Con Morales en el exilio, sigue la tensión en Bolivia
Evo Morales partió anoche en un avión con destino a México. Atrás quedó una Bolivia dividida, con una tensión extrema en las calles, al borde de un estallido de violencia social. Grupos enardecidos, diferencias políticas irreconciliables y policías y militares dispuestos a actuar en operaciones en conjunto en todo el territorio. “Pronto volveré con más fuerza y energía”, anunció el presidente renunciante vía Twitter.
Unas horas antes de que Morales despegara rumbo al exilio, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, decidió sacar a los militares a todas las ciudades y poblaciones de Bolivia para garantizar la paz en el país, aunque dijo que no dispararían contra el pueblo.
El jefe militar respondió a un pedido de Jeanine Añez, vicepresidenta segunda del Senado, a cargo de la presidencia provisional. Según iban reflejando varios medios periodísticos bolivianos, el clima social estaba cada vez más convulso ayer. El Alto, ciudad hermana de La Paz, era el epicentro de las protestas de los partidarios de Morales. El Comando Departamental de la Policía de esa ciudad fue quemado y saqueado. A la vez, una columna de manifestantes partió desde allí en dirección a la capital del país para expresar su rechazo y gritando amenazas contra los opositores.
Ya al atardecer, la Policía había pedido la intervención del Ejército para contener la situación. El comandante de la Policía de La Paz, José Barrenechea, reconoció que los agentes eran “rebasados” por los rebeldes, según consignó el diario La Razón.
Vacío de poder
La jornada de ayer fue turbulenta desde temprano. Mientras Morales oficializaba su renuncia, la vicepresidenta segunda del Senado, la opositora Jeanine Añez, se mostraba dispuesta a asumir la presidencia provisional del país, que le corresponde por línea sucesoria, de acuerdo con la Constitución.
La dirigente llegó desde Beni, en el centro norte de Bolivia, a la plaza Murillo, la sede legislativa de La Paz, y anunció que haría todos los esfuerzos para que el 22 de enero de 2020 haya un nuevo presidente constitucional. Pero unas horas después fue evacuada y camuflada por las fuerzas de seguridad ante la posibilidad de que tomaran la Asamblea grupos ligados a Morales que avanzaban desde los barrios periféricos de la capital.
En principio, hoy por la mañana, se reunirán los asambleístas, aunque todo está supeditado al inestable curso de los acontecimientos. Si bien Añez tiene el respaldo de las fuerzas policiales y militares, y les ofreció garantías de seguridad a los asambleístas para llegar a La Paz, la sesión podría demorarse y prolongarse la situación de acefalía gubernamental.
El Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales, cuenta con la mayoría en las dos cámaras, por lo cual su presencia es necesaria para lograr cuórum.
Horas antes, Morales había oficializado su renuncia por escrito y declarado que empezaba la resistencia. “Iniciamos el largo camino de la resistencia, para defender los logros históricos del primer gobierno indígena”, declaró en un documento difundido por el medio boliviano Página Siete.
Más tarde, el expresidente optó por calmar los ánimos: “Pido a mi pueblo con mucho cariño y respeto cuidar la paz y no caer en la violencia de grupos que buscan destruir el Estado de derecho. No podemos enfrentarnos entre hermanos bolivianos. Hago un llamado urgente para resolver cualquier diferencia con el diálogo y la concertación”, afirmó en tuit que fue retuiteado por el opositor Carlos Mesa.
México le concedió el asilo político a Morales por considerar que el exmandatario estaba en una situación peligrosa. El canciller mejicano Marcelo Ebrard contó que había recibido una llamada en la que Morales le solicitó “verbal y formalmente asilo político” y que se le concedió porque “su vida y su integridad corren riesgo”.
Antinomias
Durante la tarde, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que la salida del poder de Morales debía ser una advertencia para los presidentes de Venezuela y de Nicaragua, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, respectivamente. “Estos acontecimientos lanzan una fuerte señal a los regímenes ilegítimos en Venezuela y de Nicaragua de que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán”, afirmó en un comunicado.
Trump también elogió a los militares que forzaron la salida de Morales: “Estados Unidos aplaude al pueblo boliviano por exigir libertad y a los militares bolivianos por acatar su juramento de proteger no sólo a una persona”.
En tanto la Organización de Estados Americanos (OEA), responsable del informe sobre las irregularidades en el escrutinio del 20 de octubre, rechazó “cualquier salida inconstitucional a la situación” y convocó para hoy a los países miembros a una sesión extraordinaria en la que analizarán el tema.
