Policiales

Memoria y justicia, Río Tercero

Ali – Hola amigas. 3/11 qué día para nuestra ciudad…
Ale – Si… (emoticón carita triste)
Vicky – Triste día por las explosiones… recuerdos feos y llenos de impotencia. No olvidemos. No puedo creer que se cumplan 21 años de injusticia con toda nuestra ciudad.

Así amanece hoy el chat de whatsapp de mi grupo de amigas de Río Tercero, donde nací.
Memoria. Pasan los años, más precisamente 21 años, y vuelve el recuerdo de aquel 3 de noviembre de 1995, cuando a las 8.55 comenzaban las explosiones en la Fábrica Militar.
La gente corría para protegerse, sin entender qué estaba pasando, horror, llanto, familias dejando sus casas, su cotidianeidad, su trabajo, la escuela, todo, para refugiarse.

Hoy amanezco con este chat que, en un intérvalo entre chistes, fotos, emoticones, saludos de cumpleaños y planificación de posibles reuniones, hace un alto y recuerda aquel día. Lo primero que se me viene a la cabeza es la canción de León Gieco: “Todo está clavado en la memoria, refugio de la vida y de la historia…La memoria apunta hasta matar a los pueblos que la callan y no la dejan volar libre como el viento”.

Foto: Daniel Cáceres
Foto: Daniel Cáceres

Nací en Río Tercero pero ese día estaba en Córdoba, estudiando para una materia de la facultad. Mi familia, como varias de mis amigas, vivían y siguen vivendo en la que se denominó “zona roja”, conformada por los barrios más afectados por las explosiones.
Un año más, vuelve a la memoria aquello que pasa por la cabeza cuando un ser humano se anoticia de una tragedia. Luego la Justicia confirmaría que se trató de un “atentado”.

“Llegamos al pleno convencimiento de que se trató de un atentado provocado de modo intencional, organizado y direccionado, para lograr el ocultamiento de pruebas sobre el contrabando de material bélico y la consiguiente impunidad de sus autores y cómplices”, señaló el Tribunal Oral Federal 2 de Córdoba que llevó adelante el juicio, a 19 años de los hechos. Condenados: los cuatro militares imputados, Jorge Cornejo Torino, Edberto González de la Vega y Carlos Franke y Marcelo Gatto.

Siete muertos, alrededor de 300 heridos y casas destruidas. La imagen era de guerra, esquirlas regadas por las calles, por los techos, por los patios, en mi patio familiar. Desolación, gente con la mirada perdida. Lo que era un verdadero desastre se vinculó con el escándalo por la venta de armas a Ecuador y Croacia durante la presidencia de Carlos Menem.

Entre los condenados no están los responsables políticos, aunque los jueces apuntaron que ese “aparato organizado de poder” debió involucrar a las más altas autoridades políticas del país. El expresidente Menem, como el exjefe del Ejército Martín Balza, habían sido imputados pero resultaron sobreseídos antes del juicio.

A los pocos años de aquel fatídico día, realicé con otros colegas un informe periodístico sobre las explosiones basado sólo en los testimonios de los familiares de las siete víctimas. Lo que sobresalió fue la tristeza y la impotencia.

Por ellas, por las víctimas, y por una ciudad que aspira a la justicia, un año más, memoria. Por Romina Torres (15), José Varela (50), Hoder Dalmasso (55), Laura Muñoz (27), Elena Rivas de Quiroga (52), Leonardo Solleveld (32) y Aldo Aguirre (25) quienes perdieron su vida un día como hoy.

(*) Ana Carolina Klepp (foto) es Licenciada en Comunicación Social, oriunda de Río Tercero y periodista del Diario Comercio y Justicia de la ciudad de Córdoba

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