La inflación del año que viene seguirá muy elevada
Con el costo de vida de noviembre en 4,3%, sólo falta el dato de este mes para conocer cuál será, de punta a punta, la inflación del último año del gobierno de Mauricio Macri.
Según distintas consultoras económicas y el informe de expectativas de mercado que releva el Banco Central, se puede adelantar que 2019 cerrará con un aumento del IPC Nacional de entre el 53% y el 55%.
Con ese antecedente inmediato, ¿qué se puede esperar para 2020?
Bruno Panighel, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), habla de “arrastre estadístico” inevitable. Dice que incluso si a partir de enero los precios dejaran de subir de forma súbita, “la inflación promedio del año que viene sería 22% más respecto del promedio de 2019”. “Esa es la magnitud del arrastre estadístico”, advierte.
El economista asegura que Argentina se encuentra en una situación de “nominalidad inestable”, lo que significa que “los precios suben a ritmos distintos”: algunos lo hacen “escalonadamente mes a mes” y, otros, los de los bienes y servicios sensibles, “a los saltos”. Lo que hace todo más complicado de controlar.
Gustavo Reyes, del Ieral –Fundación Mediterránea–, dice que 2019 ya está “jugado” en materia de inflación y augura un diciembre también con alto nivel de suba de precios. “Se generó algo de miedo por el posible control del que se habló durante la transición, entonces se adelantó la suba; sin dudas vamos a estar en el orden del 55% este año”, explica.
Para 2020, el economista habla de “incertidumbre” con “algunas certezas”. “Mirando un poco la historia reciente, la inflación se paró rápido dos veces: en el Plan Austral (1985) y con la convertibilidad (1991), y en ambos casos se logró porque convergieron varias situaciones que es muy difícil que sucedan ahora; por lo tanto, no vamos a tener buenas noticias el año que viene”, explica en referencia al costo de vida de 2020.
Reyes dice que en esos dos episodios, por ejemplo, “se cortó la indexación” de salarios, algo que no ve posible en esta oportunidad.
“En las provincias se ve muy claro: muchas tienen ajustes de sueldos por ‘cláusula gatillo’ en función de la inflación pasada. También en la Nación hay algo de eso en las jubilaciones, por lo que esa indexación jugará en contra de la inflación”, apunta.
El analista del Ieral entiende que aun cuando “el gremialismo se muestra como más moderado por algunas declaraciones”, va a existir “un ajuste en salarios” que impactará en los precios.
Otro tema que difiere del ’85 y del ’91: las tarifas. Para Reyes, “va a ser muy difícil mantenerlas congeladas el año que viene”.
El tipo de cambio también se adelanta como motor inflacionario. “En el Plan Austral y en la convertibilidad, el dólar se frenó de un día para el otro. Ahora no tendremos eso. El tipo de cambio oficial está al nivel de septiembre de 2018, cuando ‘explotó’ por segunda vez el año pasado. Pero en la medida que sigamos con inflación, se va a ir retrasando y, de nuevo, tendremos un problema”, apunta.
También entiende que el escenario de emisión monetaria para financiar el fisco será muy distinto en 2020 en comparación con los planes de Domingo Cavallo y de Juan Vital Sourrouille. “Con la convertibilidad, se prohibió por ley; en el Plan Austral, se frenó porque empezó a haber algo de endeudamiento y fuerte monetización. Hoy no tenemos nada de eso”, explica Reyes.
Según el referente del Ieral, todo esto hará que sea difícil una desaceleración de esa naturaleza. “La probabilidad es bajísima”, analiza.
Señales políticas
Para Juan Pablo Carranza, integrante del Instituto de Investigación y Formación en Administración Pública (Iifap) de la UNC, el tema tiene estrecha relación con la política económica que se decida desarrollar.
Carranza entiende que bajar la inflación no parece ser una de las prioridades del nuevo gobierno. “No hay señales en ese sentido, más bien todo lo contrario”, opina.
“De hecho, el eje de campaña de Fernández se centró en reactivar la economía, y las únicas propuestas realizadas para frenar la inflación fueron medidas de corto plazo, como un acuerdo sectorial de precios-salarios”, agrega.
El economista habla de indicios de que en 2020 seguirá elevado el IPC. “La lógica indica que la intención de ‘poner plata en el bolsillo de la gente’ implicaría relajar la fuerte restricción impuesta por Macri a la emisión monetaria, lo cual elevaría la cantidad de dinero en la economía y podría traducirse en una peligrosa presión inflacionaria adicional”, explica.
El investigador cuestiona el estrangulamiento en la cantidad de circulante como freno a la suba de precios y también habla de inercia. “El impacto de congelar la base monetaria fue nulo sobre la inflación, que parece retroalimentarse casi exclusivamente a través de componentes inerciales”, dice anticipando un 2020 en el que “no debería esperarse una desaceleración brusca”.
Como puntos positivos, Reyes ve varios aspectos, como la enorme capacidad ociosa: “Es malo en términos del ahora, pero puede agregar demanda y reactivar sin necesidad de inversiones inmediatas”. También ve como alentador que el año va a cerrar con un superávit comercial (U$S 16 mil millones) y que buena parte del ajuste ya se hizo. Todo esto “daría margen para emitir algo más de lo normal en situaciones como la actual, sin que se vaya tanto la inflación”.
Los combustibles y los alimentos impulsaron los precios en noviembre
El costo de vida se volvió a acelerar en noviembre luego de que el mes pasado finalizara el congelamiento de los combustibles, entre otros factores.
El incremento de los alimentos también impactó fuerte en el índice de precios al consumidor (IPC) que a nivel nacional mide el Indec.
La suba de noviembre fue del 4,3%, un punto porcentual más que en octubre (3,3%), donde la suba se vio levemente moderada por acciones lanzadas de forma temporal por el Gobierno nacional antes de las elecciones generales.
El informe del organismo estadístico, el primero bajo la conducción de Marco Lavagna, indica que las mayores subas de noviembre fueron las de los sectores de comunicación (7,4%), salud (6,3%), bebidas alcohólicas (5,3%), alimentos y bebidas no alcohólicas (5,3%) y transporte (4,6%).
De acuerdo con el Indec, en lo que va del año el promedio de los precios trepó un 48,3%. En la comparación interanual (cotejando con noviembre de 2018), la suba es del 52,1%.
Desde la devaluación del peso luego de las primarias, la inflación intermensual entre agosto y noviembre promedia el 4,3%.
Córdoba
En la Ciudad de Córdoba, la Dirección de Estadísticas de la Provincia midió un 4,24% el mes pasado.
Hubo un fuerte impacto del precio de los combustibles líquidos, que aumentaron dos veces en noviembre y acumularon un 7,1%.
Los alimentos para consumir en el hogar se incrementaron un 5,2% a partir de la suba de la carne (5,8%) y fundamentalmente de las frutas y verduras (27,6%), donde impactó la estacionalidad.
La indumentaria subió 6%; los medicamentos, 8,5%; y la factura de la energía (Epec), 5,5%.
En lo que va del año la inflación llegó al 48,3%
Los alimentos y bebidas subieron 52,1% en 11 meses.
4,3%. Es lo que marcó en noviembre el IPC Nacional. Esto llevó la inflación de los primeros 11 meses del 2019 hasta el 48,3%.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior