Las prendas escolares llegan con subas y los padres buscan reciclar o canjear
Apenas habían transcurrido 11 días de clases, cuando el 20 de marzo de 2020 el presidente Alberto Fernández decretó el inicio de la cuarentena por la pandemia de coronavirus. A partir de entonces, las clases comenzaron a dictarse sólo de forma virtual, con lo cual la indumentaria escolar y los uniformes quedaron en los armarios por el resto del año.
Este año, muchos padres se debaten entre reciclar las prendas adquiridas el año pasado, rogando que a los chicos todavía le entren, o comprar nuevos conjuntos escolares. Otra opción es vender las prendas de 2020, que casi no tuvieron uso, y comprar, también usados, uniformes de los años superiores. Lo que se dice, una suerte de “plan canje” de indumentaria escolar.
Con subas
Para este año, la indumentaria escolar llega con aumentos que rondan entre el 30 y el 60 por ciento. Según lo relevado por este diario, la indumentaria básica para un alumno de colegio público no se consigue hoy por menos de seis mil pesos, unos 1.500 pesos más que el año pasado.
Este combo se compone de un guardapolvo, cinco pares de medias, un equipo de gimnasia (pantalón de jogging y buzo o campera de frisa), un par de zapatillas blancas, un par de zapatos y dos chombas de algodón. El mismo conjunto de prendas, pero en calidades medias, arranca en los 12.500 pesos, alrededor de cinco mil pesos más que a comienzos del año pasado
Si se trata de un colegio que exige uniforme, al conjunto debemos agregarle un pantalón de vestir o pollera, corbatín, una camisa y un blazer, los precios aumentan considerablemente para arrancar en los 13 mil pesos y llegar hasta los 36 mil pesos.
El impacto de la pandemia
En general, los comerciantes del rubro de indumentaria escolar y uniformes, expresan que la etapa de aislamiento impactó duramente en sus negocios.
María Silvina Pantaloni, gerenta de la firma Covers House, sostiene que el año pasado la venta fuerte de inicio de ciclo lectivo se realizó, pero que durante el resto año casi no hubo compras de prendas de refuerzo o de invierno.
Este año las ventas arrancaron muy tarde, luego de las reuniones de padres en las que se confirmó el inicio del ciclo lectivo presencial. “Las ventas están repuntando y están mejor de lo que esperábamos, pero siguen por debajo del año pasado. Estamos vendiendo mucho del stock que esperábamos vender en 2020”, afirma.
Claudia Almada, dueña de la fábrica de uniformes Zípoli, comenta que durante la pandemia no hubo ventas y las consultas recién volvieron a mediados de enero. “Hace una semana que los clientes están llegando al local a comprar o mirar calidad y precios. En enero lanzamos combos con precios del año pasado, como lo hacemos todos los años. Pero fue por pocos días, ya que las telas tuvieron aumentos de alrededor del 95 por ciento respecto a 2020.
Mónica Videla, titular del taller textil Indumentaria Intensa, sostiene que la reactivación fue solo del 50 por ciento este año. “Durante el invierno sólo se trabajó un 10 por ciento con otros productos”, afirma, y asegura que actualmente vende el stock del año pasado porque es muy difícil confeccionar productos nuevos. “Debemos ofrecer cuotas o descuentos porque el poder adquisitivo no permite al cliente comprar lo necesario”, indica.
Nuevas estrategias
A la inflación que todos los años hace dudar a los padres y madres respecto a qué comprar y cuánto se puede gastar, se suma ahora la incertidumbre sobre cuánto podría durar la presencialidad.
Si a esto le agregamos que los uniformes del año pasado casi no se han usado, surgen nuevas ideas para afrontar el panorama.
En muchos colegios, los grupos de WhatsApp de padres se han convertido en verdaderas ferias americanas donde se piden y se ofrecen uniformes “casi nuevos” a precios considerablemente menores a los del mercado. Otros padres han enviado las prendas a modistas para “ajustarlas” e incluso acordaron con las autoridades escolares “flexibilizaciones” a las exigencias de uniformes.
Mariano Torres, vecino de Villa Allende, sostiene que en el colegio de su hija permiten a quienes aún no tienen el uniforme de clase iniciar el cursado con el de gimnasia, que es más económico. “Reciclamos lo que les entra por el poco uso, pero en mi caso, que tengo dos niñas en el primario, compré uniformes casi nuevos por Facebook a menos de la mitad de precio. Con la cuarentena, a muchos niños ya no les entran los uniformes del año pasado que están casi nuevos”, agregó.
Mónica Basterrechea, secretaria general del Sindicato Argentino de Trabajo a Domicilio Textil y Afines, confirmó que este año hay una mayor demanda de arreglos en indumentaria, y lo vinculó con que muchas familias perdieron sus empleos y apenas pueden sostenerse económicamente.
“Siempre nos buscan en época de clases. La gente arregla, recicla, porque el bolsillo no da, sobretodo este año”, afirma. La gremialista también reclama que algunos insumos, como la tela y los hilos, “han subido demasiado”, y señala que las prendas han subido hasta un 300 por ciento. “He visto conjuntos de gimnasia de colegios privados a seis mil pesos. Una locura”, afirmó.
Indumentaria y útiles escolares son dos fuertes costos que desafían las finanzas familiares a la hora de brindar oportunidades educativas a las niñas, niños y adolescentes. Pero aún falta que en los próximos días se sume un nuevo reto: los libros escolares.
Las consultas por ajustes en modistas aumentaron
En algunos colegios las exigencias de indumentaria se flexibilizaron.
Indumentaria general. Un guardapolvo sale entre $ 800 y $ 1.250. Guardapolvos de diseños y colores especiales pueden llegar a costar $ 3.100. Cinco pares de medias, entre los $ 150 y $ 200 el par. El equipo de gimnasia (pantalón y buzo o campera de frisa), sale entre $ 2.200 y $ 4.750. El par de zapatillas blancas (lona o cuero) entre $ 1.500 y $ 4.500. Un par de zapatos, entre $ 700 y $ 6.000. Dos chombas de algodón, entre $ 850 y $ 1.350 c/u.
Con uniforme. El pantalón de vestir o pollera, entre los $ 1.200 y $ 2.300. El corbatín, de $ 160 a $ 300. Una camisa, entre $ 8 900 y $ 1 .600. Blazer: de $ 4.200 a $ 8.800.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior