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El mercado inmobiliario entre la nueva ley y el DNU

Con la entrada en vigencia de la Ley de Alquileres, desde la Cámara de Corredores Inmobiliarios de la Provincia de Córdoba (CaCIC) aseguran que el sector se ha visto beneficiado de modo directo aunque entienden que las consecuencias negativas de la normativa terminarán golpeando a la actividad en general.

“La primera consecuencia de la entrada en vigencia de la ley es algo que nosotros veníamos manifestando en la previa: los precios subieron”, dice Soledad Olivieri. “Veníamos advirtiendo que las normativas de este tipo generan suba de precios y retracción de la oferta por parte de los propietarios que temen que el índice que se plantea en un primer momento sea modificado en el futuro”, señala a la vez que advierte una doble desconfianza por parte de los actores involucrados.

Por un lado, asegura, que los propietarios temen que “un decreto posterior cambie las reglas del juego”; mientras que los inquilinos “temen que la ley se aplique tal como la redactaron porque antes se hacía un acuerdo en el que las subas no superaban el 34% anual, mientras que ahora, con las nuevas fórmulas que contemplan la inflación oficial, los últimos cálculos estiman una suba cercana al 41%”, afirma.

Entre los puntos que terminan beneficiando a los inmobiliarios, la nueva ley otorga un mayor protagonismo a los corredores al determinar su obligatoria participación en la firma de los contratos. En ese sentido, los agentes advierten que los trabajos de índole administrativo aumentan, del mismo modo que se agranda el margen de sus responsabilidades.

A partir de dicha situación, Olivieri desmiente denuncias respecto a la firma de contratos fuera de término, fechados con anterioridad a la sanción de la normativa. “Ningún corredor va a correr riesgos al actuar fuera de la ley, porque los inquilinos te van a denunciar y van a tener razón”, afirma.

Alquileres en tiempos de pandemia

En medio de una situación de parate total de la actividad, la realidad del mercado cordobés vive un estado particular. Por un lado, las zonas históricamente habitadas por los estudiantes universitarios empezaron a notar su ausencia, ya que una gran parte eligió volver a su lugar de origen en el marco del aislamiento. Nueva Córdoba, por ejemplo, exhibe por estas horas una gran cantidad de departamentos vacíos producto de la partida de sus inquilinos. Desde la Cámara advierten que, más allá del fenómeno, la caída de ocupación ha sido menor a la proyectada en la previa.

En contraposición a esa realidad, creció la demanda respecto al alquiler de casas y departamentos ubicados en otras zonas de la capital. “Si vos ponés en alquiler departamentos en Alberdi, en Alta Córdoba o en General Paz, se van a ocupar rápidamente”, describe Olivieri que explica esa realidad a partir de una tendencia que ya se venía expresando en los últimos tiempos y que tiene que ver con una lectura cultural de la región citadina más cercana a la Universidad. “Las parejas jóvenes y los estudiantes de mayor edad se van de Nueva Córdoba porque el barrio es demasiado ruidoso”, asegura.

Respecto a las casas, la mayor demanda también descubre un problema que se extiende desde hace aproximadamente una década: la falta de construcción hace que la demanda de alquileres sea mayor a la oferta. “El desincentivo a la construcción con todo este tipo de legislaciones de las que venimos hablando no sólo hace que no se construya sino que tampoco ayuda al crecimiento en la oferta de alquileres.

El planteo de un propietario es que: si no se cuanto voy a poder a cobrar de alquiler, tengo parada una inversión de miles de dólares a cambio de nada. La rentabilidad es el criterio principal con el que se maneja el que tiene una propiedad en alquiler. Si los números, por la presión impositiva, por la incertidumbre de los costos y demás, están generando que mucha gente prefiera prestarle su inmueble a un familiar, con la única condición de que este le pague los impuestos”, comenta Olivieri.

A eso hay que sumarle las nuevas decisiones respecto al dólar que, como siempre sucede en el mercado inmobiliario, pone un freno a las operaciones. La incertidumbre respecto a las posibilidades de futuras ventas y alquileres hacen que la construcción se frene. Allí, el principal punto negativo enumerado por los corredores a la hora de analizar la situación. Si no hay viviendas para ofertar, las inmobiliarias tienen menos bienes que ofrecer.

La extensión de DNU que suspende los desalojos

A comienzos de esta semana, los diputados Eduardo Fernández y Fernanda Vallejos presentaron un anteproyecto de ley para prorrogar la vigencia del decreto que establece la suspensión de desalojos, la prórroga de contratos y el congelamiento de precios. “Va a generar lo mismo que generó la ley”, afirma, sin titubear, la representante inmobiliaria. Según explica, hay una gran incertidumbre porque el proyecto deja pocas claridades respecto a qué puede llegar a suceder con los nuevos plazos, que se estiman prolongados hasta marzo.

“¿Qué pasaría con lo que decía el DNU anterior? Allí se plantea que el inquilino podía diferir los alquileres. Si hasta septiembre vos tenías una suba del alquiler, vos podías diferirlo para pagarlo en seis cuotas a partir de octubre del 2020 a marzo del 2021. Además, si generaba cualquier tipo de deuda en ese tiempo, podía pagarlo después con un interés igual al que abona el Banco Nación por el plazo fijo a 30 días. ¿Qué hago yo con el inquilino que generó esa deuda y que tendría que comenzar a pagarla a partir de octubre? ¿Lo tiene que empezar a pagar a partir de abril del 2021 o cuándo? Nada de eso está claro porque el proyecto no indica plazos, ni procedimientos. El primer DNU tenía reglas más claras”, explica y se pregunta la secretaria de CaCIC.

Fuente: La Mañana. La Mañana