Naftas: menos consumo de Premium y de combustible “productivo”
La energía se considera un bien típicamente inelástico, esto quiere decir que por ser un recurso estratégico su consumo no varía significativamente frente a aumentos o bajas en el precio (en términos generales). No obstante, las distintas formas de energía presentan particularidades, como es de esperar. Así, mientras que la energía eléctrica y el gas son suministros vitales para la producción y, por sobre todo, para el funcionamiento de los hogares de las familias, los combustibles también lo son para activar procesos productivos y para la movilización de los trabajadores, los insumos para la producción, como así también para la circulación de las mercancías terminadas, o, simplemente, para el esparcimiento y recreación de los trabajadores en su tiempo de ocio. Por estas características, es de esperar que el consumo de naftas, GNC y gasoil esté más ligado a los vaivenes de la economía que otros tipos de energía.
Un acuerdo de patas cortas
El oficialismo pactó en mayo pasado un “acuerdo de estabilidad de precios” con las petroleras para mantener congelado el valor del combustible por dos meses en un contexto de alza internacional del petróleo.
El acuerdo, que preveía una compensación del Estado a cambio de que las petroleras demoraran los aumentos (sin contemplar un plan de reinversión del capital), sólo rigió por unas pocas semanas; la inestabilidad económica en términos generales, la corrida cambiaria y el aumento del impuesto a los combustibles que aplicó el Gobierno por fuera de lo consensuado con el sector, hicieron caer lo acordado. En lo que va del año, con el último aumento de diez por ciento anunciado recientemente, la nafta súper acumula un aumento que ronda el 55%. Los analistas advierten que aún no alcanza valores de equilibrio puesto que arrastra un atraso del 10 por ciento respecto a su cotización internacional. A esto hay que sumarle los aumentos del dólar, los más optimistas avizoran una cotización en torno a los $40 para la divisa norteamericana, la inflación del segundo semestre y los traslados producto de eventuales aumentos de la cotización internacional del barril. En efecto es factible que concluya el año con nuevas subas.
Menos “Premium” y más tarjeta de crédito
Por los aumentos de los combustibles líquidos y las repercusiones que la caída de la actividad industrial y la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados pueden tener sobre la demanda de naftas, La Nueva Mañana consultó a Gabriel Bornoroni, titular de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro de la República (Fecac). “Estamos viendo que la gente se pasa a los productos que no son Premium (el diésel común y la nafta súper común) y vemos que se ha incrementado notablemente el consumo con tarjeta de crédito”, la caída del diésel interanual es “la más significativa” puesto que es un “producto productivo” y su caída significa que “están andando menos los camiones” y otros vehículos utilizados para trabajo, concluyó el dirigente del sector.
Del volumen total de naftas vendidas al público en el mes de agosto, la nafta Premium llegó a los valores más pobres del año al representar el 26,8% del volumen total de naftas vendidas en el país, cuando a principio de año significaban poco más del 33 por ciento. Mientras que se percibe un incremento del consumo de la nafta súper que representó 73,2% de las naftas vendidas en el país, es decir, poco más de seis puntos si lo comparamos con la venta de esa nafta en el primer mes del año.
Los informes mensuales que realiza la Fecac sobre el expendio de combustibles muestran que en el mes de julio comienza a percibirse un deterioro en el consumo con un crecimiento interanual de menos de un punto. A esta situación de estancamiento le siguen meses con números en rojo en el volumen total de ventas de combustibles. Durante agosto de 2018, la cantidad de combustibles líquidos (gasoil más naftas) vendidos al público en estaciones de servicio de Argentina disminuyó un 0,5% en comparación con agosto de 2017, con un aumento del 1,8% en el caso de las naftas y una disminución del 3,5% en el caso del gasoil. Mientras que las ventas de GNC se redujeron 7,2% en igual período.
Qué pasa en Córdoba
En la provincia de Córdoba se percibió una merma en las ventas por arriba del promedio nacional. El volumen total de ventas al público de combustibles líquidos en estaciones de servicio de la disminuyó casi dos puntos porcentuales en la comparación interanual. Las mediciones de Fecac arrojan que incrementaron las naftas en 2%, mientras que se percibió una baja en el expendio de gasoil de 5,3%. Del mismo modo, las ventas de GNC disminuyeron un 3,6% respecto a agosto del año pasado.
Respecto a los relevamientos de septiembre, Gabriel Bornoroni señala que “tenemos una caída del diesel de un 3,5% y un aumento de la nafta común de un 1,8%. Lo cual da un promedio de una caída del 1,7% en la comparación con el mismo mes del año pasado, con una caída del GNC de 7,2%”. De este modo, advertimos que el deterioro del consumo de combustible tiene un paralelo con la caída de la actividad industrial, puesto que el saldo negativo del sector productivo comienza en el mismo mes en que la venta de combustibles empieza a arrojar números en rojo. Según Indec, en agosto la producción fabril se desplomó en casi seis puntos, lo cual significó que en el acumulado anual los números de la industria comiencen a dar negativos.
Las estaciones de bandera blanca, con caída del 3,8%
Las estaciones de bandera blanca de la provincia de Córdoba, aquellas que no tienen un contrato de exclusividad con una distribuidora de combustible, tuvieron una caída de ventas de combustibles de 3,8% en agosto. Superando así la caída general promedio a nivel nacional. Desde Fecac explican que los problemas generales del sector, sumado a los trece aumentos que se registran desde comienzo de año, la caída interanual de las ventas, más la presión impositiva, golpean más fuertemente en las estaciones pequeñas que tienen menos capacidad para absorber los desequilibrios. “En el interior donde se utiliza mucho la cuenta corriente, el estacionero vende a un precio y cuando cobra a los treinta días no tiene la cantidad de dinero que se necesita para volver a comprar la misma cantidad de combustible, así que termina perdiendo en la ecuación final. Esto hace que muchas estaciones de servicio estén complicadas financieramente”, advierte Gabriel Bornoroni.
Menos estaciones de servicio
Según indica una investigación de infobae sobre el sector, de acuerdo a información oficial suministrada por la Secretaría de Energía mediante el Listado de Operadores Autorizados para comercializar combustible, a principio de año se registraban 4.909 estaciones de servicio. De modo tal que entre mayo del año pasado y enero del 2018 (período de análisis de la investigación) se observan 52 estaciones menos registradas. En los siete meses señalados se percibió una reducción de establecimientos a razón de un cierre cada cinco días. La última actualización del listado dice que en todo el país hay habilitadas 4.894 bocas de expendio para la venta al por menor.
De acuerdo al Balance Energético Nacional presentado anualmente por el Ministerio de Energía (hoy devenido en secretaría) vemos que la cantidad total de diésel oil y gas oil producido en el país durante el año 2016 y el 2017 está por debajo de la producción total de estos combustibles registrada en el 2015. El dato es llamativo puesto que desde que Mauricio Macri es presidente las naftas aumentaron más de un cien por ciento. Sin embargo, esas subas que significan mayores márgenes de rentabilidad para las empresas petroleras no se tradujeron en más inversión, ni en un aumento de los combustibles producidos.
Por otro lado, los relevamientos de Indec sobre intercambio comercial muestran un aumento de las exportaciones de combustibles. En el acumulado de los ocho meses de este año ya se exportaron USD 2.468 millones contra los USD 1.366 millones que significaron las exportaciones de combustible durante el mismo período del año pasado. De lo anterior se concluye que si se profundiza la tendencia de aumento de exportaciones con un estancamiento de la producción de combustibles habrá peligro de desabastecimiento.
Fuente: La Mañana. La Mañana