“La felicidad no es una app que se descarga en teléfonos móviles”
El papa Francisco hizo ayer un llamado a miles de adolescentes, a los que pidió que luchen por un “amor concreto, no de telenovela”, y que rechacen ver la felicidad como una app que se descarga en el teléfono móvil.
El pontífice argentino sostuvo que “el amor es siempre concreto, si no, es una telenovela” e pidió, en una misa organizada para adolescentes de edades comprendidas entre 13 y 16 años, que estos acepten la “invitación de Jesús” para ser sus discípulos.
“El amor es el documento de identidad del cristiano”, defendió Jorge Bergoglio en su homilía en una colmada Plaza San Pedro, donde proclamó que ese sentimiento debe ser “concreto” y no puede estar “en las nubes”.
El Papa aconsejó a los congregados “querer a las personas sin desearlas como algo propio, sino dejándolas libres”. “Siempre existe la tentación de contaminar el afecto con la pretensión instintiva de tomar, de ‘poseer’ lo que me gusta. Y también, la cultura consumista refuerza esta tendencia”, declaró. “Pero cualquier cosa, cuando se exprime demasiado, se desgasta, se estropea; después se queda uno decepcionado con el vacío dentro”, explicó Francisco.
Bergoglio volvió a utilizar, en alusión a los adolescentes y jóvenes, el recurso del abuso de las nuevas tecnologías mediante la alusión a los teléfonos celulares. El Papa explicó a quienes seguían sus palabras que su felicidad no depende de tener “muchas cosas” ni es una “app que se descarga en el celular”.
No tiene precio ni se negocia
“Ni siquiera la versión más reciente podrá ayudaros a ser libres y grandes en el amor”, proclamó el Pontífice, quien más adelante expresó: “No confíen en quien los distrae de la verdadera riqueza, que son ustedes, cuando les digan que la vida es bonita sólo si se tienen muchas cosas”. “Desconfíen de quien les quiera hacer creer que son valiosos cuando se hacen pasar por fuertes, como los héroes de las películas, o cuando llevan vestidos a la última moda. Su felicidad no tiene precio y no se negocia”, afirmó.
En su homilía, Francisco también aludió al “deseo de libertad” que experimentan los adolescentes y explicó: “Muchos les dirán que ser libres significa hacer lo que se quiera. Pero en esto se necesita saber decir no”. “Si no sabes decir no, no eres libre”, dijo a los jóvenes el jefe de la Iglesia Católica.
La misa que el Papa presidió ante la Basílica de San Pedro formó parte de los actos organizados, durante el fin de semana, dentro del programa del Jubileo de la Misericordia, el Año Santo que proclamó Bergoglio y que comenzó el pasado mes de diciembre. Para esta ocasión, decenas de miles de adolescentes habían llegado a Roma para participar en eventos específicos organizados para ellos, en lo que se denomina “Jubileo de los Adolescentes”, el que concluirá en la jornada de hoy.
Durante los últimos tres días, poblaron las calles de Roma cercanas al Vaticano grupos numerosos de adolescentes, en su mayor parte procedentes de Italia y de otros países europeos, que han podido participar en peregrinaciones a varias iglesias de la Ciudad Eterna y en confesiones al aire libre.
El propio Papa participó en ese sacramento de la Iglesia Católica mediante la confesión a varios jóvenes, a quienes escuchó el sábado sentado en una silla en la plaza San Pedro.
El sábado a la noche, hubo un concierto en el Estadio Olímpico de Roma, al que Bergoglio no acudió, pero a cuyos asistentes envió un videomensaje. En él, Francisco apareció con un celular en sus manos, lo mostró al público en el estadio y afirmó: “Si en sus vidas no está Jesús, es como si no tuvieran cobertura”.
Caídos en Guerra Civil española
Elogio. El Papa elogió ayer el “valeroso testimonio” del sacerdote Valentín Palencia Marquina y otros “cuatro de sus compañeros”, proclamados beatos el sábado en Burgos y “muertos por su fe durante la Guerra Civil española”.
Mártires. Francisco aludió durante el rezo del Regina Coeli a Valentín Palencia y a cuatro de sus discípulos, Donato Rodríguez García, Emilio Huidobro Corrales, Zacarías Cuesta Campo y Germán García García, quienes fueron beatificados en una ceremonia en la catedral de Santa María de la ciudad española.