Luciano Pereyra cerró la cuarta noche del Festival de Doma en Jesús María
El tramo de escenario más interesante arrancó con Coco Gómez, chaqueño, quién llegaba por tercera vez al festival y se animó a presentar una chacarera dedicada al festival llamada Canta Jesús María. Con una letra interesante, bien descriptiva, podría complementar a la zamba del trío San Javier. La del monte, otra chacarera, mostró al artista a tono con su pasado y sus raíces cerca del monte.
Otra interesante estampa plasmaron los santiagueños de Orellana Lucca de los que -en otras oportunidades- valoramos que se animan al repertorio propio, bien plantados desde la poesía y la música. Tienen muy buenas chacareras y zambas. Enrolados en un estilo que los hermana con Raly Barrionuevo y la joven generación de Banega’s y Carabajale’s, parecen llamados a ser “sucesores”, aunque con un enorme presente. Su versión de El cosechero de Ramón Ayala mereció un diez felicitado. El cierre con Chacarera del patio de Peteco Carabajal encendió los ánimos de un público que esperaba por Luciano Pereyra.
Minutos más tarde, la intro del ingreso de Indios de Ahora con Guitarra, dímelo de Atahualpa Yupanqui estuvo más cerca de Rata Blanca que del payador perseguido. Pero ésa, precisamente, es la impronta de los rosarinos y con esa impronta vienen abriéndose camino. La juventud celebró esa electricidad. La presentación del último corte de su disco, Capricho, fue acompañado por la presentación oficial del videoclip en la pantalla de fondo.
Pablo Trullenque y Cuti Carabajal le aportaron la chacarera Nuestra Raíz al segmento bailable de Indios de Ahora que abandonó el escenario tras la tranquila Oración del remanso de Jorge Fandermole. Moñito para la breve presentación que dejó gusto a poco.
Para cuando ingresó Yamila Cafrune la gente estaba en otra. Improvisaba la ola en medio de alaridos y manos en alto. Sin embargo, la hija de Jorge Cafrune remontó la indiferencia inicial con algunas testimoniales canciones.
Todas y (¿todos?) por Luciano
A la una, en las tribunas no cabía un alfiler y la comisión informaba que se habían cortado alrededor de 12 mil entradas. Quince minutos más tarde, un grito salvaje precedió la entrada de Luciano Pereyra, ataviado de pantalón negro, remera gris oscuro y saco gris claro. Las plateas eran un mar de teléfonos móviles encendidos, capturando cada momento.
Pereyra satisfizo los deseos de su bulliciosa platea y popular y demostró que renovó su romance con el público. Es que ya no es aquel adolescente tímido de hace 20 años, es un hombre que supo convertir en sensualidad cada gesto. Y para muchas de sus fans sigue siendo ese hombre que sufrió tanto por amor y que dejó expreso ese sufrimiento en sus canciones.
Su setlist jesusmariense incluyó 16 temas, entre los que no faltó ningún clásico. Chaupi Corazón, Sin testigos, Enseñame a vivir sin tí, un medley con Celos/Perdoname/Porque aún te amo, No te puedo olvidar, Y así así. Para los bises, las chicas habían gritado y llorado todo lo que tenían que hacerlo con carteles en los que -como mínimo- le declaraban su amor y le proponían matrimonio. Es el yerno perfecto y uno de los últimos latin lovers sobre el que las chicas abrigan esperanzas de sacarlo de la soltería.
Campo accidentado
Donde no hay tregua y comienzan a verse los planteos menos conservadores es en el campeonato nacional de jineteada donde la conjunción de briosos potros y montadores con oficio dan por resultado un gran espectáculo.
Para inquietud de la organización, la tercera y cuarta jornada dejaron como saldo varios jinetes contusos y lesionados y la ambulancia tuvo que retirar montadores varias veces en las dos jornadas. Había pronóstico reservado para un jinete de Brasil y otro de Chile.
Fuente: Universal Medios. Universal Medios