El personaje del año
Es habitual que al final de cada año los medios periodísticos realicen un balance o repaso del mismo y muchas veces propongan elegir un personaje (generalmente un famoso, un deportista, un político o un artista).
El domingo 27, último domingo del 2020, escuchaba una radio de alcance nacional, donde participaba la gente con mensajes y elegían diversos personajes que iban desde el Kun Agüero, pasando por Iván Drago, llegando a Rodrigo Vagoneta, entre otros.
Para mis adentros pensaba en que el único “personaje del año”, aún sin serlo, fue lamentablemente el Coronavirus Sars2 Covid 19. Creo sin temor a equivocarme que, desde la segunda guerra mundial ningún otro evento provoco las consecuencias, sanitarias, económicas, políticas, psicológicas y de cambio de relacionamiento, costumbres y tradiciones humanas como lo hizo “el coronavirus”.
Ahora bien, mucho se ha trabajado, opinado, polemizado, disentido y coincidido, respecto de este “impensado y lamentable personaje Mundial” pero el virus siempre estuvo ahí entre nosotros, implacable en sus consecuencias sobre todo cuando muchos de nuestros afectos fueron victimas de él y familias enteras han tenido que sobrellevar la carga de haber perdido seres queridos.
Muchos dirán (con absoluta razón) que un virus no es un personaje ya que el diccionario define como tal a una “persona que por sus cualidades conocimientos u otras actitudes, destaca o sobresale en una determinada actividad o ambiente social” y entonces ajustándome a la definición elijo a Hipócrates de Cos, y Ud. se preguntará ¿porque el griego padre de la Medicina?, si vivió hace aproximadamente 2500 años.
La elección se sustenta en que su legado ético orientó y orienta a las ciencias médicas, y mediante este debemos reconocer a los mayores protagonistas del año: los equipos de salud, para ellos nuestra mayor admiración y respeto.
La anterior afirmación es extensiva a tantas personas esenciales que sin dudar dieron todo de sí, aun arriesgando su vida para tratar de brindar soluciones ante el año más difícil de nuestra existencia.
El reconocimiento a Hipócrates tiene que ver con la ética de aquellos que de manera sistémica y sin descanso investigan en pos de desarrollar vacunas, tratamientos y soluciones para mitigar los efectos del virus, y porque no de lograr su cura definitiva.
Finalmente, quiero agradecer a DIARIO SAN FRANCISCO por la generosidad de permitirme reflexionar sobre temas de gestión como lo fueron los presupuestos con perspectiva de género, la coparticipación federal de impuestos, la educación superior y también la licencia de escribir sobre un ídolo y “personaje” popular como lo fue Diego Maradona.
Para el próximo año quedará para analizar si El COVID 19 fue un cisne negro o no, tomando la conocida perspectiva de Nassim Taleb respecto de que si era un evento o acontecimiento inesperado e impredecible que produce consecuencias a gran escala y sobre el que se pueda dar una explicación a posteriori: aunque imprevisible, un cisne negro puede analizarse racionalmente una vez que a pasado para encontrar las señales que apunta a que ocurriría.
Reflexionar también sobre los desafíos de integración de personas, ante la crisis económica, educativa y cultural que estamos atravesando como consecuencia del virus, también el acortamiento de la brecha digital, pero ello quedará para el 2021.
En el último día del año deseo brindar con esa palabra que acompaña mayoritariamente los brindis que es “SALUD” hoy como nunca se vuelve lleno de contenido este deseo para el año que se aproxima.
(*) Diplomado en Gestión Pública.