Llegó el gas, con boletas de más de $ 10 mil en Córdoba
La esposa le mandó un WhatsApp: “Llegaron 11.500 pesos de gas”. Julián sabía que este invierno la tarifa se iba a sentir, pero jamás pensó que tanto. Tienen seis calefactores con un uso (a decir verdad) nada moderado: fueron 1.123 m3 consumidos en 60 días, entre el 20 de abril y el 19 de junio. Fueron a hablar a la distribuidora, por las dudas hubiese algún error en los 11.484,98 pesos, y les avisaron que para la boleta siguiente, si no reducen el gasto urgente, serán 30 mil pesos los que habrá que pagar.
Efectivamente, en estos días están llegando las boletas que contemplan al menos un mes de frío, ya que las temperaturas bajas arrancaron recién a mediados de mayo.
Según datos de Ecogas, de las 480 mil facturas emitidas entre el 1° de mayo y el 30 de junio, sólo 768 casos superan los 10 mil pesos para ese período. El 73 por ciento de las boletas llegó con montos bimensuales menores a los mil pesos, que se pueden abonar en dos cuotas equivalentes al 50 por ciento facturado. Son 353.232 usuarios en este rango. Casi el 23 por ciento gastó entre 1.501 y 3.000 pesos en el bimestre (109.248 usuarios), en tanto que –según Ecogas– 14.304 residenciales recibieron montos que van de los 3.001 pesos a los seis mil pesos.
La facturación es de ciclo continuo, lo que significa que todos los días se leen los medidores de determinados grupos de usuarios, a quienes se les emite la factura por los últimos 60 días. Ese proceso permanente implica que el período facturado no sea igual para todos los residenciales. Pero, en líneas generales, las boletas que están llegando tienen sólo un mes de frío. Ergo, eso significa que la siguiente, que tendrá los dos meses más bravos del invierno, será más o menos del doble que la de ahora, aunque se podrá financiar una parte.
Tres ejes
Hay tres cosas por tener en cuenta. Una es que el precio del m3 de gas es este año el doble que el del invierno pasado para el residencial estándar. Hubo un aumento en diciembre pasado y otro en abril de este año que, sin bajas temperaturas, quedaron disimulados, pero que ahora se sienten. Por ejemplo, los usuarios de consumo moderado (los R3-1 y R3-2, que gastan entre 1.001 y 1.500 m3 anuales) pagaron 3,84 pesos por m3 el invierno pasado y este año cuesta 6,64 pesos, lo que implica una suba del 73 por ciento.
Los de consumo más bajo tienen todavía aumentos más altos, porque en 2017 se subió más a los que más gastaban. Así, en el R1-1 y R2-1 (menos de 650 m3 anuales) la suba será del 97 por ciento, y un 98 por ciento entre los de 651 a 1.000. De todos modos, el grueso de estos usuarios en este segmento es beneficiario de la tarifa social.
Para la categoría más alta, de más de 1.800 m3 anuales, la suba es del 59,7 por ciento. Además, este año el estímulo por consumir menos bajó: la bonificación es del 10 por ciento para todas las categorías de usuarios que ahorren 30 por ciento más respecto de 2015. Hasta 2017, los descuentos eran mayores: 50 por ciento en las categorías R1 a R2-3; 30 por ciento para R3-1 a R3-3 y 20 por ciento para R3-4; y la exigencia de ahorro era el 20 por ciento.
El segundo aspecto por considerar es que el objetivo del Ministerio de Energía, al menos en la gestión del anterior ministro, Juan José Aranguren, es reducir el consumo. Consideran que con 15 años de tarifas bajas, las familias adoptaron conductas descuidadas, que ahora hay que corregir.
El objetivo se explica por un problema: en Argentina, en el invierno, el gas propio no alcanza y hay que importarlo pagando más de lo que se paga a los productores locales. El país tiene una demanda promedio diaria de 140 millones de m3: pero son 110 millones en verano y 180 millones en invierno, cuando se exacerba el consumo residencial.
Cuando no alcanza lo propio, que se está pagando 4,80 dólar el millón de BTU, se importa: hoy se paga a Bolivia 5,6 dólares y los cargamentos que llegan en barco cuestan ocho, con regasificación incluida.
Lo que el Gobierno quiere cortar es el pico del invierno y el único argumento que cree válido pa-ra lograr eso es una tarifa cara.
Los usuarios residenciales R3-4 como Julián, que gastó 1.123 m3 en 60 días, tienen que tener en cuenta un dato: el consumo promedio de todos los residenciales de Córdoba es de 940 m3 en los 365 días del año.
El tercer problema está, precisamente, en lo que falta de pasar a tarifa: nuevo dólar, inflación y subsidios.
Las tarifas actuales se cobran en pesos, calculadas con un dólar de 19,30, cuando hoy la divisa vale 46 por ciento más. Así, las distribuidoras están acumulando deuda con las productoras (YPF, PAE, Total y Wintershall), que Iguacel deberá arbitrar.
Hoy Cammesa les paga 5,60 dólares el millón de BTU a los productores por el gas que se utiliza en la generación eléctrica, en un intento de tentar inversiones, especialmente para Vaca Muerta. Una versión es que el ministro Iguacel licitará esa compra de gas, con la aspiración de pagar menos. La duda es si conseguirá ese precio.
Quedaban, en el esquema de Aranguren, tres aumentos más para llevar a cero el subsidio que todavía tiene el gas en boca de pozo: octubre próximo, abril y octubre de 2019. Iguacel ha dejado trascender que el Estado se demoraría en ese esquema, pero también está urgido de bajar subsidios para cumplir el acuerdo con el FMI. Y queda la inflación: se había proyectado 15 por ciento para el año y ya va 16 en un semestre.
Hogar de referencia
El aumento entre el invierno pasado y este será de 101%.
En Córdoba, el 58% de los usuarios gasta menos de mil m3 anuales.
La categoría de referencia es la R2-3, que consume entre 850 y mil m3, correspondiente a una clase media moderada.
Ese hogar, por un consumo anual de 960 m3, gastó en gas 3.279 pesos en el año 2016. En el invierno de 2017, a igual consumo, gastó 4.457 pesos y este invierno, si repite el consumo, habrá gastado 8.974 pesos en todo el año. El aumento de la “era Macri” es del 173,7%. Y entre el invierno pasado y este será del 101,3%.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior