La fábrica Tinka se recuperó y produce 400 mil bolitas de vidrio por día
En mayo del año pasado, el negocio «pintaba mal». Se habló de un cierre casi inevitable por los incrementos en las tarifas de los servicios públicos. Pero sus empresarios recordaron a Almafuerte: «No te des por vencido aún vencido». Y reaccionaron. Hoy, con algunas innovaciones, Tinka, la única fábrica de bolitas de vidrio de la Argentina, está de pie y su futuro es también auspicioso. En la planta que funciona en San Jorge, departamento San Jerónimo, 148 kilómetros al Sudoeste de esta capital, se fabrican 400 mil bolitas por día, es decir 2 millones por semana.
«Creo oportuno aclarar que muchas cosas que se dijeron sobre el presente y futuro de Tinka el año pasado, no se ajustaban totalmente a la realidad. Como cualquier empresa, tuvimos problemas por los costos de los servicios y por las importaciones, pero teníamos absoluta confianza en que caminábamos hacia este presente», inició su reflexión el presidente de la firma, Víctor Hugo Criarlo.
También hubo un impasse productivo en la década de los 90. «El 1 a 1 terminó siendo tremendamente nocivo para la industria nacional», agregó.
Sobre lo sucedido hace un año, Criarlo señaló: «La cuestión era mantenerse y superarse. Por eso ideamos una bolita nueva. Ayudó la incorporación de un calco de las camisetas de equipos de fútbol. Y en la tradicional que llega importada desde Taiwán, nosotros no imitamos los 4 pétalos sino que le incorporamos dos más grandes y más vistosos. El producto ha sido bien recibido por el mercado», aseguró.
Este diario lo consultó sobre la posibilidad de un uso industrial del producto que Tinka fabrica. «Es el paso que estamos dando. Comenzamos a fabricar bolitas que emplean en su interior los aerosoles con pinturas. Y existen otras posibilidades que estamos evaluando», comentó Criarlo. También se fabrican bolitas para aerosoles como agente removedor, con alta demanda en el verano. Lo propio ocurre con pinturas, espumas de carnaval, y todo tipo de aerosoles», remarcó.
La historia de Tinka comenzó a escribirse en 1953, cuando dos osados emprendedores, Victor Hugo Chiarlo y Domingo Vrech, entonces empleados de la famosa cristalería Saica, instalada en San Jorge, solicitaron un permiso gremial de un mes con la loca idea de comenzar con la instalación de una fábrica de bolitas de vidrio. Sin financiamiento, consiguen que los únicos fabricantes en América del Sur de bolitas de mármol, Manavella y Cía SRL, de Rosario, resolvieran apostar por la iniciativa. Las primeras muestras enviadas terminaron de convencer a los empresarios que, mediante contrato, por seis meses recibirán toda la producción a cambio del dinero necesario para instalar la fábrica en San Jorge.
Para incrementar la producción se utilizaron maquinarias de fabricación casera, obteniéndose, en la década de los 60 una producción de 6000 bolitas por hora.
En 1995 se adquirió en Taiwán una máquina que elevó la producción a 8500 por hora. Años después se compra una máquina del mismo origen para la fabricación de bolones en una cantidad aproximada de 3.800 por hora. Hoy, con dichas máquinas y el ingenio argentino, se fabrican 400.000 bolitas diarias.