Seis mil camiones por día entran a Córdoba: un desafío para evitar la circulación del virus
Más de seis mil camiones por día ingresan a la provincia de Córdoba, aun en tiempos de pandemia económica. Con mayor actividad, solían rozar los 10 mil.
El mayor tráfico se da con el área metropolitana de Buenos Aires, y el más intenso del internacional es un ida y vuelta con Brasil y Chile. Justo, tres sitios con una muy activa circulación comunitaria del nuevo coronavirus.
Como provincia que parece tener contenidos (no controlados) sus focos de contagio, Córdoba asume que uno de sus mayores riesgos de nuevos brotes está representado por el ingreso de personas desde esas otras jurisdicciones en las que el SarsCoV-2 no deja de multiplicarse.
En ese marco, el Gobierno de Córdoba acentuó en los últimos días sus anuncios sobre mayores controles en las rutas de acceso a la provincia. Sin embargo, el blindaje total resulta imposible si la idea es limitar pero no prohibir el tráfico interprovincial.
Aun con más controles, unos seis mil camiones seguirán entrando a Córdoba y al menos el doble, o quizá el triple, de otros vehículos.
Sólo en San Luis se ensayó un esquema altamente restrictivo de acceso a todo el tráfico: tanto que ha generado conflictos y hasta demandas judiciales.
“El gobernador de Córdoba ha planteado la necesidad de reforzar los controles en rutas pero sin impedir la circulación”, señaló Pablo Trapani, presidente de la Fecotac, la federación que nuclea a los transportistas de cargas en la provincia.
“Entendemos como necesario que se controle bien para evitar que ingrese el virus, y también por la salud de los camioneros. Sólo pedimos que las demoras no sean excesivas y que se eviten los malos ratos, para evitar tensiones”, señaló el dirigente empresario.
Pero el control no es sencillo. Fuentes del Gobierno provincial admiten que los recursos humanos y logísticos no alcanzan para montar un puesto de control en cada ruta de acceso. Mucho menos para hacerlo durante las 24 horas. Además, hay cientos de caminos secundarios que suelen usarse para esquivar los puestos.
Puestos fijos
La Provincia montó la semana pasada puestos fijos en las principales 11 rutas de acceso. “Por ellas ingresa el 90 por ciento del tráfico”, señaló Claudio Vignetta, del Centro de Operaciones de Emergencias (COE).
Además de exigir el permiso de circulación, ahora se agrega una declaración jurada sobre el origen y el destino, la toma de temperatura y un test de olfato a cada conductor. También, se registra su celular para gelocalizarlo durante todo su recorrido.
Pero en tres accesos (los de mayor tráfico) se agregó una batería más pesada: testeos serológicos o hisopados, para los que llegan desde las regiones con mayor circulación del virus. Esos tres puestos fueron montados en el cruce de rutas 19 y 158 (en San Francisco, en el este provincial), en la 8 (en Arias, en el sur cordobés) y en la ruta 9 (autopista Córdoba–Rosario). En este último caso, ante el impedimento legal de paralizar vehículos sobre una autopista, a los camiones se los deriva hacia un puesto sobre la vieja ruta 9.
Los controles son hasta las 21. “Ya estamos viendo que muchos acomodan sus horarios para pasar de noche, por lo que buscaremos extenderlos”, señaló Vignetta.
En esos puestos también se hacen similares controles a los automovilistas, sobre todo provenientes de “zonas rojas”. Pero, por ejemplo, sobre la autopista no son posibles. El COE imagina ahora montar para ellos un puesto con desvío a la altura de Villa María.
En el de San Francisco, por caso, en ocho días se sumaron mil controles y un caso positivo allí fue detectado: un camionero de Brasil al que no se le permitió continuar.
¿Playas de transferencia?
Semanas atrás, el COE evaluó generar playas de transferencia de cargas para que los camiones sólo bajaran mercaderías o insumos en esos sitios, sin llegar a sus destinos finales.
San Luis hace eso: montó tres playas en toda la provincia y sólo allí debe dirigirse el transporte de cargas. En esos sitios, unidades de las empresas remitentes deben concurrir por su cuenta y cargar para llevar a destino, con cero contacto con el chofer de la unidad que llegó desde otra provincia.
“Se evaluó pero quedó descartado, al menos por ahora. El volumen de mercadería y la cantidad de camiones es enorme en Córdoba. Sólo a la Capital llegan más de tres mil por día. La logística sería muy complicada, con otros riesgos”, comentó Vignetta.
El “modelo” puntano
“San Luis es un caso extremo, una locura, una falta de respeto. A los camiones que pasan de provincia a provincia, se los escolta con un móvil policial de límite a límite, durante cinco o seis horas, y el conductor no puede bajar ni al baño. Y a los que deben ir a las tres playas de transferencia internas, se les exige que se queden 14 días de cuarentena allá y hasta que se paguen el hisopado”, señala el transportista Trapani, de Fecotac.
El Gobierno de San Luis admite que su modelo puede ser el más restrictivo del país. Pero, hacia adentro, se justifica con el logro de que esa provincia hace dos meses que no tiene casos de Covid-19.
En Córdoba, ese esquema puntano genera otros dilemas. Trapani relató que, por ejemplo, en Vicuña Mackena se acumulan camioneros de Argentina y de Brasil que duermen allí antes de pasar a San Luis, donde “no los dejan ni bajar en todo el trayecto”.
“Los camioneros y el sindicato están molestos. Hay que evitar que haya sucesos de tensión más complicados”, advirtió el empresario.
Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior