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«Sentimos mucha tristeza por dejar nuestra gente, pero San Francisco es un buen lugar para criar a nuestros hijos»

Este sábado 4 de septiembre se conmemora el Día Nacional del Inmigrante, instituido por el poder ejecutivo nacional en el año 1949. La fecha corresponde al día en el cual se firmó el primer decreto argentino que fomentó la inmigración, en el año 1812.

En San Francisco existen numerosas personas que se establecieron en la ciudad provenientes de muchos puntos del globo. Y luego de tanto tiempo, aún hoy siguen llegando viajeros del mundo que eligen la ciudad para comenzar una nueva vida. DSF dialogó con dos familias de inmigrantes, de Brasil y Venezuela, quienes comentaron cómo es su vida en Argentina.

Erika Narváez es venezolana, tiene 41 años, y vino al país hace dos años acompañada de sus tres hijos, Diego de 12 años, Adrián de 6 años y Nathalia de 5 años, y de su esposo William Cordovez, de 47 años. Decidieron emigrar de Venezuela por la situación que se vive en dicho país.

“William es Optómetra, por la situación que se vive en Venezuela decidió emigrar en el 2018, desde Venezuela comenzó a enviar currículos, fue entrevistado vía telefónica por el dueño de un Laboratorio óptico y al llegar aquí en Argentina tuvo la entrevista personal y fue contratado de inmediato gracias a Dios, y desde entonces trabaja con las mismas personas, comenzó trabajando en Buenos Aires y luego del mismo trabajo lo enviaron acá a San Francisco”, comentó Erika, quien agregó que en un principio vino solamente él y luego pudo enviarles dinero para que se trasladara toda la familia.

Sobre su salida de Venezuela, Narváez comentó: “mucha tristeza por dejar a mi gente, y con mucho miedo de que no nos dejaran salir del país ya que había tantas restricciones, el viaje duró 4 días, contraté a un taxista para que me llevara desde donde vivía hasta Boa Vista (Brasil) y en cada puesto policial decíamos que estábamos de paseo. Bueno, al llegar a Brasil sellamos la entrada en migraciones y luego pudimos abordar el avión que nos traería a aeropuerto de Ezeiza”.

Erika cuenta además que ella es Licenciada en Contaduría Pública, pero que debido a los requisitos solicitados no pudo validar su título. “Solo me traje el título apostillado, así que atiendo a mis hijos y trabajo media jornada como cadete para una empresa”, añadió.

Aunque extraña mucho a su país y a su familia, Narváez expresó que fueron muy bien recibidos en Argentina. “Hay oportunidades de crecer en lo profesional y personal, siempre estamos en un constante aprendizaje. Aquí en San Francisco es un lugar chico, tranquilo, bueno para criar a nuestros hijos que están chiquititos, todo queda cerca, y hay excelentes escuelas”, indicó.

Para finalizar, dijo que no ve cosas negativas en el país: “nada negativo gracias a Dios, siempre tratando de aprovechar al máximo los que nos brinda este país, con buena actitud y con un corazón agradecido”.

 

De Camboriú a San Francisco

Por otro lado, Adriana Pereira Paiva y José Marciano do Amaral vinieron en auto desde Balneario Camboriú junto con su hija Bianca Paiva do Amaral de 12 años, y sus dos mascotas Batuta y Estacho. Se establecieron en San Francisco para “ayudar al arranque de una empresa en Parque Industrial”.

“Vivimos hace 3 años en Argentina, mi marido sigue trabajando en esa empresa y yo elegí ser ama de casa. Nos recibieron muy bien, fueron muy gentiles y amables. Extrañamos nuestro país, nuestra familia, amigos y las playas”, señaló Adriana.

Bianca dijo estar muy feliz con la escuela a la que asiste: “fueron muy amables y hasta dejaron a mi madre acompañarme a la escuela en las dos primeras semanas. También hay muchas personas en la escuela que me ayudaron mucho, como mis dos mejores amigas, mi primera profesora argentina, Marcela, que de verdad la tengo como una segunda profesora favorita después de la que me enseñó a escribir y leer correctamente. Estoy muy agradecida con la escuela Rafael Núñez que me ha acogido y ayudado, y lo siguen haciendo a diario”.

Tanto Adriana y José, como Bianca, relataron que, al principio, apenas llegaron, recibieron burlas y comentarios de mal gusto, pero que le restaron importancia. “Sigue siendo un lugar muy lindo y agradable”, agregó Bianca.

“Podemos hablar de muchos puntos positivos sobre Argentina y San Francisco como por ejemplo su amabilidad y sus hermosos panoramas, además de la comida que es muy rica”, finalizaron.

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