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Se conmemora este lunes el Día del Investigador Científico

Se instauró el día 10 de abril en homenaje al nacimiento de Bernardo Houssay, que fue cofundador del Conicet y primer Premio Nobel latinoamericano.


Como manera de rendir homenaje a los hombres y mujeres de ciencia, el 10 de abril se instituyó el Día del Investigador Científico. Fue en memoria de Bernardo Houssay (nacido en 1887), cofundador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y el primer argentino y latinoamericano en ser galardonado con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1947. 

En el país donde un ministro de Economía mandó a los científicos del Conicet a “lavar los platos”, las expectativas están dadas en que se sostenga el financiamiento estatal a la investigación científica que, como muchas cosas, ha sufrido avances y retrocesos a través de los años. 

«¡Que se vayan a lavar los platos!», fue la reacción de Domingo Cavallo en septiembre de 1994, luego de que la socióloga e investigadora Susana Torrado advirtiera sobre las consecuencias para la ciencia de la aplicación de políticas neoliberales.

El descuido de esta área fundamental para el desarrollo del país, comenzó a revertirse en 2003, cuando durante la presidencia de Néstor Kirchner se decidió el traspaso de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a la órbita del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.

Y un paso más importante aún fue la elevación al rango de ministerio en 2007, una decisión política histórica, que apuntó a consolidar la promoción de la ciencia y la tecnología por parte del Estado. 

Pero en 2018, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva fue eliminado por el presidente Mauricio Macri, bajándolo a Secretaría de Estado. Las consecuencias de la política en la materia en el período 2015-2019, no fueron otras que la drástica reducción del número de becarios e investigadores, la caída de los salarios y becas y la restricción de recursos para el funcionamiento de institutos y centros de investigación. En 2019, Ciencia y Tecnología recuperó el rango de ministerio. 

Apoyar la investigación científica 

 El histórico dilema en el que se debate la Argentina, entre ser un país que centra sus políticas en la exportación de materias primas sin elaborar y en la valorización financiera, y un país que avanza hacia la industrialización, con el agregado de valor a las mercancías que vende al mundo y apuntando a la creación de empleo de calidad, es lo que en definitiva determina la decisión de parte del Estado de invertir o no en ciencia y tecnología.

Eduardo Garbarino es investigador del Conicet, además de docente en la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC. Retornó en 2008 al trabajo en Argentina, a partir de formar parte de uno de los programas de “repatriación de científicos” y hoy centra su tarea en el estudio de los ritmos biológicos a nivel celular. “Desde 2015 hasta 2019, disminuyeron en todos los niveles las inversiones del Estado. Es el caso de programas específicos como Arsat e Invap; además, se privatizaron cosas o se dejaron de hacer otras”, indicó. 

Históricamente Argentina es uno de los países que más invierte en ciencia y tecnología en la región, aunque en estos años se ha emparejado. México, Brasil o Chile, elevaron considerablemente sus presupuestos para el área.

El investigador no duda sobre qué implica ajustar el gasto, como lo indican algunas propuestas políticas. “Achicar el Estado es ajustar el presupuesto en educación, salud y ciencia y técnica. Y está el dato de que la única partida que aumentó en términos reales con el macrismo fue la de seguridad”. 

Respecto a las dificultades que enfrenta a diario en su tarea científica, refirió a cómo debe lidiar con las continuas devaluaciones. “Todo lo que uso para la investigación es importado. Un pedido de subsidio y la aprobación del proyecto que presento, puede demorar hasta un año y otro hasta que comienza a pagarse. Se nos hace muy cuesta arriba con el tema inflación. Para los que hacemos investigación con insumos en dólares es un problema grande”.

Y Garbarino concluyó con estos datos duros: “En 2019, cuando concluye el Gobierno de Cambiemos, la inversión en ciencia y tecnología estaba en 0,22 por ciento del Producto Bruto, se había reducido un 42 por ciento respecto al 0,35 que teníamos en 2015. Alberto Fernández la llevó al 0,31%, lejos todavía de la inversión máxima alcanzada durante el Gobierno de Cristina Fernández. Si se cumple con lo que dice la ley de Financiamiento en Sistemas de Ciencia y Técnica, en 2032 debería llegar al 1 por ciento”.

Como dato relevante, y para apreciar la diferencia con otros países que sí apuestan al desarrollo científico, Corea del Sur e Israel invierten en ciencia y tecnología el 4 por ciento de su Producto Bruto Interno.

 La Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia

 En febrero de 2021 el Congreso Nacional aprobó el proyecto de ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

La norma establece el incremento progresivo y sostenido del presupuesto nacional destinado a la ciencia y la tecnología hasta alcanzar, en el año 2032, como mínimo, una participación del 1% del Producto Bruto Interno (PBI).

Se prevé que el incremento de la inversión esté destinado a promover la federalización del sistema científico tecnológico, desarrollar la matriz productiva, generar empleos de calidad, visibilizar los avances científicos tecnológicos, promover la formación de profesionales, incrementar la infraestructura y equipamiento, generar incentivos para la inversión del sector privado, propiciar la participación de las mujeres y la población LGTBI+, jerarquizar la investigación científico tecnológica y contribuir al desarrollo del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.