En términos generales, los gobiernos de izquierda de América latina expresaron su apoyo a Morales y calificaron su renuncia como producto de un golpe de Estado. En cambio, los mandatarios que integran el grupo de Lima fueron más cautos en sus expresiones. El más contundente fue el brasileño Jair Bolsonaro, quien declaró al diario O Globo del domingo: “La palabra golpe se usa mucho cuando pierde la izquierda, ¿verdad? Cuando ganan, es legítimo. Cuando pierden, es un golpe. No entraré en esta narrativa”.
¿Hay una salida para la crisis boliviana? El politólogo Daniel Zovatto opina que es necesario “reencauzar la crisis constitucionalmente con pleno respeto a la hoja de ruta que se establece para estos casos. Además, señala que se deben “aislar a los sectores extremos para evitar desbordes de violencia o soluciones por fuera de la Constitución”.
Por último, dice que es importante “generar un acuerdo político amplio que siente las bases de una transición (sin violencia, odio ni revanchismo) y un proceso electoral con plenas garantías, de manera que las autoridades electas gocen de legitimidad de origen incuestionable”.
Claves de una crisis: Del referendo al caos
Los hechos que derivaron en la actual situación de Bolivia.
Referendo. Como la Constitución promovida por el propio Evo Morales le impedía un nuevo mandato, convocó a un plebiscito para modificarla. Pero perdió la votación el 20 de enero de 2016. El 51,3% votó por el “no”.
Fallo a favor. Morales recurrió al Tribunal Superior Constitucional y en 2017 consiguió un dictamen favorable para presentarse por un nuevo mandato. Tanto la oposición como la OEA expresaron su desacuerdo con el fallo y con la decisión del mandatario.
Elecciones. El pasado domingo 20 de octubre, se celebraron las elecciones en Bolivia. Según la Constitución, se consagraría en primera vuelta el candidato que obtuviera más del 40% de los votos y con una diferencia superior a los 10 puntos porcentuales respecto del segundo.
Escrutinio. El recuento rápido provisorio se detuvo la noche del domingo 20, cuando se habían escrutado poco más del 83% de los votos. En ese momento, la diferencia entre el primero (Morales) y el segundo (Carlos Mesa) era del 7%, por lo que se preveía un balotaje.
Cambio de tendencia. Cuando se retomó el recuento y ya se había superado el 95% del escrutinio, Morales conseguía una diferencia que le permitía en primera vuelta. Sin embargo, uno de los miembros del Tribunal Superior Electoral (TSE), Antonio Costas Sitic, renunció por la decisión del TSE de suspender la difusión de datos el domingo 20.
Fraude y protestas. Debido a las irregularidades, la oposición denuncia fraude y exige nuevas elecciones. El lunes 21 de octubre estallan las protestas en las calles de Bolivia. Se producen incidentes violentos, enfrentamientos con la policía y un saldo de dos personas muertas.
Victoria y rechazo. El 25 de octubre, el TSE difunde el veredicto final de la elección con todos los votos escrutados: Morales vence con el 47,08% a Mesa, quien logra 36.51%. Las protestas continúan en todo el país. La OEA y la Unión Europea sugieren que se realice un balotaje.
Auditoría. A pedido del gobierno de Evo Morales, el 31 de octubre la OEA inicia una profunda revisión del proceso electoral. El Gobierno afirma que los resultados de la auditoría serían vinculantes.
La figura de Camacho. El lunes 4 de noviembre, el presidente del Comité Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, intentó entregarle una carta de renuncia a Evo Morales, pero partidarios del expresidente boliviano se lo impidieron en el aeropuerto de La Paz. Camacho adquirió así una notoriedad que empezó a eclipsar a la del candidato opositor Carlos Mesa.
Crece la violencia. Se producen fuerte enfrentamientos en Cochabamba, mientras en otras partes del país manifestantes ponen barricadas y bloquean vías principales. En Pinto, asaltan la alcaldía, sacan a la alcaldesa, la pintan y le cortan el cabello. El 8 de noviembre, la Policía de Cochabamba, de Sucre y de Santa Cruz se amotinan y se niegan a reprimir al pueblo. La rebelión se replica en otras ciudades.
Informe de la OEA. El domingo, la OEA presente un duro informe en el que dice haber detectado graves irregularidades en el proceso electoral. Poco después, Evo Morales convoca nuevas elecciones, pero no son aceptadas por la oposición, que lo acusa de fraude.
Renuncia. Tras nuevos actos de violencia contra dirigentes oficialistas y, debido a la falta de respaldo de las Fuerzas Armadas, que le sugieren abandonar el poder, Morales renuncia, junto con su vicepresidente, Álvaro García Linera, y varios otros funcionarios de alto nivel.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior