cultor de costumbres campechanas y de vida austera, fue el doctor Binner, al que algunos llamaban simplemente Hermes y los más cercanos «el flaco». Sí, el que hizo de Rosario una ciudad con un ejemplar sistema de salud pública. El que hoy, en época de pandemia y profunda crisis económica, asiste a todos. Sin distinción.
Por Sergio Faletto – Diario La Capital