La Corte Suprema de Brasil da vía libre a la detención de Lula da Silva
La Corte Suprema de Brasil dejó hoy a Luiz Inácio Lula da Silva al borde de la prisión tras rechazar un recurso de «habeas corpus» con el que el ex presidente intentaba evitar ir a prisión por una condena por corrupción.
Los 11 jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) se decantaron en la madrugada de hoy (hora brasileña) con un voto muy ajustado de 6-5 contra el recurso de Lula, tras una maratónica jornada de casi 11 horas en la sede del tribunal en Brasilia. La sesión comenzó a las 14 horas del miércoles y se cerró poco antes de la 1 de la mañana.
Con el fallo, el STF abrió la puerta a que la Justicia pueda decretar ya en los próximos días un encarcelamiento de Lula por una sentencia a más de 12 años de cárcel a la que fue condenado en enero. El ex mandatario es a la vez el principal favorito para las elecciones presidenciales del 7 de octubre.
Para que haya una orden de arresto es necesario que la revisión de la condena del ex presidente de 72 años esté cerrada en la segunda instancia judicial. Eso podría ocurrir en cuestión de días, ya que la corte a cargo sólo tiene que responder a unas objeciones formales de la defensa.
«¿Cómo se puede hablar de efectividad judicial si no hay un momento en que ya se pueda ejecutar la pena?», dijo el juez Alexandre de Moraes, uno de los magistrados que votó contra Lula.
El llamado «habeas corpus preventivo» presentado por los abogados de Lula ante el STF buscaba evitar una posible orden de arresto antes del final del proceso en todas las instancias judiciales. Lula todavía puede apelar contra su condena aún en dos instancias más en las próximas semanas, aunque ahora es posible que tenga que hacerlo ya desde prisión.
El drama judicial en torno al ex presidente (2003-2010) polariza al país desde hace meses y disparó en los ultimos días las tensiones. Miles de manifestantes salieron a protestar hoy a favor y en contra de Lula por todo el país.
En Brasilia, las autoridades ordenaron un fuerte despliegue de seguridad para evitar enfrentamientos entre simpatizantes y detractores de Lula. Ambos grupos fueron separados por una valla en la Explanada de los Ministerios, el barrio gubernamental.
Según los organizadores, hasta 13.000 personas estuvieron durante el día en las calles en la capital, 6.000 para exigir la libertad del ex presidente y unos 7.000 críticos de Lula. También hubo protestas en las metrópolis Sao Paulo y Río de Janeiro, entre otras ciudades.
Lula, un ícono de la izquierda, sigue siendo muy popular entre las clases pobres debido al éxito de los programas sociales de sus dos Gobiernos y alcanza hasta el 36 por ciento de los apoyos en los últimos sondeos electorales.
Al mismo tiempo, un 40 por ciento de los votantes manifestan su rechazo al ex líder obrero por sus escándalos de corrupción.
Las Fuerzas Armadas exacerbaron los ánimos en las horas previas al juicio. El comandante del Ejército, Eduardo Villas Boas, fue blanco de críticas después de publicar en la red social Twitter una opinión política criticando la «impunidad», en una evidente alusión a un posible fallo del Supremo favorable a Lula.
La grave crisis institucional en la que está sumido Brasil desde hace años por los escándalos del caso sobre corrupción política «Lava Jato» («Lavado de autos») ha generado que algunos sectores de la sociedad pidan abiertamente una intervención militar.
El futuro de Lula continuará agitando a Brasil en los próximos días. El juez de «Lava Jato» Sérgio Moro debe decidir si emite la orden de arresto. En ese extremo, es posible que su defensa intenta apelar con un segundo «habeas corpus», una vez que ya exista una orden de arresto específica.
El «habeas corpus» es un garantía constitucional que permite a un acusado apelar a un juez con carácter urgente para evitar un prisión que considera injusta.
De forma indendiente a ese recurso, Lula puede apelar contra su condena en tercera instancia ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ), la máxima corte brasileña para asuntos no constitucionales, y como último recurso puede intentar llevar el caso ante el STF, la instancia final de la Justicia brasileña.
A ambos recursos se les ve pocas posiblidades de éxito tras los contundentes fallos contra Lula en los tribunales ordinarios.
Lula fue condenado en 2017 a nueve años y medio de cárcel en primera instancia por cargos de que aceptó la reforma de un apartamento de la constructora OAS a cambio de favorecer a la firma en sus negocios con Petrobras. La petrolera estatal está en el centro de los escándalo de «Lava Jato».
Un tribunal de apelación confirmó la sentencia en enero y aumentó la pena a 12 años y un mes. Al mismo tiempo, la corte abrió la puerta a que Lula pueda ser encarcelado una vez que el caso sea cerrado en esa instancia. El ex presidente puede hasta ahora apelar en libertad.
Decenas de políticos y poderosos empresarios están acusados de haber participado en una enorme red de corrupción en torno al gigante estatal Petrobras. También el actual presidente, el conservador Michel Temer, es acusado por la trama de «Lava Jato».
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior